En 1989, el director Robert Dyke ( Timequest, InAlienable) y el guionista Tex Ragsdale realizaron una película de ciencia ficción titulada Moontrap: Trampa en la Luna, en la que se descubría la existencia de una cultura alienígena en la Luna con intenciones bastante hostiles hacia la Tierra. Casi 30 años después, ambos los dos deciden poner en marcha una secuela, o un remake, o un algo... creo que ninguno de los dos tenía la más mínima idea de que querían hacer con Moontrap: Target Earth.
Una nave espacial de 14,000 años de antigüedad se descubre en una excavación en la Tierra. Creada por una civilización humana desconocida, se vuelve a activar, llevando a una joven científica a la Luna donde encuentra una inteligencia robótica que custodia la sabiduría de esa civilización perdida.La primera parte contaba con las interpretaciones de Walter Koenig (, Luna de Miel Fatal) y Bruce Campbell ( Posesión Infernal, Maniac Cop). En esta secuela o lo-que-sea tenemos a Sarah Butler (Escupiré sobre tu Tumba, La Enfermera) y Charles Shaughnessy ( La Nanny, Un Vampiro para Mamá).
No he visto Moontrap: Trampa en la Luna, así que no puedo establecer una comparativa y decir si es mejor o peor o si va del mismo palo. Lo que sí sé es que Moontrap: Target Earth es mogollón de confusa. La mayor parte del tiempo se mueve entre la realidad, el sueño y los mensajes que la protagonista recibe de una antigüa raza, sin que se nos explique claramente qué es cada cosa y si tienen o no relación con la trama.
La estupidez de los personajes resulta irritante, así como lo absurdo e irreal de sus decisiones y de muchas acciones. Por poner un ejemplo, dos personajes espían una excavación donde pasan cosas feas, son descubiertos y uno de ellos es tiroteado por un helicóptero que lo ilumina con sus potentes focos; al otro no lo tocan (creo que tampoco lo ven), y eso que estaban juntitos. Y así más.
Un metraje de 80 minutos que resulta ser una colección de escenas apenas unidas por una trama que no se sostiene, que no se explica y que no se entiende. Parece ser que la película se intentó levantar durante varios años a través de proyectos de crowfunding que no tuvieron mucho éxito y da la impresión de que se fue rodando a trozos según se iba consiguiendo dinero.
Además hace uso y abuso de un CGI de lo más cutre y cantoso. Digo yo que si no tienes presupuesto para unos efectos especiales medianamente decentes, úsalos sólo cuando sea estrictamente necesario y no en todo momento que sea posible aunque no haga falta para nada.