Nuestra primera parada era el Museo de Historia Natural, fuimos a Victoria Station a comprar nuestra TravelCard y allá nos fuimos. Llegamos antes de tiempo, pero ya se estaba formando la cola en la entrada, por lo que no nos dió tiempo a pasear por los alrededores. La entrada es gratuita y si quieres el plano (aunque no te será necesario) deberás pagar 1 libra.
Visitamos la zona de los dinosaurios, la de los mamíferos y poco más. Me apetecía verlo porque de pequeña tuve una buena época en la que quería ser paleontóloga y le contagié la afición por los dinosaurios a mis dos sobrinos mayores, por lo que también me apetecía verlo para poder contárselo a ellos. De todas formas, este lugar lo recordaremos como aquel en el que se nos estropeó la cámara de fotos :-(
De allí nos fuimos a la Torre de Londres. Usamos el descuento de 2x1 y pagamos, en total, 20,90 libras. En ese precio se incluye la aportación "voluntaria" para el mantenimiento de la Torre. Es un gran complejo con varios edificios.
La Torre de Londres ha sigo palacio, fortaleza, prisión y escenario de ejecuciones. Si en Buckingham hay un cambio de guardia, aquí está la Ceremonia de las llaves, pero si queréis estar presentes, tendréis que pedir cita con bastante adelanto y por escrito.
Podréis visitar las Joyas de la Corona y la Torre Blanca. En el primer edificio vereis las joyas má representativas de los reyes ingleses, como por ejemplo, las coronas que llevaron en sus coronaciones. La Torre Blanca de Guillermo el Conquistador se terminó en el 1100 y marca el comienzo de la Torre como palacio y fortaleza. En ella se encuentra la Armería Real (unos días antes habíamos estado en el Palacio Real de Madrid y no pudimos evitar las comparaciones. Para nosotros, es mucho más espectacular la de Madrid).
Los cuervos están muy presentes en el recinto, ya que según la leyenda, auguraron a Carlos II que si los cuervos se iban de Londres, el reino y la fortaleza se vendrían abajo.
Era hora de comer y aprovechamos que había un Subway justo enfrente para reponer fuerzas (2 bocatas, dos bebidas, una cookie y un paquete de patatas, 9,88 libras)
Cogimos el metro y nos fuimos a otra de las atracciones más conocidas, la gran noria, el London Eye. He de decir que a mí no me llamaba mucho, ya que no había escuchado precisamente buenas críticas, pero a Nostromo sí que le apetecía bastante. Nosotros no usamos aquí el 2x1. Habíamos leído en varias páginas antes de ir que los descuentos aquí no eran válidos y en el catálogo que cogimos en la estación de trenes tampoco aparecía, por lo que pagamos las dos entradas, 38,80 libras los dos.
Ahora bien, si habéis leído los post anteriores sobre la ciudad, sabréis que ya surgieron las dudas en el primero de ellos respecto a este tema. Hay gente que fue más o menos los mismos días que nosotros y que sólo pagaron 1 entrada, por lo que pensé que como nuestros descuentos tenían validez hasta octubre y los nuevos hasta abril, que se habria añadido en la última revisión; pero también hubo gente que viajó en el 2011 y que tampoco pagó las 2 entradas, así que estoy un poco confundida, jeje. Puede que las atracciones vayan cambiando por meses, no lo sé, el caso es que pudimos ahorrarnos un dinerito y no lo sabíamos y eso dueeeeele, jeje.
Creo que tiene un precio excesivo, las vistas son bonitas, pero más que nada para el Big Ben y el Parlamento.
En nuestra estancia en Londres nos quedaron muchas cosas por hacer y por ver, entre ellas ir a un pub típico y eso que cerca del hotel habíamos visto unos que hasta había un gaiteiro tocando en el la puerta (permitidme la licencia del gaiteiro y no del gaitero), pero había una que no queríamos perdernos y era tomar el té con esa torre de dulces que se ven en las películas.
En el catálogo de descuentos encontramos un local que ofrecía este servicio bajo el sugerente nombre de "Confessions of a Chocoholic" y a pesar de su excesivo precio, 29,50 libras sin incluír la propina de 12,5%, decidimos ir.
Resultó estar dentro del Hotel Hilton y aunque ninguno de los dos queríamos entrar, la tentación fue mayor. Puedo deciros que no fue gran cosa. Para empezar te traen la carta para que escojas los sandwiches (aunque si juntas todas las partes no harán ni una rebanada completa) y los tés para que los huelas y decidas cual quieres y luego te traen la pirámide de dulces. Ni siquiera nos trajeron dos de cada uno, por lo que tuvimos que partirlos todos para conseguir probarlos todos los dos. Estaba rico, pero no fue ninguna maravilla.
Cuando salimos nos adentramos en Hyde Park, tomado por una gran mercado navideño. Había muchísimos puestos de comida y de bebida, incluso de chocolate con churros, de decoración, atracciones para los más pequeños....
Y esto fue prácticamente lo último que vimos en nuestro viaje a Londres. Hace tres semanas que hemos vuelto y ya nos gustaría volver a estar allí.
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