Revista En Femenino

2250.- La segunda opinión

Por Siona @laboresenred
Estoy en pleno proceso de quitarle el aparato a la mayor o "los brackets", como les llaman ellos ahora. Después de dos años con ellos puestos, más otros tantos aparatos que llevó anteriormente para cuadrarle la mordida, sacarle el mentón hacia fuera y no se ¡cuántas cosas más! Y ésto significa, no sólo un tremendo desembolso económico sino también de tiempo porque hay que ir a revisiones una vez al mes y, por supuestísimo, todo el dolor y molestias pasados por la niña.

2250.- La segunda opinión

vía www.weheartit.com

El caso es que creo que es una cosa que hay que hacer. Sí o sí. Ya se que nosotros no todos llevamos brackets y no tenemos más problemas (o sí). Ya se que ahora nos metemos en unas historias (como la celebración de los cumples del miércoles pasado) que nuestros padres no hicieron con nosotros y aquí seguimos vivitos y coleando.
Sin embargo, mientras que algunas de esas cosas sí considero que son chorras e innecesarias, el dentista no. Tengo amigas que ahora, sobrevolando los cuarenta, han tenido que ponerse aparato y han sufrido un dolor horroroso porque no es lo mismo nuestras bocas y encías ya bien duritas que las de una niña de once años blanditas y moldeables. Sin contar el estupor de tener que sonreír, en esta (jodía) década, con toda la boca llena de hierros. ¡Cómo si no tuviéramos suficiente con las arrugas y barrigas varias!
Y vosotras os preguntaréis el por qué del título, el por qué de la segunda opinión. Pues porque siempre ando a la gresca con este tema. Considero que una segunda opinión es buena, siempre y cuando, el médico al que les has consultado no te guste nada de nada. No tengas "feeling" o no te convenza por algún comentario inadecuado o inoportuno. Por el contrario, y en el caso de algún tratamiento para los niños, nunca pediría una segunda opinión por un tema económico (a no ser que no pueda pagarlo pero entonces no estaría en una consulta privada si no, en la Seguridad Social o en un dentista del seguro más económico que uno privado).
No soy médico y por tanto, sólo puedo "juzgar" al médico por un tema más de "sensación" que porque pueda valorar sus conocimientos.
Por otro lado, confieso que estoy contenta con la dentista. Me la recomendó mi pediatra y ya sabéis que yo soy muy obediente y si confío en el pediatra, y confío, pues también debo confiar en los médicos que me recomienda para mis hijos.
Ahora también es bien cierto que es una dentista cara. Seguramente, si hubiera pedido una segunda opinión en otra clínica, probablemente habría sido más barata (o no) pero, es aquí cuando empieza el dilema: confías en el segundo, te ahorras unos eurillos que no vienen nada mal y pueden ocurrir dos cosas, que la jugada te salga redonda y que el dentista además de más barato sea igual de bueno y la niña luzca sonrisa cual Claudia Schiffer. O bien, que te ahorres un dinerito pero la niña salga con los dientes cada uno para un lado y te tengas que volver con el rabo entre las piernas a la cara primera opción que además te saldrá más cara porque tendrá que resolver el desaguisado que ha liado el barato.
También puede ocurrir que ya puestos a pedir opiniones, pidas una tercera o una cuarta, ¡por qué no! Ya que te pones y vas pidiendo opiniones y presupuestos... Pero entonces no sabrás cuál de todos esos dentistas es el mejor y más económico porque, a esas alturas, ya tendrás un lío tremebundo con tanto presupuesto y tanta opinión. Y la niña (o el niño) estarán hasta el moñete de abrir la boca y de recorrerse cual peregrinación los dentistas de la comarca.
Yo no pedí más. No consulte con ninguno más. Allí llegué y allí me quedé.
Una tarde, mientras esperaba a que terminaran con la niña,  una mamá me comentó "¡qué harta estoy de esperar! pero le dejaron la boca tan preciosa a mi hija mayor que he querido volver con el pequeño"
¡Pues eso me va a pasar a mí! Yo todavía no he contemplado la boca de la niña sin los hierros pero tiene pinta de estar perfecta y ella guapísima. Así que, volveré con el mediano que ya ha estado y ya lo ha sufrido un poquito y, volveré con el pequeño porque ese sí que lo va a necesitar más que un cocido porque, con seis años, tienen cada diente mirando para un sitio y unos huecos de impresión.
Y no pediré segundas opiniones porque, cuando las cosas están bien hechos, ¿por qué cambiarlas?
Y vosotras, ¿habéis empezado ya con el tema "brackets"? ¿Sois de pedir segundas opiniones médicas? ¿Cómo decidís cual es la mejor?

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