El invierno no ha terminado y ha llegado la cuaresma.
Después del despiporre de los carnavales, vienen 40 días con sus cuarenta noches dedicados tradicionalmente al ayuno, la meditación y el recogimiento. Es una especie de "modo espera" hasta que termine el invierno y comience de nuevo la primavera.
Pieter Brueghel el Viejo pintó el Combate de Doña Cuaresma y Don Carnal (vía Wikipedia)
Es tiempo de ayuno, queda prohibido comer carne. Siendo rigurosos los platos se centraban en cosas sencillas, calientes, como protagonistas el pan, agua, aceite y ajo para dar saborcillo a la cosa. Hay que destacar también el uso de las legumbres, las diversas variedades de potajes de garbanzos y judías típicos de cada casa. Con el tiempo se empezaron a permitir huevos, leche y pescados. Se desarrolló el empleo del salazón para llevar pescado a zonas de interior y con ello la inmensa variedad de platos de bacalao que podemos disfrutar todo el año.
Por otro lado tenemos los postres típicos de esta época del año. A falta de carne, los postres no pueden ser más nutritivos, algunos de ellos con una importante carga calórica. Vamos, que comeremos poco, pero hambre no pasamos tampoco.
Como hace fresquete estos días, vamos a por unas sopas tan sencillas como clásicas. Una de ellas es la favorita de mi abuela y, como recurso de mínimo esfuerzo parar el invierno, también la mía: la sopa castellana o sopa de ajo. Con huevo o sin el, con virutas de jamón fuera de la temporada de cuaresma o sin ellas. Jugosa y caliente.
Sopas de ajo (vía Burgospedia)
La sopa de cebolla también es un clásico de este tiempo, si además le añadimos queso y ponemos a gratinar queda un plato delicioso.
Sopa de cebolla gratinada (vía Salseando en la cocina)
Como he mencionado los potajes de toda índole. No quería decidirme por uno concreto, cada región y cada casa tiene su manera de hacerlo: combinando garbanzos, judías o ambos, añadiendo verduras como acelgas o espinacas, metiendo "buñuelitos" de pan, con o sin bacalao, con o sin huevo picado... El potaje es un mundo en si mismo que quizá un día tenga su propia recopilación.
Potaje de garbanzos, espinacas y bacalao (vía Mi puchero)
El bacalao es el rey de la Cuaresma y la Semana Santa, sumamente versátil, podemos encontrarlo con todo tipo de salsas. Aquí os pongo un clásico, al pilpil.
Bacalao al Pil Pil (vía Cukirecetas)
Incluso en ensalada, como la que se prepara en mi casa de trocitos de bacalao con cebolla, aceitunas negras, pimentón y chorretón de aceite de oliva. He intentado encontrar "mi versión" pero veo que la gente hace lo mismo con tomate e incluso con naranja. Lo dicho, cada maestrillo tiene su librillo.
Ensalada de Bacalao (vía Cocina Facilísimo)
Postres típicos de esta temporada son las torrijas, aquí, una vez más, os pongo la sencilla pero sabrosa versión que tomamos en mi casa: sin almíbares ni movidas, sólo rebozadas mientras están calientes en azúcar cargadito de canela. Así también las ponen, con su vinillo dulce, en la Casa de las Torrijas en el centro de Madrid. Llevad allí en cualquier época del año a vuestros amigos guiris, porque no hay sitio más castizo ni más fetén.
Torrijas (vía Cocinillas)
El arroz con leche es otro clasicazo que no falta en ninguna casa y, según la wikipedia, prácticamente en ningún lugar del mundo. Deleitemonos, que no lleva carne tampoco.
Arroz con leche, con canela, al estilo mediterráneo (vía Wikipedia)
¡¡Que aproveche!!