Revista Viajes
Si leísteis la entrada anterior, os daréis cuenta de que hace poco estuvimos en un SPA por primera vez. Se trata del Hotel Spa Vilavella en A Mezquita, en la provincia de Ourense, muy cerquita de Castilla - León y de Portugal.
Hace unos meses, Turgalicia hizo varios sorteos, entre ellos una Estancia romántica en este SPA. Incluía el alojamiento, el desayuno buffet (o en la habitación), detalle de bienvenida (un benjamín de cava), cena romántica y acceso ilimitado al SPA. Estaba valorado en 160 euros para dos personas.
Está situado en la aldea de Vilavella en una antigua posada y choca su situación, al lado de una carretera general. La puerta de entrada está justo al lado de la acera y tiene varias viviendas adosadas.
Aunque su aspecto exterior se mantiene, el interior es bastante moderno, sobre todo en las instalaciones y en el mobiliario. Luego hay aspectos que no me parecen modernos ni me gustan. Sobre todo encontrarte el techo de hormigón con las vigas de metal como si estuvieras en una nave industrial. Hace que el lugar sea frío. Y el tema del baño ya me parece ridículo.
Ya hemos estado en varios hoteles que se van de modernos y te plantan la puerta del váter transparente. No puedo entenderlo. Puede que yo sea muy tiquismiquis, pero me gusta tener intimidad y no le veo la necesidad de ver a mi pareja sentada haciendo sus necesidades. En este, para más inri, las puertas no llegaban al techo, por lo que se oía y se veía todo. De verdad que me cuesta entenderlo. Además, el baño en sí no tenía puertas. Estaba literalmente en la habitación. No me explico muy bien, pero os dejo unas fotos para que lo veáis.
Nuestra habitación tenía una terraza, pero la puerta estaba sellada y no podíamos salir. Disponían de wifi pero iba bastante mal y las paredes no estaban bien insonorizadas. Al lado de las habitaciones había varios salones, con televisión, juegos de mesa.....Hubo a quien se le ocurrió estar en esas zonas comunes hasta entrada la madrugada, a risas y carcajadas, por lo que nos costó conciliar el sueño un poco más de lo previsto.
El desayuno era bastante completo, tortilla, fiambres, queso, tostadas, zumos (de cartón), cafés, bollería, fruta....
En general y aunque no estuvimos mal allí, nos pareció un sitio bastante "especial", por el hormigón, por encontrarnos lavabos en el medio del pasillo de las habitaciones, por el baño de las habitaciones....
Disponen de cafetería y restaurante. En la cafetería también puedes encontrar sandwiches y algo de picoteo y no era muy caro. Nosotros llevábamos la cena incluída y la verdad es que estaba muy rico. De entrante nos pusieron un capucchino de castañas, de primero un revuelto de setas con espárragos y de segundo bacalao con pasas. El postre era un helado de canela y nos sirvieron vino de denominación de origen Monterrei y agua. El café no estaba incluído.
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