La Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid fijó ayer en 489 las plazas para las oposiciones a celebrar este año en primaria. Más que las “ninguna” que en su momento pretendió E. Aguirre, antes de que “decidiese cumplir la ley”, junto a lo cual aprovechaba para obtener rédito político, al situar las oposiciones de Madrid ”en mejores condiciones que las de Andalucía”. Eso sí, son muchas menos de las que todo el resto de partes está de acuerdo. Los sindicatos reclaman 2.200 vacantes (que “curiosamente” son las que hace cerca de un año acordaron con la Administración los cuatro sindicatos representados en la mesa sectorial -CCOO, ANPE, CSIF y UGT-) y amenazan movilizaciones.
En esta ocasión, sin embargo, no cabe disparar sólo contra E. Aguirre y el ejecutivo madrileño, con la Consejera de Educación Lucía Figar al frente, pese a que bien sabemos (o deberíamos saber, por la cuenta que nos tiene) cuál es su verdadero interés por la educación pública (sus ideas pueden verse sin los tapujos habituales en su discurso del “Meeting de Rímini”, reunido anualmente por la organización Comunión y Liberación: http://leeyopina.wordpress.com/2010/10/14/lucia-figar-explica-a-comunion-y-liberacion-sus-planes-privatizadores-en-la-comunidad-de-madrid/). También el Gobierno central parece “apostar fuerte” por la educación pública (supongo que viendo lo bien que nos va en los informes PISA) y fijó una disposición en la Ley de Presupuestos del Estado que suponía cubrir sólo el 30% de las vacantes que se produjesen.
Figar, por su parte, señala que “la Comunidad de Madrid, nos guste o no, va a cumplir la ley“, pese a que ya sabemos (ver supra) que le preocuparía más si se estableciesen las restricciones en relación a conciertos o cesiones a la educación privada (católica o ultracatólica fundamentalmente) o se plantease seriamente el tema de la enseñanza de la educación para la feligresía (vs educación para la ciudadanía) en la escuela pública.
En la revista Escuela de este mes, A. Moreno nos lo explica con claridad: “el intento de no convocar oposiciones o de aplicar la tasa de reposición (sustituir solo 3 de cada 10 profesores jubilados) es la respuesta neoliberal para privatizar la educación. Primero se anunció en muchas comunidades autónomas la congelación, después ha habido rectificaciones por diferentes motivos: la coyuntura de elecciones políticas, la presión sindical, los intereses de las academias, etc. (…) La consecuencia: el deterioro de la calidad de la enseñanza pública y de las condiciones de trabajo“. Luego solicitaba que se mantenga la inversión y la apuesta por la educación pública, ”y, para que sea así, no hay que descartar movilizaciones sindicales unitarias para defender lo público“.
Clarividencia en el planteamiento de la cuestión, y quizá voluntarismo en la capacidad de movilización. Sé personalmente lo mucho que A. M. hizo (hicimos) durante nuestra etapa de interinos (y después) por mejorar las condiciones de ese colectivo. Sé también todo el compromiso que viene de mucho tiempo atrás para el conjunto de la sociedad. Sé que cree firmemente en lo que hace, y por eso es necesario… pero sé también que es demasiado optimista respecto a algunas cuestiones…
Veamos: ¿Dónde está el problema principal? Es evidente que en el intento de destrucción de lo público, pero cabría preguntarse si no lo está también en nuestra incapacidad de reacción, de sociedad dormida, incluso ante lo más importante. Me indigna que, ante las agresiones, ya no toda la sociedad, ya no todos los empleados del sector público, no ya todos los profesores y maestros, no ya los profesionales de primaria… sino incluso los mismos interinos que van a sufrir ésto, no sean capaces de salir a la calle a defender aquéllo que tanto costó conseguir y que ya han perdido, y lo que van a seguir perdiendo. Informa El País de que, ante la convocatoria realizada ayer para conseguir que se cumpla lo acordado, ”unas 150 personas, según estimaciones de Europa Press, se concentraron ayer frente a la sede de la Consejería de Educación con un mensaje: 100% de reposición”.
¿150 personas? ¿A cuántas personas afecta la degradación de la educación pública? O, simplemente, para ser directos: ¿cuántos interinos e interinas hay en la Comunidad de Madrid? ¿Ni siquiera sois capaces de movilizaros para intentar defender vuestra posibilidad de trabajo… y sin perder siquiera el salario?
Quizá nos merecemos, más de lo que creemos, mucho de lo que nos ocurre…