Verona tiene muchos sitios interesantes para recorrer en un día pero está claro que ninguno de ellos puede competir en importancia con la monumental Arena (me atrevo a decir ni siquiera el famoso balcón Shakespiriano, ese en el que los enamorados se toman la fotografía de rigor o se juran amor eterno). Acceder a ella es sumamente sencillo ya que se encuentra a pocos metros de la puerta amurallada de la ciudad y en ubicación panorámica justo frente a la cosmopolita y movediza Piazza Bra. Por eso, la gran mayoría de los viajeros que llegan intentando recorrer la romántica ciudad lo toman como punto de partida ya que dada la belleza que demuestra en su fachada y por la importancia que reviste como anfiteatro nadie puede esperar para ingresar en él y perderse entre sus rincones y pasadizos.
Si bien guarda un gran parecido con el Coliseo Romano, la Arena es más pequeña y ocupa el tercer puesto en el ranking de anfiteatros antiguos de Italia. El edificio fue creado en el año 30 durante el reinado de Tiberio y, como todos los demás, funcionó como espacio de lucha entre gladiadores y cristianos, legando hasta el día de hoy algunos espacios que todavía se conservan (como las jaulas y los calabozos subterráneos). Cada año de junio a setiembre se transforma en un escenario selecto por el cual pasan las puestas más importantes de la ópera mundial. Quienes quieren asistir a alguna de las funciones en la Arena deben reservarlas con mucho tiempo de anticipación y estar dispuestos a soportar las altas temperaturas de la época, que llegan a ser un verdadero incordio sobre todo en los meses de Julio y agosto. Pero claro está, si se logran sortear estos dos problemas, la experiencia, sin dudas, será inolvidable.
Es posible ingresar a la Arena previo pago de un billete que permite el acceso y el desplazamiento por su interior sin límites de tiempo (esto es beneficioso en el caso de que estén en época de funciones ya que les permite acceder al escenario y ver algunos elementos escenográficos más que interesantes). Para quienes quieran vivir esta experiencia en verano se recomienda comenzar por el escenario ubicado en la parte baja y luego subir a las gradas del anfiteatro para no exponerse tanto tiempo al sol debido a que el calor se concentra en las piedras y puede resultar un tanto molesto.
Escenografía de la puesta de Aída de Verdi
El faraón y la Pirámide de Gizah
Vista del escenario y la platea desde las gradas superiores
Detrás de las gradas se encuentran pasadizos que ofician de descanso y que regalan vistas como estas
Pasado y presente se dan la mano en cada rincón del anfiteatro
El billete sólo habilita a recorrer el interior y no tiene ningún museo ni espacio artístico como si sucede con el de Roma o el de Nápoles. Si quieren comprar algún recuerdo que testimonie su paso por la Arena deberán hacerlo en alguna casa de souvenirs que abundan en el casco de la ciudad.
Cuando se termina la visita en el interior de la Arena es más que aconsejable darse una vuelta por los alrededores del anfiteatro ya que, en varias ocasiones, debido al poco espacio que tiene en su interior, las compañías suelen guardar parte de la escenografía en la explanada que lo circunda transformándose en un depósito improvisado y a la vista de todos. Aquí pueden ver un ejemplo de la escenografía que representa una parte del palacio del Rey Nabuco, protagonista del relato de Aída.
Cabeza colosal de utilería
Escenografía monumental
Ángeles barrocos de alguna puesta pasada
Una vez terminada la recorrida de la Arena y sus alrededores Verona no se agota e invita a seguir en el camino. Si llegaron temprano a la ciudad aún les quedará mucho por ver. Les recomiendo que crucen la avenida que pasa por detrás del coloso y bordeen la antigua muralla que supo oficiar de límite y defensa en la antigüedad. Al final de la misma se van a encontrar con el Río Adige y sus puentes de película. (Pero eso es tema del próximo artículo).
MAS INFO
ANFITEATRO ARENA DE VERONA
Vía dietro Anfiteatro (Frente a la Piazza Bra)
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Arena Museopera