Hace poco me volvió a suceder.
Por más que pasa el tiempo, siguen haciéndome mucha gracia esas personas que afirman que les gusta todo tipo de música. Claro está, eso lo dicen porque todavía no han escuchado la que hay en mi disco duro externo. Cuando les replicas eso, insisten en escucharla y las expresiones que adoptan, durante y al final de la audición, son como terremotos destruyendo sus supuestos mundos melómanos.
Algunas de esas personas disimulan su incredulidad ante la existencia de lo escuchado, y otras no ocultan el desagrado que les ha producido. Entonces, llega el sumun de la gilipollez, cuando muchas de ellas se reafirman en que les gusta toda la música, menos la que me gusta a mí, porque la mía no lo es, jajajaja.
Esto no va de tener razón, ni mucho menos. Yo no espero —y ni falta que hace— que a toda esa gente les guste la música que abunda en mi blog, por ejemplo. Y eso no es contraproducente con que les pueda gustar un estilo en concreto o varios. Todos, no es creíble. Los que dicen que escuchan de todo, a la hora de la verdad no escuchan de nada. Sin ir más lejos, yo no trago al puto Bruce Springsteen, a los Radiohead de los cojones, a la jodida Rosalía, o al Bad Bunny del copón, y no por eso negaré que es música.
Así que como a esas personas resulta que les gusta toda la música existente y encima se lo creen, de parte de mi más sincera simpatía, que gocen de este videoclip con los ojos en la mano y los oídos rezumando sangre.