Revista Bolsa
No fue la mayor caída de la historia del Dow Jones, pero tiene la fama de serlo. Han pasado ya dos décadas, pero el famoso y dramático ‘Lunes Negro’ –‘Black Monday’ para los anglosajones- todavía retumba en las memorias de millones de norteamericanos. Aquel fatídico 19 de octubre de 1987 los cimientos de la mayor bolsa del mundo, Wall Street, se tambalearon por del pánico de millones de inversores que se lanzaron en masa a vender sus acciones.
Hoy, más que nunca, cobran de nuevo vida los temores y los recuerdos de hace 20 años, cuando Wall Street registró su segunda mayor caída diaria de su historia –la mayor se vivió en diciembre de 1914- en un inigualable terremoto financiero. Aquel día, el Dow Jones se colapsó, registró una caída del 22,6% -más de 500 puntos- y cerró la sesión a sólo 1.738 puntos. Sólo el 12 de diciembre de 1914 supera estas cifras con una caída del 24,39% en un sólo día.
El desplome bursátil superaba incluso al del 28 de octubre de 1929, cuando el principal indicador de la bolsa de Estados Unidos cayó un 12,8%, como preludio a la crisis económica mundial vivida durante la década de los 30 y conocida como la Gran Depresión, periodo durante el cual las bolsas estadounidenses perdieron de media un 80% de su valor.
Aquel 19 de octubre, los inversores perdieron más de 500.000 millones de dólares en un solo día en la bolsa neoyorquina. El pánico no tardó en extenderse con rapidez al resto de mercados financieros. En horas, la bola de nieve se transformó en pánico global. Cuentan las crónicas de la época que un fallo en el novato mercado electrónico -recién instalado en Wall Street- y en el mercado de derivados fueron la chispa que dispararon las alarmas. Fue la excusa.