Hoy, pasaremos el 25 de mayo igual que en años anteriores. No será rimbombante, habremos de continuar cultivando las viejas costumbres que el tiempo y los sentimientos se empeñan en perpetuar. La fecha, siempre ha sido motivo para comer un riquísimo locro, participar en fiestas escolares o de la comunidad y asistir al desfile de las escuelas primarias y colegios secundarios para ver a nuestros hijos o nietos, con sus uniformes impecables, marchar por la calle principal de cada pueblo y ciudad. Suficiente, para recordar a aquellos revolucionarios de ideas que apostaron por la independencia y se animaron a ser simiente.
¡Viva la Patria!
La llamada Revolución de Mayo de 1810, no fue un hecho aislado o espontáneo, significó la efervescencia de un proceso crucial en nuestra historia, que tuvo su origen en una serie de causas propias y externas del Virreinato del Río de la Plata. Así, las reformas borbónicas, las relaciones exteriores y las invasiones inglesas, las nuevas ideas políticas y filosóficas difundidas y concretadas en la revolución francesa y en la independencia de los EE.UU, la crisis de la madre-patria, enredada en sus propias revoluciones y en la decadencia de su monarquía. Una España, devastada anímicamente por la invasión y la presencia en ella de un Bonaparte, motivaron este proceso que se extendió en el curso de nuestra historia para culminar en la independencia declarada en 1816 y más tarde en la sanción y jura de nuestra carta magna en 1853, atravesando las más sangrientas luchas intestinas.
El camino de nuestra historia ha sido duro; tuvo su hito manifiesto en el 25 de mayo de 1810, (Primer gobierno patrio o La primera Junta) pero, aún hoy, seguimos forjando la Patria.
25 de mayo de 2010, celebrando el bicentenario
¡Viva la Patria!