Revista Opinión

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Publicado el 27 marzo 2014 por Santiagomiro
.Oscar Collado, exgerente de la Empresa Funeraria Municipal,  durante el juicio en la Audiencia Provincial de Palma.
Oscar Collado, gerente de la funeraria municipal de Palma de Mallorca, es un político de múltiples caras que siempre se ha adaptado a la que más le ha convenido en su debido tiempo. En los años 1980 fue centrista de UCD; entre 1983 y 1991, socialista con el PSOE y entre 1991 y 2007, popular del PP. “De esta forma  –escribe Javier Pérez de Albéniz en Telematón (Cuartopoder)–, siempre  supo sacar algo en limpio de tan acojonante batiburrillo”.
Este camaleón de la política, no sólo se paseó olímpicamente por los más importantes partidos del momento, sino que ha sido capaz de rebajar su condena de 12 años de cárcel y multa de 1,2 millones de euros a otra de tres años y tres meses de cárcel y 250.000 euros de multa por un delito continuado de malversación de caudales públicos, falsedad de documento mercantil, fraude a la Administración y cohecho. Y es que Collado es un tipo con suerte. Así lo dicen los periódicos que aseguran que Juan Carrau, el fiscal anticorrupción, pactó con él hasta llegar a este acuerdo. ¿El motivo de semejante recorte en la pena? La extensión de la causa, que se remonta desde 2009 hasta hoy.  El gerente funerario ha llevado su profesión mucho más lejos, consiguiendo incluso hermanarla con su papel como gestor de lo público. La iniciativa de este político fue tal que “efectuó negocios sucios con obras en el camposanto, en la venta y asignación de tumbas, y tramó un monopolio de servicios e importación de ataúdes que hundieron a varias empresas del sector”. Un mago de lo mortuorio, según Javier Pérez de Albéniz, que condujo sus habilidades empresariales más acá de ultratumba: “Presentó facturas falsas en cuentas municipales, disfrutó de viajes privados cargados a las cuentas públicas y logró que concesionarios y empresas privadas efectuaran obras en sus propiedades”

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