El desalojo temporal mal planificado y peor ejecutado por los Mossos d’Esquadra para permitir a los servicios de limpieza municipales desmontar el campamento semipermanente y garantizar la salubridad del lugar es un fracaso.
Fracaso policial, operativo y político del señor Felip Puig
Primero un fracaso individual del director del operativo. No pueden quedarse unidades de brigada móvil de Mossos solas y rodeadas, nunca, jamás, es el ABC de cualquier antidisturbios. En esa situación la prioridad de la unidad es tomar contacto con el resto de la línea para evitar la situación de ser rodeados. No es entendible una brimo retrocediendo solitaria y perseguida por manifestantes. En otra situación distinta y con manifestantes que se han comportado con bastante escrupulosidad pacífica más de un Mosso hubiera tenido problemas serios. El operativo desde el punto de vista policial ha fracasado, algo que no había ocurrido ni en la peor de las algaradas que le tocó confrontar el conseller Saura durante estos últimos 4 años.
Un fracaso conceptual y de dirección política de los Mossos d’Esquadra. Los antidisturbios no están para dar besitos y repartir flores, pero entre sus formas de actuar hay un nivel de escalada de acciones que puede contemplarse. Los concentrados NO estaban utilizando ninguna acción violenta, no ponían en riesgo la seguridad de nadie, incluso de los mismos Mossos, no había grupúsculos arrojando piedras ni ningún tipo de resistencia violenta o activa.
Ante unas sentadas se pueden utilizar muchas formas de respuesta, desde recoger uno por uno los concentrados y llevarlo “a la inglesa” fuera del cordón policial (tres o cuatro policías levantan al manifestante, se lo llevan en volandas y lo dejan detrás del cordón de Guardia Urbana que contenía el grueso de manifestantes sin necesidad de utilizar la violencia o de sacar la defensa), se puede apartar a empeñones, se puede negociar, pero golpear con las defensas a personas que simplemente imponen su cuerpo como obstáculo sin levantar las manos, sin pretender responder, sin agredir, de forma pasiva es dar una respuesta que no se entiende, ni es aceptable en democracia.
No solo las imágenes son claras y poco esculpatorias para la dirección política de Mossos d’Esquadra, sino que el nivel de actuación de los dos operativos policiales desplegados, Mossos y Guardia Urbana fue tan palpable que hasta, en palabras de los mismos manifestantes, la Guardia Urbana se interpuso entre algunas de las cargas de Mossos y los propios manifestantes evitando males mayores.
Cuando dos cuerpos de antidisturbios interaccionan con los mismos manifestantes y uno de ellos no tienen heridos (Guardia Urbana) y no han tenido conflictos físicos relevantes con los manifestantes y otro tiene más de 30 (Mossos) es que es evidente que ALGO han hecho mal los jefes de los segundos.
Es decir un fracaso en el operativo policial táctico, un fracaso en las órdenes políticas que recibió Mossos d’Esquadra que recae directamente en una persona Felip Puig, al que yo también le pido explicaciones y que actúe en consecuencia. Yo creo en la profesionalidad de Mossos d’Esquadra incluso los de la brimo, los denostados “dragons”. Creo en ellos y en su profesionalidad, y creo que las órdenes y directrices que hoy han recibido les ha dejado en una situación de debilidad. Ni la peor de las decisiones de Saura ha dejado la imagen de los Mossos tan por tierra como las imágenes que hemos visto hoy.
Fracaso político colectivo
Pero no quiero quedarme en lo fácil, en criticar al rival político por una actuación desmesurada, injustificable, sin sentido y que además ha generado más problemas que los que pretendía solucionar.
El fracaso ha sido colectivo desde la clase política. La concentración de Barcelona no merecía esta respuesta “del sistema político”, ante unos manifestantes y concentrados que nos han dado una torta social como la copa de un pino, con mayor o menor acierto en los contenidos pero con un claro transfondo de que la política no está dando respuestas ni dándoles voz, la respuesta desde “el sistema” no puede ser la represión.
Aquí la culpa es de gobiernos, oposiciones, partidos grandes y pequeños, que no hemos sabido conseguir aprovechar estos días para que la respuesta que consiguieran “del sistema” fuera algo distinto a repartir estopa y cargas policiales.
Miremos porqué hemos fracasado, miremos porqué una política “institucional” solo ha sabido darle como respuesta palos antes sus palabras. Miremoslo porqué el fracaso no es solo de Felip Puig (que lo es, indudable, sin paliativos), sino también del resto de políticos.
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