Revista África

274. Entrevista con Yavile Abdoulai

Por Juan José Tarrés Sanjurjo @africaencolores

274. Entrevista con Yavile Abdoulai

Yabile (a la izquierda) con su nieto y la mujer del alcalde

Estamos en el pequeñísimo pueblo (village) de Wouro Sabbar, en la región de Gorgol, Mauritania. En realidad, llamar pueblo a la decena de casas que pueblan estos alrededores es ser muy generoso. Son las 9 de la mañana y el sol ya aprieta fuerte.
Hace más de una hora que hemos dejado la gran ciudad de Kaedi, capital de la región. Después de dejar la ruta principal, carreteamos por una pista de tierra, seguimos campo a través y recorremos los últimos metros a pie para llegar, en medio de la sequedad reinante a un pequeño oasis: un huerto cerca de un río, una plantación de cebollas, legumbres  y otros cultivos que parece fuera de lugar al lado de tanta sequedad.
Nos encontramos con Yavile Abdoulai, una mujer de mediana edad que está trabajando el huerto junto su nieto y a la mujer del "Chef de village".
Africa en colores: Yabile, ¿como va la vida?
Yavile Abdoulai: Todo bien, Ahamdulila (Gracias a Dios)
AeC: Cuéntanos ¿A quien pertenece esta huerta?

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A unos metros de la huerta, este es el panorama

Y.A.: La gestionamos una cooperativa de 42 mujeres. Todas por igual. Lo que produce la huerta se distribuye entre todas.
AeC: ¿Que estáis recogiendo actualmente?
Y.A.: Es la época de recoger la cebolla, entre otras cosas
AeC: ¿Cuanto produce la huerta?
Y.A.: Poco, pero no nos podemos quejar, aproximádamente unos 6 sacos
(hacemos un cálculo rápido: cada saco debe tener unos 20 kilos de cebollas, a 200 oguiyas, moneda mauritana,  eso hacen 24.000 MR, es decir menos de 60 euros de cosecha, una cantidad casi ridícula a ojos occidentales pero considerable para una economía de pequeñísima escala.)
AeC: ¿Solo?
Y.A.: En realidad lo que da dinero es la venta de la hoja de la cebolla: se hacen unas bolas que se venden para que la gente haga una especie de harina. Cada bola puede llegar a venderse por hasta 20 oguiyas, haciendo que se consiga más dinero que por la cebolla en sí.
AeC: Menos mal. Pero... una pena que solo se recoja cebollas una vez al año .

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El agua de esta fuente llega gracias al bombeo con placas solares

Y.A.: Cierto pero tras la cebolla vienen otras legumbres como el "niébé" (una especie de frijol rojo). Siempre trabajando.
AeC: Veo que hay un agua para regar ¿como la conseguís?
Y.A.: Oxfam (Oxfam Intermon) nos ayudó a diseñar el huerto, nos facilitó el material, nos orientó sobre que cultivar, nos sigue asesorando actualmente y nos dio un generador que bombea el agua del río hasta aquí.
AeC: Tenéis que conseguir gasolina para el carburante del generador...

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Hojas de cebolla


Y.A.: Sí, estamos pensando en un sistema de placas solares, porque la gasolina es muy difícil de conseguir aquí (los motores suelen ser de gasoil, pero el generador necesita gasolina).
Dejamos a Yavile con su amiga mientras el calor sigue apretando. El panorama a los alrededores de esta pequeña cooperativa es casi desértico. Los animales se refugian como pueden del sol. Como sabiamente dice Baragui, nuestro conductor "si ves a una vaca buscando sombra es que verdaderamente, hace calor".
Vivir aquí es duro y buscar administrar el agua es casi una obsesión para los habitantes de la zona.
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La torre de agua recibe suministro de un pozo bombeado por placas

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La energía solar facilita el bombeo. No es potente pero sí constante


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Bombeo de agua de río con generador 



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