A primera hora de la mañana, mi peluquera de confianza Laura de Performance Sabadell había obrado este prodigio de ingeniería capilar armado con toneladas de horquillas y laca, muucha laca. Y sí, ¡me fui con el velo puesto a mi casa! (por suerte tengo la pelu a 5 minutos...)
A las 10 y cuarto de la mañana ya estaba peinada, maquillada por mi amiga Mary Jo (quien a su vez me ayudó a vestirme) y con un precioso ramo de novia en la mano, lista para recibir a mi padre que vino a buscarme en su coche rojo. He de confesar que tampoco pensaba ir vestida de "novia-novia" ya que lo encontraba demasiado "tradicional". Pero al final... ¡toma ya! De "blanco roto" (blanco, vamos), aunque eso sí... ¡¡de CORTO!! La verdad es que estoy súper contenta por haberme atrevido a conjugar ambas cosas que creía, a priori, incompatibles: vestir de "novia" y "de corto". Creo que una cosa compensó la otra. Y sino, juzgad vosotras mismas y me decíis :-)Aquí estoy yo con mi vintage look. De corto, con un vestido inspirado en Audrey's "Funny face" wedding dress (salvando las distancias y con algunas modificaciones) pero en conjunto, muy 50: cuerpo sencillo y envarillado tipo corsé con escote cerrado redondo y falda baja de tul con copa de bailarina, aunque con menor volumen que el original, a la altura de la rodilla.El toque personal que lo hacía "diferente": el cinturón rojo con lacito a juego con el mismo en el velo corto que escondía un precioso recogido medio alto.Otros detallitos rojos: pendientes de bola con brillantitos de Agatha, zapatos acharolados abiertos por detrás de Jorge Juan (Barcelona) y laca de uñas nº 40 de Deliplus XDD
Todos los que me vieron, empezando por mi padre, se quedaron impresionados. ¡¡No se lo esperaban!! Mi marido, cuando me vió entrar en el recibidor de los Juzgados, se emocionó y todo...Yo sabía (por mi suegra) que él no iba con traje de novio al uso pero aún así, estaba muy guapo. Y juntos, hacíamos tan buena pareja... No íbamos disfrazados aunque yo me sentía como Cristina Hendricks sacada de Mad men.
Nos casó una jueza súper maja en los Jutjats de Pau de Castellar del Vallès (a los que estaré eternamente agradecida por habernos dado cita; todo lo contrario de mi ciudad natal) Nada más empezar, nos obsequió con un bonito discurso en catalán sobre los valores del compromiso y la convivencia (¡sin saber que llevábamos 10 años de relación!) y luego procedimos al protocolo habitual del matrimonio civil: los turnos de "consiento" (sí, quiero), el intercambio de las alianzas y ambas firmas en el acta matrimonial además de la conformidad de nuestras testigos (mi hermana y mi suegra). Con nuestro NUEVO libro de familia en mano ya habíamos cambiado de estado civil en poco menos de 10-15 minutos... ¡¡estábamos oficialmente CASADOS!! Felicitaciones, besos y fotos, muchas fotos, en las inmediaciones de los Juzgados que contaban con un precioso jardín compartido con el Ayuntamiento y que tomamos como marco fotográfico oficial para hacernos las fotos con nuestros familiares y amigos (para respetar su derecho a la intimiadad omito publicarlas)
Después mi padre tuvo la fantástica idea de llevarnos por un pedregoso camino hasta una escondida ermita del término municipal de Castellar, Les Arenes. Allí acudimos todos los asistentes, las féminas con tacones incluídos, en una procesión cual película neorealista italiana. El recorrido valió la pena, aunque como peaje me costó una autopista en mis recién estrenadas medias, porque el paraje natural era idílico y bucólico a más no poder... Mejor localización para nuestro álbum de boda, ¡imposible!Allí nos "regalamos" un buen rato aunque mi marido, agobiado de tanta foto, empezó a impacientarse porque no quería que llegásemos tarde al restaurante Brisac.Una vez allí, dejamos que los asistentes fueran desfilando hasta la acogedora terraza interior donde iba a tener lugar la recepción. Acto seguido entramos nosotros y sonó la música instrumental de Henry Mancini que nosotros mismos habíamos elegido días antes (nunca adivinaríais de dónde sacamos el cd... ¡de la biblioteca!)Después de haber roto el hielo con unos tímidos bailes "agarraos" y tras haber probado un refrescante cóctel de gin tonic con soda y lima, ya estaba todo dispuesto para dar paso a la siguiente fase: el banquete nupcial.
Nos condujeron hasta el saloncito "Suís" donde nos reservaron una amplia mesa deliciosamente decorada con orquídeas blancas y lazos rojos. A partir de ahí empezó el despliegue de platos, muuuchos platos, que componían el menú que habíamos elegido con sumo mimo para nuestros selectos invitados.
Y cuando ya no nos cabía nada más, sonó nuestra canción y apareció el pastel más bonito del mundo presidido por nuestros muñequitos de amigurumi que Ninotets by Gemma había ganchilleado para nosotros además de los recordatorios para los invitados.
No quiero acabar este idílico post sin mencionar algo que todas sabemos: siempre ha habido y habrá "burbuja nupcial", sobretodo cuando pronuncias la palabra "boda" (suben la bandera como en los taxis). Sobretodo evitad pasar por el aro en cuanto a presupuestos exagerados por mucho que se trate de una "boda" (y aunque parezca imposible, omitid esa palabra mágica que lo "dispara" todo). Existen propuestas económicas, sólo es cuestión de investigar, buscar y comparar... Y no, no hace falta que contratéis a una wedding planner (figura especializada en organizar bodas importada de EE.UU que ha empezado a proliferar aquí como setas) aunque si lo hacéis, que tenga titulación (aviso, hay mucha "intrusa" suelta...). De todas formas creo que lo podéis hacer perfectamente vosotras aunque como en todo, depende de si queréis montarlo a lo grande o no.
Por eso, novias casaderas, os animo a que lo que organicéis sea lo más modesto e íntimo posible. Ya no os digo nada si podéis encargaros personalmente, muchísimo mejor... De verdad, lo viviréis con más intensidad y os quedará un bonito recuerdo (sea en un mes como en medio año. No necesitáis más tiempo). ¡Ah! Y por encima de todo, no queráis controlarlo "todo", dejaos AYUDAR :-)
Yo puedo presumir de que he tenido MUCHA suerte al contar con muy buenos amigos y familiares que desinteresadamente me han regalado y/o ajustado muy-mucho los precios de sus servicios (fotos, maquillaje, ramo, alianzas, liga, vestido...).
Y nunca, nunca os dejéis llevar por los nervios o las prisas... ¡calma y sentido común! Os lo digo porque con el velo tuve una mala experiencia (no estaba presupuestado con el vestido) y cuando recuerdo ese "detalle", me pongo mala, mala...
Aún así, agradezco a todos los que nos insistieron a que lo celebráramos, pese a mis reticencias iniciales, porque valió la pena. También a mi cuñado que nos ha hecho unas fotos espectaculares con las que montaremos nuestro álbum de boda (si las que componen este post ya son chulas, imaginaos las "de verdad"...).
Dicho todo esto, poco puedo comentar más, salvo que fue un día muy bonito y especial.
Y para muestra, nuestro nuevo status, no de casados, sino de felicidad.