OBRAS
3 ASCENSORES DE VALPARAÍSO · 7/30/2020
Hubo alguna vez un sistema de ascensores, más bien funiculares, que subían por las faldas de los cerros de Valparaíso hasta llegar a las casas de colores desde donde se podía contemplar el plan urbano, el puerto y el mar. Los ascensores porteños son uno de los símbolos más característicos e iconográficos de la ciudad, cada uno de ellos tiene su propia evolución y en su conjunto, son parte de la historia de Valparaíso y su desarrollo industrial, evidenciando también problemáticas sociales y económicas que sufre la ciudad. Pero más allá de tener un enorme valor patrimonal y social, estos artefactos surgen, evolucionan y forman parte del sistema de transporte público para los habitantes de la ciudad y los visitantes.
Contexto urbano ascensor Cordillera. Fotografía: Aryeh Kornfeld
De treinta ascensores que alguna vez hubo, sólo seis se encontraban operativos y otros se encuentran en demolición, inhabilitados o en abandono. Ante esta situación de decadencia, el Gobierno de Chile llama a concurso público para recuperar e integrar a la ciudad nueve ascensores, de los cuales tres fueron reconstruídos por Cristóbal Tirado, Silvia Barbera y Jorge Batesteza.
Antecedentes. Imagen cedida por los arquitectos
La rehabilitación de los ascensores Concepción, Cordillera y Espíritu Santo busca restaurar, poner en funcionamiento e integrarlos a los actuales ascensores en operación del sistema de transporte público, actualizando su funcionamiento y poniendo en valor sus características patrimoniales. El proyecto nace con el objetivo de rescatar y dar un nuevo ciclo de vida útil a los tres ascensores. Verdaderos íconos del puerto, tres de los más antiguos construidos en la ciudad —1883, 1886 y 1911 respectivamente— y que han experimentado la evolución tecnológica del sistema mecánico de funcionamiento.
Rótula urbana, ascensor Cordillera. Fotografía: Aryeh Kornfeld
Como 'criterios de intervención', se defininieron varios conceptos a considerar: la consolidación del ascensor como sistema de transporte, el rescate del Patrimonio Industrial, la puesta en valor de los vestigios de la Memoria Histórico Evolutiva del ascensor, y la recuperación del rol histórico del conjunto como pieza de desarrollo urbano. Para ello se subdividió cada ascensor en cinco partes: estación inferior, plano de rodadura, máquina, carros y estación superior.
Detalles interior del ascensor Concepción. Fotografía: Aryeh Kornfeld
A las estaciones inferiores se accede por los espacios intersticiales de edificios existentes, por tanto se propone consolidar los muros medianeros como perímetro natural, liberándolos de programas y otorgando continuidad material entre interior y exterior. En los planos de rodadura se consolidan estructuralmente los soportes y el sistema de rieles. Por otro lado, la máquina mantiene el sistema electro-mecánico, incorpora sistemas de seguridad actuales y recupera y reemplaza componentes y piezas mecánicas.
Estación superior del ascensor Concepción. Fotografía: Aryeh Kornfeld
Por último, en la estación superior, se exhibe la máquina como puesta en valor del patrimonio industrial, se consolida su condición de rótula urbana implementando nuevos programas en los recintos en desuso, se recuperan y respetan los volumenes históricos y se mejoran las condiciones de accesibilidad a la estación, a los carros y los distintos niveles.
Dada la condición industrial de los ascensores como Patrimonio Nacional y de la UNESCO, la intervención proyectual propone la máquina y el sistema electro-mecánico como pieza museográfica en funcionamiento y exhibición, definiendo con ello toda la operación proyectual. Tras un preciso estudio mecánico, se definieron las piezas a mantener, recuperar y reconstruir.
Interior de un carro en el ascensor Espíritu Santo. Fotografía: Aryeh Kornfeld
La reconstrucción de los carros recupera la ingeniería naval característica del puerto y los materiales industriales, incorporando la condición de miradores móviles del puerto. Las innovaciones tecnológicas se relegan a los sistemas de seguridad, que fueron adaptados y actualizados, y también a la adaptación de las estaciones a la nueva solicitud de accesibilidad universal. Por último, se tomó la decisión de preservar la existencia de los operarios como Patrimonio Cultural Inmaterial a pesar de que la automatización absoluta de los sistemas no requieran de ellos. .