Esto es algo que se veía venir. Y aunque intentaron ocultarlo, finalmente el pecado salió a la luz.
Lo sucedido a provocado diversas reacciones entre los seguidores del pastor Eugenio Masías, y de sus detractores.
Pero dejando de lado los comentarios buenos y malos que se han generado, hay tres cosas que la iglesia debe aprender de todo esto.
Te lo voy a decir cómo un consejo espiritual desde una perspectiva bíblica.
No sin antes aclarar que no soy miembro del movimiento misionero mundial, ni seguidor del mencionado pastor.
Dicho esto, empecemos.
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1. Los pastores jamás deben ser idolatrados
Este es uno de los grandes males que sufre la iglesia desde siempre.Su ceguera bíblica y espiritual provoca que muchos eleven a los pastores a nivel de dioses.
Es decir, los pastores se vuelven (para sus seguidores) en una especie infalible, perfecta, pura y rodeada de una suprema santidad.
Algunos llegan al extremo de creer ciegamente en su pastor, que no son capaces de ver el engaño en el que están metidos.
Uno de los casos más conocidos que ejemplifica lo que digo, es el del autoproclamado apóstol Aarón Joaquín González, líder de la secta “la luz del mundo”.
Los feligreses de esta seudoiglesia tenían tan endiosado a Joaquín González, que creían que él era Jesucristo hecho carne.
De hecho, lo alababan y adoraban como si fuera el mismo hijo de Dios.
Nadie fue capaz de confrontar tamaña mentira, pues estaban cegados por su idolatría al pastor.
Entonces, cuando aparecieron denuncias del tipo sexual contra el fundador de la luz del mundo, toda la iglesia puso las manos al fuego por él.
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Y esto mismo está pasando con Naasón Joaquín García, hijo de Aarón Joaquín González.
Pues aunque la justicia ya lo ha condenado por delitos de índole sexual, todos sus seguidores imploran su inocencia.
Sé que es difícil de creer, pero pasa en realidad.
Esto es lo que está pasando con el pastor Eugenio Masías. Muchos de sus seguidores han alzado su voz y claman su inocencia.
Incluso, hay muchos que piden cancelar su disciplina impuesta de 3 años, y que él continúe predicando como lo hace siempre.
Pero esto sería ir en contra de lo que la Biblia dice acerca de la disciplina. Y sería un mal ejemplo para el resto de la feligresía.
2. Tu confianza debe ser solo en Jesús
Muchos cristianos —incluso los seguidores de este pastor— llegan al punto de tener una confianza extrema en el hombre.Creen a ojos cerrados en todo lo que estos hombres hablan, dicen o hacen.
Incluso, en algunos casos, tienen más fe en sus palabras que en la Palabra de Dios.
Pero lo irracional no es sólo eso, sino que muchas veces defienden con ferocidad a estos hombres.
Entonces, cuando el pastor en quien tanto confían tropieza, terminan renegando y alejándose de Dios.
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Así que la iglesia debe aprender a depender solamente de Dios y no en el hombre.
No importa que tan espiritual o santo sea tu pastor, tu mirada y confianza debe estar puesta solo en Jesús.
De modo que, si tu pastor comete pecado, no serás defraudado ni movido a alejarte de Dios.
En esto deberían ayudar los mismos pastores desde el púlpito.
Aprovechando la posición ministerial en que se encuentran, deben enseñar a la iglesia que ellos no meren ser adulados.
Que la congregación debe orar para que no le domine el orgullo y la arrogancia.
3. Los pastores también son pecadores
Este es uno de los problemas más grandes dentro de algunas iglesias de nuestros tiempos.Por alguna razón inexplicable, creen que los pastores son personas que jamás cometerán pecado.
Tal vez porque un pastor vive más cerca de la Biblia y la oración que la congregación entera.
Sin embargo, al igual que todos nosotros, un pastor también se enfrenta a su carne todos los días.
Y lucha a cada momento con deseos que buscan llevarlo al pecado y acabar con él.
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Así que, la iglesia debería tomar una postura diferente sobre el pastor.
Dejar de mirarlo como un dios, y verlo como una persona que necesita su Salvador cada minuto del día.
Y orar por él para que Dios le pueda librar de todo pecado y maldad que quiera consumirlo.
Entonces, si fuese que tu pastor comete pecado, la iglesia debe dolerse por él como todo hermano en Cristo.
Y ayudarle a restaurar cada aspecto que en su vida el pecado dañe.
No hay porqué dejar pasar su pecado como si nada, y seguir permitiendo que continúe como pastor.
Finalmente
Es triste y doloroso cuando un hermano en Cristo comete pecado.Y cuando lo comete un pastor, es también escándalo para los de adentro y fuera de la iglesia.
Sin embargo, la iglesia debe aprender a estar sujetos y confiados plenamente en Dios.
Para ello, estas 3 cosas de las que he hablado a lo largo de este artículo, deberían ser aplicadas a tu vida y a la iglesia.
Entonces dejaremos de ver a los pastores como “dioses”, para verlos como mortales pecadores que necesitan a su Salvador.
Y bueno, hasta aquí hemos llegado al final del tema de hoy. Espero haya sido de mucha bendición para tu vida.
No vayas a irte sin dejar tu opinión abajo en los comentarios, y sin compartir esta publicación en tus redes sociales.
Dios te guarde.🙏
¡Vuelve ponto!