Hace algo más de un mes visitamos Dalat, una ciudad con 400,000 habitantes situada en el centro-sur de Vietnam. Conocida como la ciudad del amor, este lugar se ha convertido en un destino turístico del país para aquellos que están enamorados o buscando el amor. Sin embargo, Dalat guarda una entrañable historia que la conecta con Europa, más bien con un bacteriólogo-físico-explorador suizo de origen y francés de adopción. Estamos hablando de Alexandre Yersin, descubridor de la bacteria que causó la peste bubónica, quien encontró en Dalat y la cercana ciudad de Nha Trang su segundo hogar. Tanto es así que se fundó una escuela secundaria (liceo) que más tarde se convirtió en universidad bajo su nombre.
Dalat te sorprende nada más llegar
La ciudad tiene un pequeño aeropuerto para vuelos nacionales, pero nosotros decidimos viajar en autobús. No son demasiadas horas y si tienes tiempo (como fue nuestro caso) es una experiencia extra. Cogimos un bus nocturno (bus cama, bastante cómodo por cierto) que salió de Ho Chi Minh City a 1:30 AM de la madrugada y llegamos allí a las 6:30 AM. Los horarios de autobuses que hacen esta ruta son diversos, así que podrás elegir los que mejor se adapten a tu itinerario.
¿Preparados para nuestro aventura en Dalat?
Cuando abrimos los ojos poco antes de llegar a Dalat, nos llevamos la primera sorpresa al descubrir un paisaje que nos recordaba más a Europa que a cualquier lugar de Asia (esto ya nos lo habían comentado, pero cuando lo ves con tus propios ojos impresiona). Una ciudad rodeada de montañas, pura naturaleza, y un clima bastante fresco que suele mantenerse durante todo el año.
Primer día
Llegamos al hotel para dejar las cosas, desayunar y darnos una ducha, aunque estábamos algo cansados no queríamos desperdiciar ni un minuto. El primer día quisimos quedarnos en la ciudad y ver algunos de los rincones que habíamos apuntado. Nuestra primera parada fue la antigua estación de tren de estilo francés.
Uno de las máquinas que encontrarás en esta antigua estación
La fachada principal destaca por su arquitectura Art Deco y jardines que la rodean , pero lo mejor nos esperaba dentro. Vagones de trenes antiguos, bien conservados e incluso uno de ellos reconvertido en cafetería. Nos encantó y fotográficamente hablando es una delicia (no paraba de pensar la cantidad de fotos bonitas qué se pueden hacer allí). En la actualidad, la estación no opera como tal pero sí que ofrece una ruta turística al cercano pueblo de Trai Mat donde podéis disfrutar de la tranquila vida local y, sobre todo, de un paseo en tren que os transportará a los años de la Indochina francesa. Este tren opera 5 veces al día (7.45AM, 9.50AM, 11.55AM, 2.00PM and 4.05PM) y tarda 30 minutos con un coste de 106,000 VND (4€) para extranjeros.
Antiguos vagones de tren que podemos encontrar en la estación
Poco más tarde nos acercamos al mercado. Toda ciudad vietnamita tiene su ‘cho’, lleno de encanto y de imitaciones (todo hay que decirlo); Dalat no iba a ser menos. Además, los puestos de ropa y sobre todo de comida callejera se trasladan afuera al caer la noche para llenar de vida este centro neurálgico de la ciudad.
Para comer, probamos un lugar muy local que no decepcionó. Si os gusta la sopa china de wonton debías probar Tu Cao Wanton Noodles (217 Phan Dinh Phun), donde solo tenéis que sentaros e indicar el número de platos que queréis (su oferta se resume básicamente a la deliciosa sopa de wonton que no paran de servir).
Tras la comida, decidimos visitar una cafetería llamada BicycleUp Coffee (82 Truong Cong Dinh), situada en una recóndita esquina (casi no la encontramos). Simplemente nos enamoramos del lugar y de su decoración vintage, además de su café por supuesto. Hay que decir el mejor café del país proviene de la región de Dalat, así que será difícil que el café os decepciona por estos lares.
Parada en boxes en BicycleUp Coffee
Después de la parada en boxes nos dirigimos al Gran Liceo Yersin, Universidad de Dalat. Fue construida en 1927 por el arquitecto francés Moncet, aunque al principio sirvió de colegio para niños franceses e hijos de vietnamitas adinerados. En 1976 se fundó la Universidad de Pedagogía en la que se siguen impartiendo clases. Nos adentramos en sus aulas y descubrimos que el tiempo no había pasado por ellas, parecía un museo más que una universidad.
Por último y como colofón del día, visitamos la Crazy House (entrada: 40,000 VND = 1,5€); si estáis leyendo bien, la ‘casa loca’. Es un hotel-museo. Y os preguntaréis ¿por qué la casa loca?. Su arquitectura lo dice todo, una construcción que intenta respetar la naturaleza mientras busca un puntito extravagante. De hecho, sus dependencias están unidas por unas escaleras con forma de ramas de árboles (bastante estrechas).
Crazy crazy house
Su estilo nos recordó bastante al de Gaudí (salvando las distancias), casi todo son formas redondas y a día de hoy también sigue en construcción al igual que la Sagrada Familia. La artífice de esta obra de arte, Dang Viet Nga (natural de Dalat), vive en la casa y tuvo que luchar mucho para que ésta no fuera derruida ya que sus vecinos no entendían este tipo de diseño, pero consiguió salvarla gracias a un político del país. A día de hoy, sus paisanos se alegrarán bastante de que no quedara malograda puesto que atrae a cientos de turistas a diario y alrededor de ella han abierto bastantes negocios. A veces no viene mal un poco de locura.
Segundo día
El segundo día amanecimos temprano para ir a Lang Biang, uno de los puntos más altos del país con una altitud de 2.167 metros. Estas montañas se encuentran en el parque natural que lleva el mismo nombre a tan sólo 12 kms de la ciudad, La entrada al parque cuesta 20.000 VND por persona y, una vez dentro, puedes hacer el recorrido hasta la cima de dos maneras: la mayoría de los visitantes opta por subir y bajar en jeep (100.000 VND = 4€ por persona); nosotros decidimos hacer un poco de ejercicio y subir andando. La llegada hasta el mirador (que no es el punto más alto) resultó más difícil de lo que pensábamos. Recorrimos unos 4 kms de cuestas bastante empinadas que nos llevó en torno a 1 hora y media, pero mereció la pena ya que, como recompensa a nuestro esfuerzo, tuvimos unas vistas maravillosas del valle y la ciudad. La bajada la hicimos en jeep porque se puso a llover y no queríamos empaparnos de vuelta (también las fuerzas flaqueaban).
Vistas desde el mirador de Lang BIang
Para recargar las pilas después del trekking, comimos en An Cafe (63bis Ba Tháng Hai). Podemos decir que es uno de los mejores sitios en los que hemos comido viajando por Vietnam. La comida está espectacular y el sitio encima acompaña. Dividido en varias estancias, este café/restaurante está decorado con elementos naturales, (piedra, madera y muchas plantas) e incluso tiene un pequeño huerto en la terraza posterior.
Comilona en An Cafe
Por la tarde, la selección vietnamita de fútbol sub 23 jugaba la final del campeonato de Asia (nunca antes había llegado tan lejos en este campeonato) y os podéis imaginar el ambiente en las calles de la ciudad. Desgraciadamente perdió, pero ellos lo celebraron cómo si se hubieran llevado el titulo de campeones. Fue una experiencia poder vivir este ambiente allí.
Tercer día
El tercer día lo dedicamos a alejarnos de la ciudad para disfrutar un poco de la naturaleza. Pero como nos va la marcha, cogimos la moto y arreando que es gerundio. Visitamos la cascada Pongour (45 km de distancia); considerada la mejor cascada del sur de Vietnam, tiene unos 30 metros de altura y está escalonada en siete plantas. Lo mejor fue sentarnos en una roca para disfrutar del ruido del agua y el paisaje.
La imponente cascada Pongour
Para aquellos que no queráis alejaros demasiado de Dalat, existen otras tres cascadas que podréis visitar (además suelen estar incluidas en muchos de los tours que se ofrecen):
- Cascadas Datanla
- Cascadas Prenn
- Cascadas Voi o cascadas de los elefantes
Por la tarde y de vuelta a Da Lat, paramos en el monasterio zen Truc Lam. A pesar de no ser uno de los puntos de interés turísticos de la ciudad, merece la pena visitarlo. Sentarte en sus jardines, rodeados de naturaleza, respirando paz y disfrutando de las vistas al lago Tuyen Lam, toda una experiencia zen.
Cuidando de los jardines que se reparten por todo el monasterio
En él conviven monjas y monjes budistas junto a su maestro Thich Thanh Tu (aún vive a los 93 años de edad) . Se dedican a la meditación y arreglar los jardines del monasterio; conocimos a un monje que hablaba buen español y nos contó el día a día en el monasterio, la vida de su maestro y nos regaló un par de libros para iniciarnos en la meditación.
Un monje paseo por el recinto del monasterio
Ir arribaDónde Comer/Tomar Café
- Tu Cao Wanton Noodles (217 Phan Dinh Phun)
- BicycleUp Coffee (82 Truong Cong Dinh)
- An Cafe (63bis Ba Tháng Hai)
- Le Chalet Dalat (6 Huỳnh Thúc Kháng)
Dónde Dormir
- Phương Anh Valley Hotel (Lô R1 – 24-25 Khô đô thị Golf Valley)