Revista Cine

3 Godfathers - 1948

Publicado el 27 octubre 2015 por Jimmy Fdz
3 Godfathers - 1948
Director: John Ford
  Y volvemos a las andadas, a los viejos propósitos pospuestos muy a mi pesar. Dos meses aproximadamente han pasado desde que comenté por última vez una película de Ford, siendo aquélla "The Fugitive" con Henry Fonda. Con la que correspondía seguir era "3 Godfathers", pero problemas técnicos que involucran subtítulos me impidieron el visionado hasta hace un par de días cuando, de pura casualidad (y sin ninguna pizca de esperanza), me encuentro con unos subtítulos que por fin estaban sincronizados a la perfección con la versión que tengo en mi poder. Estando todo listo, ya no podía esperar, y acá estamos con una correcta pero no muy destacable ni memorable película (considerando la enorme filmografía en la que se enmarca y de la cual aún nos queda tanto). No será complicado comentar "3 Godfathers", ideal ahora que me duele un poco la cabeza.
  John Wayne, acompañado de dos secuaces suyos, recorren pueblos y ciudades robando bancos y ganado y lo que sea. Cuando llegan a una pequeña ciudad llamada Welcome, el asalto al banco será el inicio de una serie de eventos que los conducirán a un reto para el que no estaban preparados pero ante el que deben reaccionar apropiadamente. ¿Podrán?
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  "3 Godfathers" me estaba gustando bastante hasta que se da la situación del recién nacido, la que no es en lo absoluto mala de por sí, sólo que a partir de entonces Ford (guiado por el guión, desde luego) elige un relato nada interesante y que deja de lado los elementos que en la primera parte funcionaban sin mayor problema. Para ser algo más precisos (pero sin destripar nada importante, y eso yo lo sé, ¿o me van a decir que alguien que no ha visto la película sabe qué es una gran revelación y qué no?), la primera parte era un típico pero consistente y entretenido relato de forajidos enfrentados con representantes de la ley, conflicto impulsado por el robo al banco local; efectuado el atraco, la película avanza en base a un constante y sólido juego del gato y el ratón, con John Wayne huyendo de los policías mientras intenta anticipar sus movimientos y hacer la jugada más inteligente, que es lo que los hombres de ley intentan hacer también. Así, vamos de un lado a otro mientras, para peor, Wayne y los suyos se mueren de sed al tener que transitar por el árido desierto de Arizona. Si el relato lograba sostenerse de esta manera, llegamos a un punto de quiebre que, naturalmente, será crucial para el devenir del conflicto y la narrativa: para hacerla corta, Wayne y los suyos se encuentran con un recién nacido al que solemnemente juran proteger sin importar qué. Ahora, la huida motivada por acciones ilegales adquiere un dimensión honorable y definitiva, cuasi redentora (me recuerda un poco a lo visto en esa apabullante obra maestra que es "3 Bad Men"), con esta misión involuntaria que de todas formas no encuentra resistencia moral en sus ejecutores, sin embargo los perseguidores no tienen idea de esto y no tienen porqué asumir que los tres fugitivos son en el fondo buenas personas. Estos tres hombres pasan de ser unos viles criminales a protectores de la inocencia más pura, y los policías pisando las sombras de los tres padrinos ya no son un problema estrictamente causal sino que podrían convertirse en algo moral al ser el impedimento de este juramento (y hay otras cosas en juego que luego devendrán en un final que cualquier avispado ve venir, pero que se acepta por el buen hacer de Ford tras las cámaras).
  Por desgracia, si bien el elemento honorable de la misión está presente, la situación del recién nacido se convierte en una impúdica alegoría de motivos religiosos, con cada elemento dramático siendo un símbolo: los tres padrinos como los tres sabios o qué sé yo, el recién nacido como el hijo de dios o algo así, la biblia como única fuente de respuestas y soluciones, y esto es sólo el inicio de otros momentos tan desconcertantes y descolocantes que uno se queda pasmado la mayor parte del tiempo. Entonces el relato moral y de honor se rebaja a una cosa religiosa que además resta importancia narrativa a los policías (reducidos a una excusa circunstancial) y a los forajidos mismos, que pasan de ser seres ambiguos a recién convertidos creyentes soldados de dios que no tienen otra cosa en la cabeza más que el bien cristiano (o el que sea); como ven, nuevamente el fanatismo desviando de su cauce natural a los objetos, forzándolos a seguir caminos improbables y sin sentido. Sí, sí, la película entera se simplifica y me extraña ver que Ford, alguien capaz de hacer poesía con sus imágenes, intente reproducir imágenes bíblicas sin mayor lógica o verosimilitud. No señor, no apruebo lo religioso para nada, principalmente por robar y aniquilar la esencia de un relato que hasta la aparición de esta tiranía discursiva funcionaba de lo más bien como un relato de causalidades cada vez más complejas (digo, si lo del bebé hubiera sido algo moral, una misión y un juramento) y enlazadas con suficiencia y ritmo. Con todo, "3 Godfathers" no me parece mala película, pero sí desaprovechada e impropia de un director cuyo oficio y pericia cinematográfica salvan la función al logran sostener el relato incluso cuando éste es uno sin gracia ni lógica. ¿Conclusión? Correcta y simpática y poco más. Se pasa el rato volando y sin mayores inconvenientes (a excepción de la alegoría, claro). Un western familiar, para un domingo en la iglesia, qué sé yo.
Oh, antes de olvidarlo, fenomenal el monólogo en que Wayne nos informa, tan desolado como enojado, de la terrible situación con que se topan. Sin duda lo mejor de la película para mí.
3 Godfathers - 1948

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