Por segunda vez en tres años Green Bay se quedó a una victoria de volver al Super Bowl y esta vez la voz de la afición encontró eco en un Aaron Rodgers que a sus 33 años pidió sutilmente a la gerencia Packer mayor agresividad y cambiar a una mentalidad de “ganar ahora” para obtener, al menos, su segundo trofeo Lombardi antes de que sea demasiado tarde.
Así, esta gerencia respondió con buenas decisiones en la Agencia Libre y en el Draft, por lo que hacia la temporada 2017 el consenso arroja que cualquier resultado menor al título de la NFC sería un fracaso en Green Bay. Estas son las historias a seguir de cara al Training Camp de los Packers:
1.- Mucho que mejorar en la defensiva secundaria
Todos los ojos estarán puestos en el trabajo de este grupo, señalado como principal responsable de tener a Green Bay como la segunda peor defensiva por pase de la liga. En parte las lesiones fueron un gran factor, como muestra el CB Sam Shields se acaba de retirar debido a su historial de concusiones. La mayor pérdida en la temporada baja fue la del S Micah Hide en la Agencia Libre por la versatilidad que aportaba ante las lesiones de sus compañeros.
Las esperanzas de mejorar esta unidad se depositan (tal vez prematuramente) en la selección de Draft 2017, CB Kevin King. Un jugador prototípico en su posición, pero con el problema de que no pudo participar en las primeras actividades del equipo debido al calendario escolar de su universidad. También vía Draft llegó el S Josh Jones y se espera que sea contribuyente inmediato. Sin embargo, el interés principal en estos días es que el nivel de juego de los CB Damarious Randall y Quinten Rollins se eleve después de ser ampliamente exigidos –y exhibidos- sobre el terreno la campaña pasada. Por otra parte, el S Ha Ha Clinton-Dix, el único elemento brillante entre tantas incógnitas, viene de su tercer año en la liga y su primer nombramiento al Pro-Bowl buscando consolidarse como el ancla de esta defensiva secundaria.
2.- La competencia de los RB, ¿quién detrás de Ty Montgomery?
A pesar de la tendencia creciente en la liga a utilizar un comité en la posición, Green Bay es un equipo que prefiere establecer claramente a su RB1 y utilizar al resto en situaciones de tercer down o corto yardaje. El cuerpo de corredores fue depurado con las salidas de Eddie Lacy, Christine Michael y Don Jackson, por lo que Ty Montgomery, una de las grandes historias de la temporada pasada por su transición exitosa de WR a RB, es claramente el corredor principal de los Packers en este momento.
Así, las miradas en el Training Camp se centrarán en los recién llegados vía Draft: Jamaal Williams y su estilo poderoso de correr, Aaron Jones –rápido y de buenas manos para ejecutar screens– y Devante Mays como opciones para cambiar el ritmo ofensivo. Si añadimos que el fullback de segundo año, Aaron Ripkowski, es de los predilectos en el esquema del coach Mike McCarthy para jugadas de corto yardaje, la batalla por ocupar los puestos de RB será una de las más encarnizadas y con menos margen de error que se verán en este equipo.
3.- Las distintas agendas de Brett Hundley y Joe Callahan como QB suplentes
Todos sabemos que Green Bay sólo puede llegar tan lejos como se mantenga la salud de Aaron Rodgers y ello significa que el staff de coacheo lo va a exponer lo menos posible hasta la semana 1. Así que durante la pretemporada veremos al QB2 Brett Hundley y al QB3 Joe Callahan repartiéndose la carga de trabajo, y cada uno tiene metas distintas.
Se considera que Hundley tiene ya suficiente nivel para hacerse titular en la NFL (tal vez en un equipo como los NY Jets) y estará apostando por aumentar su valor para generar una oferta de trade atractiva, que le abra las puertas al resto de liga y le permita dar ese salto que en los Packers tendría que esperar de tres a siete años, el estimado de lo que resta a la carrera de Rodgers.
Mientras tanto, Callahan necesita continuar su desarrollo en Green Bay bajo la tutela de Rodgers, ya sea para seguir el camino de Hundley en un par de años o bien establecerse como una opción real para una eventual transición Rodgers-Callahan, que sería un dèja vu ideal después del éxito de la Favre-Rodgers. Los buenos números e intangibles demostrados por Callahan en la pretemporada 2016 dan bases para pensar en ello.