Aquí, intentando pescar lectores asiduos hablando de novedades...
El tiempo de las plantas: como el título sugiere, también la portada, este cómic es sobre un posapocalipis. Su apartado gráfico es arriesgado en tanto en cuanto es algo ingrato a los ojos. No es claro, es algo rudo y no tiene una conciencia clara de sus límites, por ejemplo identifica a los personajes por sus estrafalarios peinados y derrepente se los quita haciendo imposible al lector seguir identificándoles ya que el dibujo del cuerpo humano de A. Galindo, autor único deste cómic, es simplón. Pero el guión es competente y la historia es interesante. El tiempo de las plantas me ha gustado porque se nota que su autor controla de cómo se piensa que se vivió en la Prehistoria y cómo viven los llamados pueblos paleolíticos actuales. Así, a mi juicio, esta historia supera en verosimilitud y crudeza a lo que es típico en este tipo de relatos. Además sus protas no son gente que ayer vivía cómodamente en el preapocalipsis, sino gente que ya ha nacido en el posapocalipsis y que son nietos de peña que recuerda muy vagamente como era el mundo anterior porquentonces era muy pequeña. Deste modo en este cómic el preapocalipsis es más un mundo mítico o el mundo de los sueños que un pasado real bien recordado. Lo que es una idea bastante acertada de A. Galindo ya que da tensión a la lectura al aportar un carácter abismal a la historia pues es imposible superar la gran brecha que separa a los personajes del lector. Ellos y ntros somos de mundos distintos así que ni toneladas dempatía permiten una identificación. Se nota que este cómic no quiere ser condescendiente con ntros. Su mundo tiene otras reglas y no nos comprenden porque no nos recuerdan, aunque aspiran a vivir como ellos imaginan que ntros vivimos (o vivíamos?). Por otro lado la historia es casi un slice of life o costumbrismo prehistórico porque nada grande está en juego, pero A. Galindo consigue superar esa intrascendencia con un buen final que es, supongo, la moraleja del cómic: la Vida sigue, la Vida no se para, la Vida es como al agua, fluye por donde puede. Quizás en el guión A. Galindo también ha arriesgado demasiado pues sale una especie de yogui que parece que habla aunque no dice nada, así que, como conozco muy poco del hinduismo, no sé si es que tal personaje habla a través de sus posturas y gestos, claramente no son inventados, o en realidad es la parte material de la faceta psicodélica que tiene esta historia que hace referencia al habitual uso de los estado alterados de la conciencia de los pueblos primitivos. Es desagradable poner peros a un cómic honesto y modesto pero como no me pagan... en mi opinión la edición es demasiado pequeña para el dibujo. Con un poco más de altura la lectura sería más fácil y con ello ganaría algo el feísta dibujo. Pienso que en vez de invertir en tapa dura, que siendo sinceros no aporta nada, hubiera sido mejor hacer el cómic algo más grande.
PTSD: uno tarda un poco en meterse en esta historia porque el autor, al tener más de referencia el manga que la BD, es francolaosiano, nunca va al grano de modo que gasta papel que no aporta a la lectura y al relato pero sí al precio en un mundo cada vez más pobre y competitivo. En todo caso, si uno aguanta, que no es difícil porque esto se lee rápido dado su vano manierismo, sencuentra con una historia interesante y violenta que sorprende porque sus protas son veteranos de guerra y vivimos en una sociedad donde no hay nada más despreciable que un soldado. La historia de PTSD también es menor pero se sostiene por el antipático individualismo de su prota femenino y por la típica falta de moralismo de las historias orientales. No hay malos ni buenos, aunque la historia ensalza el altruismo y la cooperación, lo que le da a la historia tanta verosimilitud como crudeza y rudeza. Hay muy pocos bastardos en el mundo, la mayoría somos egoístas e insolidarios porque se nos educa así y se nos deja en la intemperie en un mundo en que cada vez es más difícil apañárselas solo, así que no hay tiempo ni ganas dayudar a otro a seguir flotando (más en el Oriente que aquí). Deste modo, aunque en esta historia hay antagonistas no buenos, tampoco son los típicos villanos occidentales (principalmente porque sólo salen los mataos), cosa que sagradece pues, aunquestá ambientada en el futuro de dentro de 20 minutos, no engaña con un infantil maniqueísmo ni impide entender a todo los personajes. Así, pese a que la historia de PTSD es un tanto insustancial y no tiene sentido questé coloreada de forma luminosa y cálida (aunque bueno, el autor es dextremoriente...), es entretenida, es violenta y es diferente, aunque no en identificar al típico oriental con un enfermo mental (un tópico desde Evangelion). De nuevo algo más de tamaño le hubiera sentado mejor al cómic porque G. Singelin usa muchas viñetas en cada página y se curra cada de una ellas. Se podía haber invertido menos en innecesario papel grueso y pasar de regalar láminas antes de saber si el cómic lo ha petado.
Cosacos: esta peña matrae porque sé poco della y los sistemas alternativos, como el de los piratas típicos, me interesan. Por eso no he desperdiciado la oportunidad de leer esto, que es un cómic histórico muy serio y sólido que sambienta poco antes de que polacos y rusos se carguen a los libertarios cosacos (que nada tienen que ver con los ucranianos). La historia, aunque tópica, es entretenida e interesante por la excelente recreación de la época, lo mejor con diferencia del cómic, y porque está bien contada. Aquí el mejor es el guionista V. Brugeas. El dibujo es sencillo y convencional, así que poco grato, la portada es mejor que el interior porque R. Toulhoat es mejor diseñador gráfico que dibujante, pero este cómic es muy exigente, hay que dibujar muchos caballos, algo que ya prácticamente nadie domina tras el apocalipsis del western, y representar con fidelidad una época pretérita. Así pues creo que al dibujante desto y también a su refuerzo, Y. Gullo, no se les puede reprochar su funcionalismo. Lo básico lo dan, los caballos están bien dibujados, y el mundo no está para que los artesanos le dediquen tiempo a hacer las cosas bien. Nobstante a este cómic le veo un problema bastante gordo. El precio. En Francia vale casi 6€ menos !!! y allí atan los perros con longanizas. Así pues me parece suicida vender el episodio duna historia, que creo que va a tener más de 2 partes, con un dibujo que no enamora por un ojo de la cara. Aunque igual resulta que en España hay los suficientes ricos que les gustan los cómics. Desde luego esto explicaría que aquí estos sestén convirtiendo en un bien de lujo. Ojalá viviéramos en un lugar donde te jubilas a los 64 y los cómics son baratos. Mis antepasados afrancesados no debieron volver :(