3 sentidos en los que deberías moverte muchísimo

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¿Cómo? ¿Moverme muchísimo? ¿Pero eso no es un tipo de estrés crónico? ¿El exceso de ejercicio físico, especialmente intenso y de larga duración, no era contrapoducente para la salud? Efectivamente, nada de esto ha cambiado. El cardio crónico y los esfuerzos físicos repetitivos siguen siendo la peor opción en cuanto a actividad física se refiere –sedentarismo aparte.

Sin embargo, desde la perspectiva del Método Natural y la coherencia evolutiva, hay algunos aspectos relacionados con el movimiento que deberían practicarse con asiduidad, prestándoles la atención y dedicación que se merecen. Éstos son básicamente tres:

1. La frecuencia

No es la primera vez que me remito a la frecuencia en el movimiento –algo vimos en Muévete con frecuencia y lentamente. Nuestra vida es físicamente cómoda, muy cómoda, tanto que podríamos vivir sobrevivir sin movernos. En cambio, nuestro cuerpo ha evolucionado para moverse con mucha más frecuencia de lo que solemos hacer. Esto no tiene nada que ver con el tiempo que dedicamos especialmente a practicar tal o cual actividad física –gimnasio, deporte, etc.–, sino al esfuerzo físico global que realizamos durante toda la jornada.

La vida, nuestro cuerpo, necesita movimiento frecuente. Es parte de su alimento a muchos niveles –locomotor, neurológico, endocrino, inmunológico. Eso sí, la mayor parte del tiempo a intensidades significativamente bajas, como puede ser caminar, agacharse, transportar algo de peso, etc.

En este sentido, deberías moverte muchísimo.

2. La movilidad

Otro aspecto del movimiento en el que nuestra vida física presenta muchísimas carencias es la movilidad. Nuestro cuerpo es una estructura con una posibilidad casi infinita de movimientos, especialmente debido al rango de movimiento tan amplio que tienen nuestras articulaciones. Lamentablemente, añadido a la comodidad de nuestras vidas de la que hablaba antes, nos rodea cierto miedo a realizar según qué gestos, creyendo que pueden resultar contraproducentes para nuestra salud futura o incluso provocarnos una lesión –pasar de los 90º de flexión de la rodilla al agacharnos, hacer círculos con la cabeza, flexionar la columna lumbar, etc.

Si nuestras articulaciones poseen la capacidad innata de alcanzar ciertos límites fisiológicos –determinada especialmente por la forma de nuestros huesos y topes óseos, más que por nuestros músculos o ligamentos– y nos permiten hacer según qué movimientos, será porque han evolucionado para poder realizarlos, es decir, los habremos hecho muchísimas veces. Otra cosa es el modo, la carga, la frecuencia y otros factores a tener en cuenta, pero como mínimo deberíamos conservar la capacidad de movimiento, de alcanzar con comodidad y fluidez esos límites, de mover nuestras articulaciones en todo su recorrido, en todo su rango de movimiento.

En este sentido, deberías moverte muchísimo más.

3. La diversidad

De forma ya redundante, me veo obligado a insistir una vez más en la diversidad, en la variedad de movimientos, desde los gestos más pequeños –cómo agarrar un objeto o cómo pisar al caminar o correr– hasta los movimientos más complejos –practicando diferentes tipos de actividad física: correr, saltar, gatear, cargar, escalar, etc.

El ejercicio físico repetitivo es la mejor forma de dinamitar nuestras capacidades reales de movimiento, así como de predisponernos a la lesión crónica –generalmente debida a procesos acumulativos y a la repetición de patrones motrices– y a la pérdida de movilidad. La especialización nos mata mecánicamente. Lo más coherente es cambiar constantemente agarres, zancadas, pesos, formas, texturas del terreno, posturas, desniveles, estimulando incesamente a nuestro cuerpo para que se adapte a nuevas, diversas e inciertas situaciones.

En este sentido, deberías moverte muchísimo más.

Así que ya sabes. A partir de hoy muévete con mucha más frecuencia, en un espectro de movimientos mucho más amplio y diversificando al máximo tu actividad física. Es lo que ocurriría en plena naturaleza. Es lo que ha ocurrido durante cientos de miles de años. En consecuencia, es garantía de salud y bienestar.

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