Hay que aceptarlo. El tiempo pasa para todos, y todos sin excepción nos estamos haciendo un poco más viejos cada día.
El paso del tiempo es implacable y si bien es cierto que, hasta ahora, hagamos lo que hagamos, no nos vamos a librar de la muerte, también es cierto que es mucho mejor cuidarse desde cuando se es joven, para tener una buena y digna vejez, que llegar a viejos en malas condiciones físicas y con un sinfín de innumerables problemas asociados a la salud.
El cuerpo es una máquina
El cuerpo es una máquina sorprendente, pero es una máquina que tiende a fallar en cualquier momento y en donde menos se lo esperan las personas.
Sin importar que el cuerpo es una máquina biológica, lo único cierto es que es una máquina y como tal se comporta. Si una persona toma una máquina, por ejemplo, un automóvil, y lo deja abandonado durante años sin nunca encender el motor, sin nunca hacerle ninguna clase de mantenimiento o de cuidados, cuando quiera hacer uso de ese automóvil, muy seguramente tendrá que contratar a un mecánico para que arregle el motor, cambie las piezas que se han oxidado, y vuelva a hacer que esa máquina pueda funcionar de nuevo.
En el caso de las máquinas, es así de simple como suena. Si algo se daña, se reemplazan las piezas dañadas y todo vuelve a funcionar sin inconvenientes. Pero en el caso de los seres humanos, las cosas no son tan simples como parecen.
Cuando en un ser humano falla una pieza, un riñón, el hígado, el corazón, etc., es muy difícil reparar aquella parte del cuerpo que está fallando, y mucho más difícil aún, es reemplazar alguna parte del cuerpo que esté presentando problemas de funcionamiento.
Si algo falla en el cuerpo y, suponiendo que sea algo que hoy en día la ciencia médica pueda reemplazar, los costos de dichos reemplazos son astronómicos, y el tiempo de espera que puede transcurrir hasta el momento en que se encuentre un donante compatible que pueda reemplazar un órgano enfermo, puede llegar a ser casi que eterno.
Entonces, ¿para qué esperar a que el cuerpo falle, si podemos mantenerlo en buenas condiciones dándole simplemente unos cuántos cuidados?
La máquina humana, es una máquina creada para estar en movimiento. El cuerpo no se hizo para mantenerlo sentado en una silla o acostado en un sofá viendo la televisión y comiendo comida chatarra.
El cuerpo es una máquina extraordinaria que adora estar en movimiento, y es el movimiento una de las claves más importantes para que todo en el organismo funcione correctamente.
Si usted es una persona sedentaria, es decir, alguien que gusta de no hacer nada y de moverse lo menos posible, y si aspira a vivir muchos años y a llegar a su vejez en buenas condiciones, entonces sería una buena idea que replanteara su manera de pensar y comenzara a pensar en darle algo de acción a su cuerpo.
Caminar es un buen principio
Una de las formas más fáciles de hacer que el cuerpo se mueva y que la sangre y el oxígeno circulen por todo el organismo, es caminando.
Comience a caminar cada día por pequeños periodos de tiempo. Supongamos que usted es una persona con problemas de sobrepeso, adicta a la comida, y a quien le duelen las rodillas, la espalda y el cuerpo en general.
Si ese su caso, comience por pequeñas caminatas adentro de su propio hogar. Propóngase caminar todos los días durante al menos 5 minutos, 3 veces por día, recorriendo toda su casa de un extremo al otro sin detenerse.
A medida que pasen los días, aumente la velocidad en que hace ese recorrido. Si, por ejemplo, en 5 minutos le da 3 vueltas a su casa, intente recorrer su casa en 4 oportunidades en la misma cantidad de tiempo.
3 veces al día de esta simple actividad para una persona obesa, representará 15 minutos de actividad física diaria que actualmente no está desarrollando.
Algo tan simple como esto, llevará al cuerpo a comenzar a consumir las reservas de grasa que posee, ya que el cuerpo necesita energía para ponerse en movimiento, y la energía necesaria para ello, se obtiene principalmente de la grasa que se almacena en las diferentes partes en donde la grasa corporal suele acumularse.
Algo para tener en cuenta, sobre todo para las personas obesas y sedentarias, es que deben hacer el esfuerzo de no incrementar la cantidad de comida que consumen a cambio del ejercicio que realicen.
Uno de los errores más comunes de las personas obesas que intentan comenzar a llevar a cabo una rutina de ejercicios, es que, en lugar de disminuir su consumo de calorías diario, lo aumentan, luego el beneficio que pueden obtener por hacer un poco de ejercicio diariamente, se pierde por completo a causa de las mayores cantidades de comida que ingresan en el organismo.
Si en su caso, usted a ha logrado levantarse de la silla o del cómodo sofá, para hacer estas tres pequeñas caminatas cada día dentro de su propia casa, y ha logrado mantener esta rutina sin interrupciones al menos durante un mes, entonces es hora de comenzar a salir a caminar a la calle.
Salga a la puerta de su casa y ahora dedique esos mismos 5 minutos diarios de caminata, pero en el exterior de su hogar. Por ejemplo, vaya caminando hasta la esquina de la calle en donde está ubicada su vivienda y regrese a su casa, tantas veces como pueda en esos mismos 5 minutos, durante 3 veces por día.
Al igual que en la rutina de caminar que se sugiere hacer al interior del hogar, intente aumentar, a medida que pasen los días, el número de veces que va caminando desde la puerta de su casa hasta la esquina de la calle. Si en 5 minutos logra hacer este recorrido 5 veces, entonces luego de una semana de caminata, intente hacer 6 veces ese mismo recorrido.
De nuevo, una vez haya logrado hacer esto durante al menos un mes sin interrupciones, ha llegado el momento de aumentar el tiempo de caminata al doble de lo acostumbrado.
Durante 10 minutos 3 veces por día, usted deberá salir a caminar en su propia calle y a medida que pasen los días, deberá intentar hacer cada vez más cantidad de recorridos en el mismo tiempo.
Esta práctica, que en realidad es muy simple y muy al alcance de cualquier persona, hará que poco a poco el cuerpo se active nuevamente, y los cambios comenzarán a hacerse notorios en la medida en que pase el tiempo y en la medida en que exista constancia en la práctica de esta disciplina.
Si su caso no es el anterior, es decir, usted es una persona con un peso corporal relativamente normal, pero que no acostumbra a tener ninguna clase de actividad física o de movimiento, bien puede comenzar desde el inicio, a hacer pequeñas caminatas de 10 minutos cada una, 3 veces por día, en las afueras de su hogar.
Estas caminatas ya pueden incluir algunas vueltas a la manzana en donde usted vive, mientras su cuerpo se acostumbra a moverse nuevamente con más fluidez.
Cuando ya haya pasado al menos un pequeño periodo de adaptación de al menos 15 días, pensar en correr a un paso normal, en lugar de caminar, es una mejor opción para el cuerpo ya que, a mayor cantidad de movimiento corporal, mayor serán los beneficios que se reciban en el corto, mediano y largo plazo.
Para aquellas personas que gustan de un poco más de actividad, inscribirse en un gimnasio, una escuela de yoga, o en general, en un centro de acondicionamiento físico, será la mejor opción que les permita darle al cuerpo todo el movimiento que este necesita para mantener todas sus partes funcionando correctamente.
Si el dinero no le alcanza para pagarse un buen gimnasio, entonces realizando unas cuantas búsquedas en Internet, podrá encontrar toda clase de rutinas de ejercicio para principiantes, intermedios y avanzados, que podrá llevar a cabo desde la comodidad de su propio hogar y sin la necesidad de ninguna clase de equipamiento físico.
¿Que es un peso corporal normal?
Cuando se habla de peso corporal normal, se refiere a la cantidad de kilos o libras que una persona saludable debe pesar. Si usted quiere saber cuál debería ser su peso corporal normal, simplemente mida la estatura de su cuerpo en centímetros, sin ninguna clase de calzado, y la cantidad de centímetros que superen al metro de altura, deberá ser su peso corporal normal.
Es decir, supongamos una persona que sin calzado alguno mide 180 centímetros, o 1,80 metros desde los pies hasta la cima de su cabeza. Esta persona deberá pesar completamente desnuda 80 kilos para tener un peso ideal, o un máximo de 5 kilos por encima o de 5 kilos por debajo de su peso, para estar dentro de lo que se considera un peso corporal saludable para el cuerpo humano.
En otras palabras, una persona que mida 180 centímetros, podrá pesar o 75 u 80 u 85 kilos, sin que esto afecte negativamente su salud.
Si alguien que mide 180 centímetros pesa por ejemplo 100 kilogramos, esa persona es alguien que debe saber que tiene 20 kilos o 15 kilos de sobrepeso en su cuerpo de los que no le vendría mal buscar la manera de poder eliminarlos.
Efectos del sobrepeso
El sobrepeso es algo que afecta al cuerpo de muchas formas. Por una parte, genera presión innecesaria sobre las articulaciones de los tobillos, las rodillas, la cadera, y en general, sobre toda la columna vertebral, por lo que el cuerpo deberá hacer mayores esfuerzos para movilizarse cómodamente y con facilidad.
Por otra parte, el sobrepeso por lo general, es ocasionado por excedentes de grasa corporal que el cuerpo no consume por no tener la suficiente actividad física que lo lleve a deshacerse de dicha grasa almacenada.
Esta grasa puede depositarse en las paredes de las venas y arterias del cuerpo, generando taponamientos que, en cualquier momento, pueden ocasionar un infarto cardíaco o muchas otras complicaciones en el organismo que pueden causar la muerte de una persona, y que, de hecho, ocasionan miles de muertes cada año en todos los rincones del mundo.
Es por ello que la actividad física, llevada a cabo al menos de forma moderada cada día, puede mejorar las condiciones de vida de una persona que espera llegar a la vejez de una manera digna y saludable.
¿Y qué hay de la comida?
Sumado a lo anterior, se encuentra el cuidado que se debe tener con los alimentos que se consumen diariamente.
La comida chatarra es deliciosa al paladar, mientras que las verduras difícilmente logran tener un buen sabor. Esto es algo que suelen pensar la mayoría de personas. Sin embargo, uno de los secretos de una buena vejez, es comenzar desde muy temprana edad a disminuir el consumo de comida chatarra, y en general, el consumo de comidas muy grasosas y muy condimentadas, para reemplazarlo por frutas y verduras que son a todas luces mucho más saludables y amigables con el organismo.
La comida chatarra, o muy grasosa y condimentada equivale a un aceite de mala calidad que se aplica en el motor de un automóvil.
Un automóvil cualquiera, puede funcionar durante un tiempo sin mayores problemas con un aceite de mala calidad, pero con seguridad, tarde o temprano en algún momento, ese motor fallará por haber recibido de manera repetitiva durante el tiempo, dicha clase de aceite.
Por el contrario, un motor que recibe siempre un aceite de buena calidad, funcionará muy bien siempre, incluso más allá del tiempo útil de vida de dicho motor.
En el caso del cuerpo humano, la comida chatarra o grasosa y condimentada, equivalen al aceite de mala calidad, y las frutas y verduras, equivalen al aceite de buena calidad.
Eso sí, no se trata de convertirse al vegetarianismo o al veganismo, tan famoso por estos tiempos, sino que se trata de aprender a equilibrar la comida que se le da al cuerpo, para que este pueda funcionar correctamente durante muchos años.
El agua es fuente de vida
El agua es fuente de vida, y el consumo de esta, es también uno de los pilares fundamentales en lo que al mantenimiento de la buena salud se refiere.
El agua es el elemento físico que más abunda en la naturaleza y que compone en más del 70% al cuerpo humano, luego su importancia en el buen funcionamiento del organismo es incuestionable.
Beber al menos un litro de agua pura al día, es una de las más maneras más simples y sencillas de hacer que todo en el organismo funcione correctamente.
Entonces, estas 3 simples prácticas, 1.) poner el cuerpo en movimiento, 2. ) alimentarse correctamente, y 3.) beber agua pura cada día, para mantener la buena salud durante toda la vida, garantizarán que, la mayoría de personas, puedan llegar a alcanzar un estado de vejez en perfectas condiciones.
Se debe comenzar desde joven
Por lo general cuando se es joven, nunca se piensa en que algún día la juventud acabará. Pero lo único cierto, es que la juventud siempre termina por desaparecer.
Entonces, si las personas jóvenes piensan un poco, podrán comenzar a cuidar su cuerpo desde ya, para garantizar de esa forma que, en sus años de madurez, todo su organismo funcione de una manera satisfactoria.
La vejez es un periodo maravilloso de la vida cuando se goza de buena salud, y buena parte de esa buena salud, dependerá del trato que se le dé al cuerpo desde cuando se es una persona joven.
No hay que esperar a que la vejez llegue por sorpresa. Por el contrario, hay que comenzar lo antes posible a cuidar de esta máquina humana que se nos ha dado para transportarnos de un lugar a otro.
Un cuerpo sano y una mente sana, son garantía de muchos años llenos de una buena vida para quienes están dispuesto verdaderamente a cuidar de la salud de su organismo.
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