Revista Televisión

30 años de ¿Le Temes a la Oscuridad? y los libros de Escalofríos (Podcast disponible)

Publicado el 03 abril 2022 por Queplanetageneroso

Tenemos un problema. Aquellas cosas que nos gustaban ya están cumpliendo 30 años, lo cual nos empuja a la peligrosa proximidad de las cuatro décadas. Como Arjona es más jovato y su música está vedada en este blog, nos ahorraremos la referencia a su canción.

De lo que sí vale hablar es que dos marcas fundacionales del terror infanto-juvenil de los 90 estarán cumpliendo, en los próximos meses, 30 largos y jugosos años de existencia. Me refiero a la saga de libros de Escalofríos y a la serie de TV ¿Le Temes a la Oscuridad? (a partir de ahora «Le Temes», no me pidan que tipee tanto y mucho menos que use repetidas veces el signo de interrogación de apertura).

Como les había adelantado, las entradas en esta nueva etapa del blog van a  ser más largas. Si no tienen ganas de leer tanto o por algún demencial motivo quieren escuchar mi voz durante una hora y veinte, les propongo escuchar el podcast sobre este tema que acabo de subir a Spotify y Anchor. 
30 años de ¿Le Temes a la Oscuridad? y los libros de Escalofríos (Podcast disponible)El Slappy moderno y los niños vintage

Empecemos por plantear algunos paralelismos. Tanto Le Temes como Escalofríos tenían por objetivo acercar el género del terror al público infantil sin traumatizarlo irremediablemente. Eran, claro está, historias adaptadas para que nuestros jóvenes cerebros de los años 90 no se vieran demasiado convulsionados, aunque en historias puntuales el efecto miedo se lograba sin dudas.

Especialmente Le Temes muchas veces incursionaba en episodios donde el suspenso se hacía bastante intenso. Escalofríos tenía una mayor cuota de humor tanto en los libros como en la serie, pero también supo inmortalizar a un personaje más que efectivo del terror infantil: Slappy, el muñeco de ventrílocuo que de golpe te caminaba por el living.

Ambas marcas fueron pensadas para poner a niños y niñas en el rol protagónico. La idea era mostrar historias de terror vividas por personajes generalmente preadolescentes (en Le Temes el target era un poco mayor y solían rondar los 13-17 años) para que el público se sintiera reflejado. También en ambos existía una adelantada idea de paridad: generalmente los personajes principales eran varones y mujeres, a veces compartiendo pantalla y otras alternándose a lo largo de las temporadas.

Otro aspecto compartido, obviamente, era la inspiración (dicho con notable generosidad) en historias previas. Desde monstruos clásicos como momias, vampiros y hombres lobos, hasta clichés del género en plan casa embrujada, objetos malditos y leyendas urbanas. El resultado final era muy variable, pero en muchos casos, sobre todo en Le Temes, la reformulación de lo ya visto se veía fresco, moderno y cool. Pero fue hace treinta años. Y te va a pasar a tí…

30 años de ¿Le Temes a la Oscuridad? y los libros de Escalofríos (Podcast disponible)

¿Le Temes a la Oscuridad?

Dicen que muchas veces el cómo se presenta un producto es fundamental en su éxito posterior, y la intro de Le Temes era sin dudas memorable. Más tétrica, oscura y turbia incluso que el tono general del programa. La música perturbadora y los objetos que se mostraban de cerca nos situaba muy bien, y era un corte abrupto de la onda amable y naif de los canales que albergaban el programa: Magic Kids en su momento y también la cadena oficial, Nickelodeon.

La presentación del programa tiene eso que marca la diferencia: vemos los primeros segundos y nos acordamos claramente de las sensaciones que despertaba. Como si de la escena del crítico gastronómico de Ratatouille se tratara, nos transporta sin escalas a las tardes post escuela, con Chocolinas y plan de convertibilidad.

Considerando el tono general de Nick por esos años (series no violentas, separadores de cuidado del medio ambiente y respeto entre culturas) siempre tuve la duda de cómo los ejecutivos aceptaron una presentación de programa tan oscura. Pero bueno, pasó.

Como muchos programas de la época, era de origen canadiense, de la mítica productora CINAR devenida en Cookie Jar, y que equipaba de producciones enlatadas a Nickelodeon por fuera de sus famosos estudios de Orlando (si estás lo suficientemente quemado por la nostalgia, en tu cabeza estará sonando la voz del locutor que hablaba después de cada programa original de la cadena mencionando esos mismos estudios).

Las primeras temporadas con la «primera generación» de la Sociedad de la Medianoche fueron creadas por DJ MacHale y Ned Kandel, más tarde el canal ensayó varios revivals, incluso uno muy reciente del que hablaremos en breve. Un tema interesante a mencionar en este punto es que existe un libro al que le tengo puesto el ojo hace tiempo y que parece ser un compendio muy interesante y de primera mano de aquellos primeros años al frente del programa: The Are You Afraid of the Dark Campfire Companion.

30 años de ¿Le Temes a la Oscuridad? y los libros de Escalofríos (Podcast disponible)La foto de los chicos gritando era un recurso inagotable, parece

La serie en total contó con nueve temporadas y 100 episodios y su estructura es por todos conocida. Un grupo de amigos se reunía cada semana en un lugar secreto del bosque, alrededor de una fogata, para contar historias de terror. Eran la Sociedad de la Medianoche y se trataba de una logia cerrada de amantes de horror al que los nuevos miembros sólo podían acceder (encapuchados y por recomendación de un miembro) si todos los integrantes daban el visto bueno a su relato. Esas narraciones orales, ya fuera de integrantes debutantes como de los ya veteranos, eran los capítulos en sí.

Como toda serie bien pensada tuvo su frase mítica. Antes de empezar cada historia había que decir: «Someto a la aprobación de la Sociedad de la Medianoche esta historia a la que llamo…»

Esta frase era una referencia directa a una de las más obvias fuentes de inspiración del programa, La Dimensión Desconocida, el clásico programa antológico de fantasía, suspenso y ciencia ficción que presentaba Rod Serling. Uno de los textos recurrentes de Serling al iniciar los capítulos era, justamente, someterlo a la aprobación de la audiencia. En este sentido, Le Temes mostraba un equilibrio hermoso entre el homenaje y el choreo. En general sin que se notara tanto este último. En general era un programa que se manejaba con bastante altura, y que le presentaba al público infantil la tradición del terror pasada por el tamiz de los años 90, pero sin subestimarnos.

Así es que varios capítulos no sólo linkeaban con películas clásicas de Universal o con los elementos ya remañidos del terror cinematográfico de los años 80. También había lugar para pequeños homenajes a la literatura de terror universal, como La Pata de Mono de WW Jacobs que en Le Temes tuvo su expresión en El relato de la garra Retorcida.

30 años de ¿Le Temes a la Oscuridad? y los libros de Escalofríos (Podcast disponible)Cuando vas a KFC

A modo de anécdota personal diré que ese fue el primer capítulo que vi, una tarde después de haberle echado el ojo al programa pero sin animarme del todo a mirarlo. Mi mamá me propuso que viera el capítulo y decidiera si era apto para mi hermano menor. Tuve miedo. Me encantó. Recuerdo que le dije a mi vieja: «Es fuerte». Toda una crítica de espectáculos. Con mi hermanito, claro está, nos fanatizamos por completo y pasamos miedo especialmente con el capítulo del payaso Zeebo (La historia de la risa en la oscuridad), La historia del fantasma solitario (la nenita despeinada que escribía «Help» en los espejos), La historia de la bicicleta roja (con la vocecita del fantasma que repetía «Miiiiiike») o La historia del bosque del vigía (que sin ser particularmente espeluznante me produjo pesadillas recurrentes sobre brujas del bosque). Y el para mí mejor episodio de toda la serie: La historia de la locura de medianoche, aquel en el que Nosferatu sale de la pantalla del cine y asedia a los acomodadores. Otro ejemplo de cómo la serie buscaba acercar a un público pre púber a clásicos ya por entonces viejísimos del terror (por cierto, felices 100 años, Nosfe).

Bueno, basta de autobiografía. Sigamos con los datos. Le Temes en general tenía una estructura con final aliviador… pero no siempre. Había capítulos que terminaban con cliffhangers (o sea, ganchos para el futuro) y otros que bajo la mirada infantil podían ser considerados como que terminaban mal. En ese punto doy mis respetos porque en general se tiende a que los programas infantiles cuiden por demás a su público, pero en este caso muchas eran las veces en que nos quedábamos viendo los créditos finales con una sensación agridulce. Lo bueno era que el propio recurso de la ficción dentro de la ficción hacía que, al volver a los chicos de La Sociedad de la Medianoche alrededor del fuego, esa intranquilidad era compartida con ellos.

30 años de ¿Le Temes a la Oscuridad? y los libros de Escalofríos (Podcast disponible)Dos clásicos

Además de temas recurrentes, Le Temes tenía personajes que iban y volvían en los distintos relatos, dando una idea de que, a pesar de que todas eran historias contadas por chicos, existía una suerte de universo compartido en todos los episodios. El Dr Vink y el Señor Sardo eran personajes claves que muchas veces impulsaban las historias: le entregaban un objeto mágico a los protagonistas o directamente actuaban como antagonistas y activaban la maldición que los ponía en peligro.

No por nada cuando McHale y Candle se pusieron a pensar la serie dos de los ejes centrales fueron escribir sobre chicos reales y empujarlos a una situación desafiante. Para eso instalaron la pauta de que los elencos fueran diversos a todo nivel, especialmente étnico, un aspecto que muchos usuarios de internet parecen creer que es propio de estos últimos años pero que en los 90 era sumamente común (repasen el cast de casi cualquier serie, ya sea live action o animada y comprobarán que casi siempre había representantes de los diversos grupos que componen la sociead norteamericana). Además se buscaba mostrar «niños no estereotipados», según las palabras de los propios creadores, y esto sí se inscribía perfectamente en el discurso abierto y tolerante de Nickelodeon.

Le Temes tuvo un fuerte impacto en nuestra generación y no sólo en América Latina. Se convirtió rápidamente en un programa destacado de la grilla de Nick y tuvo una canción en 1994 titulada Feel the Fear, de Maz & Kilgore:

Aunque la mayoría de los productos derivados de la serie nunca llegaron hasta nuestras latitudes, Le Temes tuvo, además de ediciones hogareñas de los capítulos en distintos formatos, videojuegos, juegos de mesa, libros informativos y otros productos que pueden ver en el video de este entusiasta admirador del programa.

Lo que más me interesa mencionar es que, además de la serie, las historias de Le Temes se expandieron a otros formatos: hubo novelas juveniles editadas entre 1995 y 1998 y audiodramas (como la palabra lo indica, ficciones para escuchar, como radioteatros pero que no se emitían ya por la radio). Estas últimas se llamaron Más Historias de la Sociedad de la Media Noche y gracias a la infinita generosidad de Internet, pueden escucharlas sin mayores problemas.

Terminados los años 90, ya nada era igual y el elenco de Le Temes había cambiado casi por completo. Yo miraba la serie ocasionalmente, pero sentía que no era lo mismo que en los primeros años (típico). Sin embargo, en el año 2000, un anuncio me impactó fuerte: desde el bloque Nick Cine anunciaban la «película» de Le Temes y esperé ansiosamente su estreno. La demostración que desde hace 12 años hablo de lo mismo. El plus de este lanzamiento fue algo que deseaba ver desde siempre: una historia de terror protagonizada, no ya solamente relatada, por los chicos de la Sociedad.

Fue El Relato del Ojo de Plata, que en realidad era un especial en tres episodios y en el que efectivamente volvía el mítico Gary para resolver junto a su hermano menor Tucker (líder de la siguiente generación de la Sociedad) un misterio que envolvía a su abuelo y a miembros de la misma Sociedad de muchas décadas atrás. Quizás la idea haya sido mejor que la ejecución, pero volviéndolo a ver recientemente, creo que todavía conserva el gustito de entonces. Una movida interesante de este capítulo es que la serie se bifurcaba con cada persona creando varias líneas de relato que ocurrían al mismo tiempo, por lo que la historia iba y volvía varias veces sobre las mismas escenas. Si nunca lo vieron, pueden hacerlo ya mismo:

Y ¿qué pasó con los actores después? Esa es una de las preguntas estandarte de este blog y, por supuesto, en este caso hay algunas perlitas. El que más llama la atención es Ross Hull, el actor que hacía de Gary y que hoy en día es una celebridad canadiense: es meteorólogo de TV y en su cuenta de Twitter se describe a sí mismo como «ex chico de aquel programa».

30 años de ¿Le Temes a la Oscuridad? y los libros de Escalofríos (Podcast disponible)En Canadá prendés la tele y Gary te dice si va a nevar… o a nevar.

Su hermano en la ficción, encarnado por Daniel De Santo también tuvo su carrera en los medios, especialmente como voice actor (o sea, pone su voz a personajes animados). Uno de sus personajes que más me llama la atención, porque es de un programa que en casa se ve una y otra y otra y otra vez por los integrantes más jóvenes de la familia es el osado Danny X de Paw Patrol. No sé si será así pero entre el nombre y el aspecto del personaje creo que está directamente basado en aquel actor surgido de Le Temes.

Caso más curioso es el de Kiki, la chica ruda de la serie que interpretaba Jodie Resther, quien por algunos años casi desapareció de los medios y volvió como estrella de la música en Canadá. Dejó atrás su vincha característica, una pena.

30 años de ¿Le Temes a la Oscuridad? y los libros de Escalofríos (Podcast disponible)Kiki mutó a estrella musical

Joana García, aka Sam en la serie, sigue trabajando como actriz y últimamente tiene algunos lanzamientos para Netflix. Tanto Betty Anne (Raine Pare-Coull) como David (Nathaniel Moreau) desaparecieron del ojo público, aunque éste último hasta hace varios años seguía trabajando en películas de terror, la serie de Martes 13 y Kung Fu La Leyenda continúa. Por su parte Frank (Jason Alisharan) tampoco destaca por uan gran carrera actoral pero rastreándolo dí con su participación en el documental The Orange Years, sobre el Nickelodeon de los 90 y que procederé a mirar en breve y comentar por acá.

La pregunta del millón: ¿Dónde y cómo veo Le Temes a la Oscuridad?

La verdad: Pagando una suscripción de Amazon Prime Video tenés acceso a las primeras temporadas.

«La verdad«: En series.lan esta todita y gratis.

Pero esto no es todo. En los últimos años Nickelodeon revivió la serie con dos temporadas bastante interesantes que se distancian de toda esta estructura de relatos y narradores que hablábamos antes.


30 años de ¿Le Temes a la Oscuridad? y los libros de Escalofríos (Podcast disponible)

Escalofríos

Dije que las entradas del blog en esta nueva era iban a ser más largas y así será. Para los de vista rezagada les recuerdo que hay una versión en podcast de este contenido.

Y ya que el chivo pasó, sigamos con la otra gran seguidilla de historias de terror infantil de los 90. R.L. Stine es un nombre que cualquier niño de los 90 caza al vuelo, porque era aquel que iniciaba, junto a un askimoco verde (ahora le dicen Slime) los episodios de Escalofríos. Antes de esas versiones para TV, Stine había escrito una larga larga larga colección de libros bajo el mismo título, pero para llegar a ese punto había paso por muchos y muy diversos trabajos.

Los envidiosos dirán que Stine es como un Stephen King de la B. Y tienen razón. Pero justamente por eso lo bancamos.

Al igual que King, Stine tiene un libro autobiográfico en el que habla no sólo de su vida sino cómo y por qué escribe. Tiene varios títulos diferentes, como Una Vida de Pesadillas y «¡Vino de Ohio! Mi vida como escritor», según la traducción que se encuentre, pero acá les comparto en formato PDF una de ellas o pueden comprarla en su versión original.

¡Gracias Esteban Dilo por avivarme de la existencia de este libro y por facilitarme el archivo!

En este repaso por toda la vida de Stine conocemos anécdotas como que era fanático de los radioteatros de terror, que empezó contándole cuentos de terror a su hermano menor cada noche y dejándolo con un «continuará» cada vez (una especie de versión suburbana yanki con asesinos seriales de Las Mil y Una Noches), o que un día descubrió en el desván de su casa cuya entrada tenía prohibida, una vieja máquina de escribir que lo impulsó a sus primeras creaciones.

30 años de ¿Le Temes a la Oscuridad? y los libros de Escalofríos (Podcast disponible)Cortados por la misma tijera

Al igual que King hizo fanzines, era un enfermito del terror desde siempre, tenía problemas de conducta en el colegio y trabajó como profesor de escuela. Muchos de sus alumnos fueron inspiración directa de los protagonistas de aquellos libros que lo harían ganar fama y fortuna. Cuando se mudó a Nueva York, con una mano atrás y otra adelante, y vivía con una dieta a base de sanguchitos, tuvo sus primeros trabajos en el ámbito editorial. Editó revistas para Scholastic (la-editorial-de-Harry-Potter-en-USA) y ese arduo trabajo con cierres semanales le dio la gimnasia para, años después, escribir a razón de dos libros por mes. Un loquito.

También escribió figuritas cómicas, revistas de informática cuando ésta empezaba a surgir, libros de Indiana Jones al estilo Elige tu Propia Aventura, de James Bond, novelitas de G.I. Joe y… fue guionista en jefe de El Castillo de Eureka. Así como lo leés.

Por ese entonces, Stine incursionaba en las novelas Youg Readers y ya tenía un truco que usaría, según el mismo dice, a lo largo de su carrera: primero se le ocurre el título y todo lo demás sale solo. Un distinto. En 1989 inicia la que sería su otra gran colección, Fear Street, y rápidamente el éxito que cosecha hace que la editorial le pida una tanda de libros paralela pero para un público más infantil, con más dosis de humor y argumentos menos densos. Así nace el primero de todos, Bienvenidos a la Casa de la Muerte, una novela que el mismo Stine confirma haber escrito en 10 días y que sería el inicio de su exitazo.

En pocos años ese primer título obtendría dos millones de copias vendidas y el ingreso posterior del escritor al libro Guinness de los Récords por ser el más prolífico escritor de novelas infantiles de terror. El hilo conductor de los 62 títulos de la colección, al igual que mencionábamos en Le Temes, es el protagonismo de niños parecidos a los que estarían leyendo la historia, y la sensación de que, a pesar de todo, estaban a salvo. Esa era la regla de oro que se le impuso a Stine, nunca pasarse de la raya y olvidar que se le hablaba a niños que quizás no tenían experiencia con el terror real. Aunque, en la mayoría de los casos, seguramente habrían espiado algún VHS de Freddy Krueger o una reposición de El Exorcista.

Hagamos la interrupción de rigor para una anécdota más. Recuerdo haber comprado Bienvenidos a la Casa de la Muerte antes que ningún otro libro de Escalofríos. Me llamó la atención la portada y al ser el primero de la colección creí lógico empezar por ahí. En esos lejanos años 90, los libros de Escalofríos eran dentro de todo accesibles para el golpeado bolsillo de la clase baja y se vendían, por ejemplo, en los supermercados. Yo compré la mayoría de ellos en Carrefour Avellaneda. No me arrepiento de nada.

30 años de ¿Le Temes a la Oscuridad? y los libros de Escalofríos (Podcast disponible)¿Tiene un momento para escuchar la palabra de nuestro señor Edgar Alan Poe?

Aunque Bienvenidos a la Casa de la Muerte es formalmente el primero de la colección, en 1992 se lanzó al mercado junto con Aléjate del Sótano y Sangre de Monstruo. Dos hechos interesantes en torno a este libro que, en esencia, trataba de la típica casa maldita a la que se muda una familia, es que en 1997 tuvo un audiobook que inauguraría esa vieja tradición también en Escalofríos (en los países de habla hispana, mucho más que acá, es súper habitual el lanzamiento de audiolibros).

Pero lo más llamativo es que la Casa de la Muerte pudo haber sido la primera película de Escalofríos y escrita nada menos que por George Romero, emblema fundacional del cine de zombies. Justamente, en su versión los habitantes del pueblo misterioso no eran fantasmas/espíritus, sino justamente muertos vivos y hasta había una subtrama muy romeriana de crítica sociopolítica. El guión efectivamente existe, no se trata de un rumor, y se conserva en la Universidad de Pittsburgh, Pennsylvania, pero no está abierto al público general. Su contenido, entonces, sí está envuelto en cierto misterio.

La Casa se convertiría en un escenario recurrente de la franquicia en videojuegos y en las películas actuales basadas en la serie y protagonizadas por Jack Black en el papel del semi carismático R. L. ¿Te acordás de sus algo tétricas apariciones presentando ciertos capítulos de la serie? En un claro homenaje a, otra vez, el amigo Rod Serling, Stine de vez en cuando se paseaba por el set televisivo:

Tim Burton fue otro célebre director que estuvo muy cerca de dirigir una película de Escalofríos, pero finalmente no ocurrió.

Actualmente Stine es bastante activo en sus redes sociales, contando lanzamientos y novedades de su aún muy viva franquicia editorial y televisiva. Sobre esto último vale recordar que hay dos películas de Escalofríos en Netflix y también, en la misma plataforma, la trilogía de Fear Street. Como si fuera poco, también juega a dos puntas con Disney+ y está disponible su serie Otra Dimensión. Y para ponerle la frutilla al postre, hace pocos días anunciaron una nueva serie live action de Escalofríos para la compañía del ratón. Un jugador de toda la cancha.

Pero lo que importa a las masas que leen este kilométrico posteo… ¿dónde ver la serie de los 90? Si bien hasta hace unos años había algunos capítulos random en Netflix, eso ya no ocurre y hasta donde sé la única forma de volver a mirarlos es en la vieja y confiable series.lan u otros streamings de altamar.

Puf. Ahora sí.

¡Que la Fuerza los acompañe!
=Malena=


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