Esto es lo más parecido que tengo a fotos de fuegos artificiales. Y llegar a los 300 seguidores en el fotonauta es lo más parecido que tengo a una ocasión especial, digna de celebrarse, así que sumamos dos más dos, nos da como resultado cinco y aquí va el post de hoy.
No puedo evitar sentirme orgulloso de seguir recibiendo visitas. Cada seguidor nuevo es una prueba de que el blog está vivo y cada prueba de que el blog está vivo es una evidencia más de que yo estoy vivo. Fuegos artificiales, alegría, fiesta y color, bullicio en las calles, gente que baila y canta, que se besa y juega correteando y empujándose, gente que vive la vida de manera simple y sincera, honesta, relajada y feliz. Eso veo. Eso quiero ver. Eso necesito ver.
Me consta que además de los 300 seguidores de wordpress hay más gente que lee el blog con cierta frecuencia, de manera que también a ellos los considero parte de esta fiesta. Naturalmente. Ellos serían algo así como los que acuden a las fiestas del pueblo pero no viven en él. Van a divertirse y a compartir unas horas, unos tragos, o lo que se tercie, a conocer nuevas culturas y nuevas gentes, a buscar pareja o un polvo rápido de una noche, alcohol y alguna que otra droga, a lo mejor hay disfraces, luces de colores, una banda tocando en la plaza y abueletes bailando agarrados. También imagino comida rápida en puestos con pinta de muy antiguos, atendidos por señoritas con las tetas grandes y la lengua suelta, trileros y estafadores apostados en las esquinas y cobijados tras las sombras, turrón medio caducado, coco seco, tómbolas que regalan muñecas chochonas y perritos pilotos, gofres hechos según una receta ultra secreta, carricoches y tío vivos, carruseles, un barco pirata, un pulpo y una montaña rusa chirriante con los tornillos medio sueltos, coches de choque, casa del terror, algodón de azúcar y manzanas cubiertas con caramelo, algún que otro corrillo de viejos verdes del pueblo admirando a las zagalas, esas desvergonzadas forasteras que enseñan hasta los pecados y un par de discotecas a las afueras que se empiezan a llenar cuando la banda de la plaza termina su actuación y ya se han formado todas las congas posibles. También hay dos o tres locales atendidos por señoritas de comportamiento libidinoso pero cuya discreción supera cualquier estándar de calidad. Vomitonas en portales ajenos y achuchones en pajares oscuros, cánticos a todo volumen tan desafinados como permitan las leyes de la música, algún que otro llanto desconsolado… y bueno, así va pasando la noche. Faltan muchas cosas pero ya las dejo a la imaginación y la experiencia de cada uno.
Por mi parte ya me voy. Mañana intentaré volver con más. Si la resaca de la fiesta de hoy me lo permite, claro.
Por cierto las imágenes de hoy las tomó Carolina aunque las procesé yo. Debo decir que solo hice ajustes de color. El resto es pura y dura técnica fotográfica, se llama “zooming” y es maravillosa y muy fácil. Eso que parecen rayos de luz son flores, ni más ni menos. Lo digo por si alguien pensaba que el amigo photoshop se había unido a la fiesta, pues no.
Me cae bien, pero no le suelo invitar casi nunca. A lo mejor si llego al futuro… quién sabe.