Tortilla quemada
Título original: La truita cremada: 24 lliçons de química
Editorial: Rubes
Páginas: 310
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788493197032
Precio: 18,00 €
Sinopsis
¿Por qué en unas sartenes se pegan las tortillas y en otras no? ¿Por qué salpica la salsa de tomate cuando se prepara? ¿Cuál es la composición química de una ciudad? ¿Cuál es la forma más científica de ligar? ¿Cómo es un flan por dentro? ¿Cuál es la mejor forma de enfriar el arroz hervido? ¿Sabes cómo lavan las camisas en Mumbai? ¿Qué es más natural, un jamón o un litro de ácido sulfúrico? ¿Cómo podrías identificar a un químico haciéndole una sola pregunta? ¿Sabes que es la entropología?
En este libro encontrarás respuestas a estas y otras preguntas, no menos trascendentales. En veintitrés capítulos tal vez aclares conceptos que ya te habían explicado pero que no habías acabado de entender, tal vez aprenderás cosas que ni imaginabas, y tal vez sonreirás un poco, como puede que hagas ahora. Y tal vez mirarás la química, la ciencia, con otra visión.No hay que ser químico para leer el libro, claro. Si lo eres, lo entenderás todo. Si has estudiado algo de química entenderás casi todo, y si no, creo que también te gustará, aunque tendrás que saltarte algunos párrafos. Pero no te preocupes, todos lo hacemos cuando conviene.
Reseña
Una manera amena de llevar la Ciencia a la vida cotidiana.
Hacía bastante tiempo que buscaba un libro que intentase explicar de manera concisa y clara lo fenómenos que se producen en nuestro día a día; más concretamente en cuestiones de los alimentos. Y, por cosas de la vida,un compañero me lo recomiende estando ambos en la sección de Ingeniería Química. Tuve que dejarlo pero hace un tiempo pude leerlo entero y disfruté como nadie.
Este libro es divulgación científica de Química e Ingeniería Química. No es una novela. No es tampoco un libro de texto. Es divulgación, es decir, un texto que explica con palabras «vulgares» o cotidianas uno o varios aspectos técnicos sobre un tema, en este caso científico. ¿Hay que ser químico o ingeniero químico para poder leerlo? No voy negar que cuantos más conocimientos se tengan, más se entiende y más se disfruta, pero la respuesta es no. Todo el que posea interés puede disfrutar de esta obra, con mayor o menor esfuerzo.
Pero, ¿y alguien ajeno por completo al mundo científico? Pues bien, la brecha en el conocimiento es abismal pero, curiosamente, no insalvable. ¿Qué supone esto? Que nosotros, los químicos e ingenieros químicos, lo entendemos -o deberíamos entenderlo-. Nuestros «primos» -biólogos, matemáticos, ingenieros, físicos, etc.- lo entenderán algo peor pero tampoco tendrán problemas (me baso en el temario de cada carrera; a lo mejor alguien ajeno a todo es muy bueno y lo entiende absolutamente todo). Incluso un estudiante de ESO lo puede llegar a comprender y disfrutar sin grandes problemas.
Pero llego más lejos aún. Alguien ajeno a todo el mundo «científico» que se aprecia en este libro puede leerlo siempre y cuando tenga curiosidad por los sucesos cotidianos. No hace falta pensar mucho para entender que en la lectura aparecerán algunas lagunas en las explicaciones teóricas, pero sabrán el porqué de las cosas, y aseguro que eso gusta. Cómo por ejemplo, cuál es la causa de que los patos tengan solo las patas bajo el agua cuando por densidad del cuerpo les debería pasar como a nosotros, hundirnos hasta el cuello; o por qué la tortilla se quema; o qué es en realidad la leche. Quizás no entiendan el efecto que produce la tensión superficial en otros casos; ni sean capaces de entender que para que la grasa se quite, entre la gota de grasa y la superficie con la que está en contacto debe tener un ángulo mayor de 90º; o por qué si el mercurio es líquido no moja el papel. Quizás no entiendan la teoría en general o el concepto teórico, pero seguramente sí lo comprendan para los casos cercanos a ellos. Y comprender eso supone una satisfacción personal pocas veces inigualable.
Además, ya no es solo que explique conceptos teóricos abstractos de forma sencilla. Es que la forma en la que está escrito hace que el lector no se canse, que no parezca que está leyendo un libro científico, sino que tenga ganas de conocer más cosas. Hay partes en las que te ríes mucho, en otras en las que la mente se abre al conocer la explicación a determinados conceptos y fenómenos que nunca nos hemos planteado... Además, como se orienta también a la parte alimentaria, pues es algo que de veras me ha gustado. Es, a mi juicio, de los mejores textos de divulgación.
Como dice la sinopsis, el libro consta de 23 capítulos, generalmente divididos por conceptos. Personalmente me ha encantado el 2º tema, el de la tabla periódica. No os podéis imaginar lo que me he reído al hacer el test. Por supuesto, yo me sé la tabla periódica de cabo a rabo, pero para cualquier estudiante de ESO no debería suponerle ningún problema ya que en su libro de Física y Química viene una tabla periódica. Para los no conocedores de dicha tabla o no estudiantes y que les interese el tema, yo aconsejo Tabla Periódica Dinámica (en castellano) o WebElements (en inglés).Y además también vienen las soluciones por si hay alguna que no se entendía.
Actualmente es un libro difícil de encontrar. Yo solo lo he visto en bibliotecas de las universidades (en la Central, en Badajoz, de la UEx está, por lo que alguien de Cáceres puede pedirlo sin problemas), pero seguro que de alguna manera se podrá conseguir. Si no, pues se puede preguntar al Col·legi Oficial De Quimics De Catalunya. Lo recomiendo fervienetemente a cualquiera interesado en la divulgación científica.