"En todo trabajo nunca falta un echador de bromas", y hace referencia a un decir que por enésimas veces lo he escuchado. Y realmente parece sano cuando algún compañero con sus ocurrencias provoca momentos de risa relajante. Pero sucede que ni siempre es así, ni tampoco los propósitos son tan sanos en algunos casos. Es la situación de la que me voy a ocupar a continuación.
Comenzaré con esta narración: "Vengan para que vean como hago enojar al Jefe. Díganle XXXXXX y verán como explota". Todos los compañeros se ubican en sitios estratégicos para no perderse la película de la rabieta del Jefe. Minutos después, risas burlonas por doquier porque la "broma" funcionó, y el sonso del Jefe se dejó enojar por situaciones prefabricadas. Esto también lo he visto que se lo aplican a muchos compañeros, y sin falta hacen víctimas a quienes se sabe que tienen mal genio.
El lector dirá que no hay nada malo en eso. De hecho, la justificación que he escuchado cuando el burlón hace enojar a un compañero es esta: "Ay chico, no le hagas caso, que ya todos sabemos que fulano siempre está echando esas bromas".
Lo negativo es lo que realmente ocurre en muchos casos. Comenzaré con argumentos deductivos citando las consecuencias: llega un momento que la explosión emocional de la víctima, degenera en golpes contra el bromista provocador. Y si no es tan grave, entonces la otra consecuencia es que en algún momento se harta de "burlitas de compañeros", y no contiene más su disgusto acumulado dejándolo fluir en forma de discusión enojada y que muy probablemente traiga también la consecuencia de compañeros que se alejan el habla, enturbiando la armonía laboral. ¿No han presenciado acaso el descontrol enojado de algunas damas cuando la hacen víctima de esas bromas donde se ventilan cosas que le causan disgusto?. Esos enojos descontrolados causan burlas, pero también inarmonía, y cuidado si afecta la salud de alguien al provocarles problemas con la tensión, ¿no han visto acaso compañeros con problemas de subidas tensión en el trabajo a causa de "una broma de mal gusto"?.
Quiero decirles que si es cierto que hay personas con esa característica de hacer parodias de los demás y generar risas, y algunas veces sin mala intención.
Pero también he visto en la realidad que muchos de esos "echadores de bromas" no tienen tan buenas intenciones, y en el fondo, lo que los motiva son sentimientos de envidias o competencias profesionales, y con esas "bromitas" lo que persigue es descalificar a su competencia.
El otro aspecto negativo que quiero referir es que ese "echador de bromas", es un ocioso laboral y en esa parodia de risas justifica su ineficiencia laboral que intenta hacer pasar desapercibida porque hace reír a los jefes y se justifica con el "ya todos sabemos que él nunca habla en serio", cuando lo verdaderammente serio y grave es que se trata de un ocioso laboral. de hecho, gravísimo es cuando el mismo Jefe se suma a esa burla y ola de chismes, pero dejo esto para otro post porque esto tiene mucha tela que cortar,porque las repercusiones son más bochornosas. Lo único que puedo adelantarles es que no hay nada más denigrante ni más detestable que un "gerente mediocre" que le agraden los chismes, y más grave y repudiable es el caso cuando es el mismo gerente quien difunde esos chismes en forma de "desagradables chistecitos".
Finalizo los aspectos negativos citando la realidad del chisme. ¡Así como lo oyen y entienden!. Porque sucede que en esas "bromitas", el provocador está difundiendo chismes en forma de bromas. ¿No han escuchado ustedes las bromas de las infidelidades entre compañeros que son causa de burlas, pero que en el fondo son chismes de pasillo?. ¿No han escuchado ustedes bromas centradas en personas que llegan tarde y en el fondo se trata de burlas mal intencionadas?. Por la tanto anexaré algunas reflexiones de la personalidad chismosa del bromista laboral, porque quizás no en todos, pero les aseguro que una inmensa mayoría de esos bromistas laborales son el fondo unos chismosos laborales.
Las bromas chismosas arruinan la tranquilidad interna de un compañero que ve alterado su buen humor por una broma desagradable que invade los límites de su privacidad. Todos tenemos derecho a que se nos respete nuestra tranquilidad y nuestra vida privada. En todo trabajo donde exista una verdadera cultura corporativa, el valor organizacional del RESPETO al compañero debería ser un valor de primer orden y de inquebrantable cumplimiento, porque si se irrespeta a los compañeros también se irrespeta a la empresa.Que yo sepa ninguna empresa funciona eficientemente con empleados enojados o que no se hablan, y los empleados ociosos pueden ser la causa de desarmonías entre compañeros. No hay chisme grande ni pequeño, ni chisme inofensivo, ni chisme sin malas intenciones: TODO CHISME ES PERJUICIOSO.
Sin bien hay compañeros que se asombran cuando se enteran de cosas privadas de los demás por la boca de los bromistas-chismosos, peor es el asombro y desconcierto de quien es víctima de semejante atropello a su privacidad, y humillada exclama: ¿Cómo puede ser posible que se estén diciendo esas cosas personales mías?, porque me imagino que esta indignación lo habrán visto alguna vez. Quiero insistir en que esto es injustificable, intolerable e inaceptable. Incluso quien participa en bromas de vida ajena de otros, incurre en deslealtad y se cumple que el oficio de un chismoso lo apoyan los oídos que lo escuchan. He visto mujeres que lloran indignadas porque cosas íntimas están en el conocimiento de sus compañeros por causa de un chismoso, y no se puede permitir esto.
Quiero crear semejanza entre la situación laboral y la cotidiana en el hogar, y es para referirme al vecino que se da cuenta de los mal genios de su vecino cuando encuentra basura en su frente, y asume entonces la insana costumbre de arrojar basura en su frente, y luego a escondidas, burlarse por los enojos del vecino que le desagrada que le ensucien su frente. Hagan un paralelismo discursivo con el ambiente de trabajo, y se verá la moraleja.
Muchos "mal llamados bromistas", no son más que difusores de chismes. La personalidad del chismoso le impide callarse secretos de los demás, y una de las válvulas para fluir detalles de vidas ajenas, es precisamente por la vía de esas insanas bromas.
De manera que muchas veces, y sin intención, nos hacemos cómplices del chismoso al seguirle el juego de sus "bromitas de los demás". Y no son escasos los casos en que dos compañeros se han distanciado a causa de una broma de un tercero, que como todo chisme, fue rodando de boca en boca, desfigurándose elementos del chisme, y sucede que de chisme se degenera en una infamia.
Broma y burla son dos cosas muy distintas, y el efecto psicológico de ambas es también muy distinto, como también es muy distinto los móviles tras una broma y una burla.
Cuando alguien quiera hacer bromas con aspectos personales de algún trabajador, sea Jefe o subalterno, no nos debemos hacer cómplices, y lo más sano es o apartarse de ese ocioso, o simplemente reprenderlo en público haciéndole ver que no es correcto provocar burlas de otros y mucho más descortés resulta esa broma si la víctima está ausente.
Tengamos en cuenta que esos provocadores-burlones les encanta hacer bromas con la vida ajena de los demás (DIFUNDIR CHISMES), pero se molestan si alguien intenta devolverles con la misma moneda. Es porque están claros que esas bromas personales, de a poco, lesionan la imagen y prestigio de los demás. Esto demuestra la falta de cultura y buena educación de tales sujetos. Y si se deja implantar una Cultura Corporativa de burlas y falta de seriedad, se podrían derivar posteriores mal entendidos entre compañeros en razón de que no todos aceptan bromas que afecten su imagen, pese a que la cultura de la empresa sea light en esta materia.
Dañar el buen nombre de algún compañero, además de falta de urbanidad, representa una falta a las normas de buen comportamiento laboral, donde la norma es el respeto por igual y sin protesto de todos los compañeros indistintamente de su rango dentro de la empresa.
No quiero que se mal entienda la idea del post. Creo en la terapia de la risa, y admiro a quienes tienen esa VIRTUD de generar RISAS SANAS. Pero, desapruebo totalmente la actitud del BROMISTA MAL INTENCIONADO difusor de CHISMES y en cuyas bromas se lesiona la imagen y paz espiritual de algún compañero. Por tanto es competencia de la gerencia mantener la armonía laboral anulando o despidiendo a los chismosos laborales, es que pueden creer que cuando un gerente despide a un chismoso es más lo que se gana que lo que se pierde..... a no ser que estemos hablando de esa "categoría mediocre de gerentes que les encanta un chisme", y créanme que no son pocos esos tipos de mal llamados gerentes.
Revista Coaching
Sus últimos artículos
-
La paradoja de la meritocracia en las organizaciones
-
Conociendo la teoría de la AGREGACIÓN DE MEJORAS MARGINALES (AMM) y su importancia para la mejora empresarial y profesional
-
¿cómo es eso de estar un paso adelante en tu empresa?
-
Sobre el perfil del analista de Cuentas