Revista Cultura y Ocio
Comienzael bajo, solitario y cadencioso. Dos compases y entra la guitarra,con un fraseo inconfundible, y de repente, redoble de tambor que abreel paso a la batería, y con ella, invita a pasar también a esa vozrasposa y directa de Otis Redding. No canta como los otros negros,aquí no está la melodiosa perfección ni la suave clase de algunosde sus compañeros de generación. Ni falta que le hace. No se puedeexpresar más sentimiento sólo con una garganta. No hay coros nibailes. Sólo Otis y su banda.
Enel puente aparece una espartana sección de viento. Y una concesión,esos “hey, heeey, heeey” del cantante. Ésa es la magia desu interpretación. Porque reconozcámoslo, “My Girl” esuna canción bonita y dulce, algo moñas, en definitiva. Pero lainterpretación de Otis Redding y su banda, libre de manierismos y deorfebrería, va directa al sentimiento y al músculo. El corazón,claro.
TheTemptations también hicieron su versión, siendo sinceros, unagrabación poco recomendable para diabéticos. No se le puede echarazúcar a la miel. Y esos arreglos de cuerda sumados a esos corosangelicales sólo emocionarían a tu chica si el mundo fuera unacreación de Aaron Spelling. Pero no lo es, y por eso, Otis cantódemasiado poco y murió demasiado joven.
Hubouna época en la que en todo buen anuncio de televisión que sepreciara había que colocar una banda sonora de soul. El “MyGirl” de Otis Redding se usó, claro. Y aunque no recuerdo elproducto, sí me acuerdo de las imágenes, en blanco y negro, con unprimer plano de una moneda lanzada al aire y tomas de una pandilla,chicos y chicas, todos ellos estupendos y estupendas. Y Redding sedesgañitaba porque él no quería vender nada, sólo recordarte queel sentimiento está todavía vivo, aunque a menudo no sirva de grancosa.
Canciones:
MötleyCrüe: “Looks that kill”RocketFrom The Crypt: “Break It Up”ChetBaker: “Just Friends”