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314. El ultraje del poderoso

Publicado el 01 febrero 2024 por Cabronidas @CabronidasXXI

    Sotanas y trajeados aún se empeñan en que asumamos las normas que rigen su tinglado con una sonrisa boba de consentimiento. Como si todo estuviera bien. Como si no hubiera motivos para el horror por más que yo y muchos desconozcamos el verdadero dolor, la guerra, el maltrato y la hambruna.

    De igual modo nos dicen ahora cómo tenemos que hablar. Cómo tenemos que dirigirnos a según quiénes y cómo tenemos que llamar a quienes padecen una discapacidad. Como si emplear sus nuevas denominaciones de corrección política fuera sinónimo de verdadero respeto y tolerancia, cuando somos lo que hacemos y no lo que decimos, y eso no casa con la doble moral imperante.

    Por si fuera poco también se atreven a alterar la letra de canciones, obras de teatro y multitud de obras literarias del pasado, sin respeto alguno por el esfuerzo y creatividad que gastaron sus autores en ellas. Como si así dejara de existir todo el machismo, la homofobia y xenofobia de la época que reflejan y en la que fueron concebidas. Como si eso nos hiciera mejores ante el futuro, cuando tales aversiones siguen más vigentes que nunca en las raíces familiares, sociales e institucionales. 

    Y como se preocupan tanto por nosotros, no paran de insistir sobre la importancia de la salud mental y física, pese a que el Estado alarga nuestra esclavitud laboral y vende su droga en todas partes. Si nos conceden tal libertad de albedrío sobre nuestra salud, supongo que algún día legalizarán el resto de sustancias que mueve el narcotráfico ¿A quiénes interesa que no caiga ese imperio de poder? 

    También pretenden que nos traguemos como dogma de fe que la única belleza verdadera es la interior. Como si el atractivo físico que otorga el azar genético, aunque termina por desaparecer, fuera sinónimo de superficialidad. Como si no fuéramos seres de carne a los que nos mueve el deseo por la mera visión del envoltorio y el sexo porque sí. Porque eso es sucio, claro. Y más si eres mujer.

    Tampoco se cansan de intentar que comulguemos con creencias y tradiciones estúpidas, vínculos artificiales y congregaciones de subnormales. Sin rubor alguno todavía señalan, o se compadecen, de quienes optan por una vida en soltería y sin hijos. Como si eso fuera homología de la infelicidad. Como si la máxima realización en la vida fuera procrear y vivir en pareja o matrimonio. Siempre que no sea con los del mismo sexo, cómo no, que eso es antinatural y de personas enfermas.

    Y podría continuar hasta que muriéramos todos de asco, no sin antes asegurar que por lo que a mí respecta jamás conseguirán envenenarme con su socialización.



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