Revista Cine

321 días en Míchigan, España 2014

Publicado el 30 octubre 2014 por Cineinvisible @cineinvisib

Una buena producción cinematográfica nacional se estructura en tres niveles bien diferenciados. Dos minoritarios: por su riesgo económico, con algunas superproducciones al año, o artístico, cine invisible, películas en los márgenes, experimentales, o de autor… o como se desee calificar; y el grueso de la cosecha, denominado en otros países, el cine intermedio, con buenas historias que atraigan al público, directores hábiles y actores convincentes.321321 días en Míchigan es una agradable sorpresa en el panorama del cine español. Un director de talento, Enrique García, que sabe perfectamente de lo que habla (de hecho su colaboración con el Centro Penitenciario de Alhaurín de la Torre, con sus talleres de cine, el documental Libertad a través del arte y, sobre todo, el cortometraje Tr3s razones (importante base de la película) con la ayuda de los internos, constituyen la base del conocimiento de un medio, tan particular, como el universo carcelario) y sabe transmitirlo, sin lugar a dudas, a la gran pantalla.323Una historia anclada en la más profunda, triste y caciquil realidad, de una parte de la población, que todavía cree que este país es su patio de colegio, y que puede hacer con él lo que le dé la gana, como son las desventuras del protagonista, Antonio, ejecutivo condenado a dos años de cárcel por delitos financieros, que no duda en ocultar la realidad a su alrededor, gracias a sus contactos, y difuminar la idea de que, en realidad, se va a estudiar un Master en Estados Unidos. Las largas colas delante de la entrada de nuestras prisiones sobrepasan la imaginación de nuestras obras de ficción.322Y, sobre todo, un formidable equipo de actores que sostiene enteramente el film. El carisma de Chico García, la presencia espectacular de Salvador Reina y, por encima de todos, un absoluto descubrimiento para mí, la arrebatadora actriz, Virginia de Morata. Sutil interpretación de la delicadeza de una mujer fuerte, ingenua y palpitante, que seduce desde la primera secuencia por su autenticidad.324El público supo reconocer la frescura y las virtudes en el último Festival de Málaga (aunque, si bien es cierto, jugaba en casa, el mérito no se lo quita nadie), y la crítica acertó de pleno, premiando al mejor actor de reparto. Un film con tiernos personajes, que debería encontrar unos espectadores deseados de disfrutar de una buena historia, al evitar los estereotipos previsibles y aventurarse por otros terrenos más arriesgados.


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