Revista Deportes
Afrontar el primer MARATÓN, correr sin parar durante 42 kms, tal como hizo Filipides.... sin duda es algo que no se olvida. En mi caso, desde luego lo voy a tener muy presente, ya que por los pelos casi, ni siquiera lo empiezo.
Salimos Bego y yo con tiempo de sobra hacia Valencia, con intención de buscar aparcamiento, reunirnos con unos amigos y organizar la mánana. Pero todo se viene al traste cuando el coche decide pararse a mitad de camino. No podía ser verdad, sería una pequeña broma del destino, pero el coche seguía sin arrancar. Tras llamar a la grúa, ver el reloj y hacer un pequeño cálculo, comprendo que no llegaré a tiempo y todo se me viene abajo. Se había acabado.Tras meses de preparar cuerpo y mente para esta prueba comprendo que no podré realizarla y el bajón psicológico fue bestial. Bego llama a los amigos que nos esperaban en Valencia. Al igual que yo Javi no termina de creérselo, pero sin pensarlo, Joaquín y Virginia se ofrecen para bajar a buscarnos y llevarnos hasta la linea de salida. Tienen mi dorsal, y creen que puede hacerse. Yo miro el reloj y me rindo. Es imposible. Bego creyó en ellos y en aprovechar esa pequeña oportunidad. Yo estaba derrotado y si no es por ella me hubiese vuelto a casa con la grúa, rumiando en silencio mi desgracia. "En todo caso (decía), si no llegas a tiempo pasamos la mañana allí viendo la carrera."Uff! eso hubiese sido mucho peor.Al final, la certeza que vi en su rostro y el amor que le profeso consiguieron convencerme para al menos intentarlo.Tras minutos de espera incierta aparecen nuestros rescatadores. Retomamos el camino a Valencia, el tiempo está muy justo y Joaquín pisa el acelerador. Es cierto que fuimos un poquito mas rápido de lo permitido, pero sin excesos, y desde luego que no nos saltamos ningún semáforo. Fue tan sólo un comentario comparativo que ha quedado como cierto en los medios de comunicación. Llegamos a la ciudad de las Artes mientras terminaba de vestirme y colocarme el dorsal en el coche. Pido indicaciones sobre la salida y algunos me miran como pensando "demasiado tarde chaval". Un joven de la organización me acompaña corriendo hasta la avenida donde comenzaban los box de salida y me dice que al final esta el arco...Allí ya no hay nadie, ningún corredor, sólo personas recogiendo la ropa abandonada por los runners y las vallas que cierran el circuito. Decido continuar hasta el arco y al llegar encuentro lo mismo. La gente ha aguantado ver pasar a 10 mil corredores y ahora ya se marchan. Paso por el arco y activo mi crono, pues la alfombrilla de los chips esta apagada, no la oigo pitar. Empezaba ahí mi carrera, con la determinación de acabarla. Recuerdo haber pensado, "Si no puedo correrla que me paren, pero yo voy a tirar para delante.
Entonces me encuentro con una avenida vacía y sin saber saber por donde ir. Le pregunto a una pareja que se había quedado mirándome y con entusiasmo me dicen que siga la línea azul pintada en el suelo. Eso hago hasta que llego a un cruce donde habían dos líneas... Le pregunto a un policía y me dice que depende, una línea es para la prueba de los 10km y la otra para el maratón. Continuo corriendo por la de 42 y me encuentro con una calle ya abierta al tráfico, sin guardias ni protección civil. Era como correr por casa en una salida normal de entrenamiento, solo que por el centro de la calle. Iba pisando la línea azul para no perderla, no tenía intención de dejarla escapar hasta que estuviese en la carrera....Al cabo de un rato vi al fondo el coche escoba, si lo pasaba estaba dentro.Lo conseguí!!! Ahora solo faltaba encontrar mi ritmo.
La carrera, impresionante!!!Mi objetivo era acabarla, así que me centré en las sensaciones. Me impacta aún hoy la cantidad de apoyo que se recibe a lo largo de todo el recorrido por los espectadores. Gente que no te conoce de nada, ya no es que griten "vamosss" y "ánimo que queda poco", sino que se vuelcan con una emoción impagable, gritando tu nombre o dándote unos golpecitos en el hombro o la espalda al pasar junto a ellos. Sin duda, mucha parte del mérito que tiene acabar una prueba como esta, creo que se debe a la gran labor motivadora que realizan.Y luego, pequeños detalles, como escuchar a todo volumen el "Eye of the tiger" sobre el kilómetro 13, o la melodía de "Carros de fuego" alrededor del 18 creo recordar...Pero la guinda llegó en el kilómetro 40, hay una curva que tras girarla ves al fondo la cúpula de la ciudad de las artes y es cuando tomas consciencia que el final está ahí. En ese momento me invadió una congoja que casi me hace llorar y hube de controlarme para no hacerlo, hubiese sido fatal, habría perdido el ritmo de la respiración y quizás me la hubiese jugado estando tan cerca.Continué tirando ya no se de qué fuerzas de mi dolorido cuerpo, tuve ratos muy malos desde el kilómetro 30, con calambres en los abductores que me hicieron temer lo peor. Pero en esos momentos pensaba en el inicio de la carrera, no podía parar al igual que hice al principio, no después de todo aquello.El último kilómetro fue el mejor, el más duro y el más emotivo. Me cuesta expresar como los espectadores te lanzan hacia delante con sus gritos, vítores y aplausos... indescriptible, impresionante.Entonces entramos en la ciudad de las Artes y a doscientos metros de la pasarela que corre sobre el estanque, los dedos del pie izquierdo se me contraen sin permiso, pillándome por sorpresa. ¿Cómo?. Ahora no, desde luego que no. A pesar de aquello corrí los últimos metros pensando en que eso no me iba a destrozar el momento, ya vería después si mis dedos seguían o no en su sitio.Pasé el arco de meta y detuve mi crono en 4 horas y 10 minutos. Y entonces en ese momento sí me permití llorar de emoción por haberlo logrado.
Sobre la carrera y la organización.... bueno, podría decir que fue un desastre el reparto de camisetas en la recogida del dorsal, que hubo quien se quedó sin medalla de finisher y que carreras menos populares han tenido un mejor habituallamiento de final de carrera. Pero eso se lo dejo a otros.Este era mi primer maratón y tras ver como comenzaba, como dije antes, decidí quedarme con las sensaciones y lo vivido. Hay quien lo ha calificado de epopeya. Para mi, ha sido una de las experiencias más intensas y gratificantes conseguidas gracias a la voluntad y el deseo.Bueno, y también gracias a mi esposa y los grandes y buenos amigos que acudieron a nuestro rescate. Sin ellos no existiría esta crónica.
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