Nos encontramos en un mundo muy digital, lleno de avances; aun así siempre hay alguien que sigue buscando otros caminos alejados de la tecnología. Y es el caso del que os voy a hablar hoy.
El proyecto se llama Inside Out, y fue realizado en 2012 por dos estudiantes de diseño gráfico y fotografía de la Universidad de Kingston: Luke Evans y Joshua Lake. Básicamente la idea consiste en tragarse unos negativos (de ahí el título “inside out”).
Primero guardan cada película de 35 mm en cápsulas (de colores) con el fin de evitar que su intestino se dañe por la película. Aunque están metidas en cápsulas, las enzimas terminan haciendo efecto en la película. El siguiente paso no tiene ningún misterio: esperar a excretar la película.
Por supuesto antes de realizarlo no tenían ni idea de cuál iba a ser el resultado.
Cuando por fin salió la película, defecaron en bolsas de plástico, rebuscaron con guantes y recuperaron la película. Ahora solo quedaba limpiar, fijar, escanear y hacer copias de las imágenes ampliadas.
Seguramente a algunos os dé asco el proceso, a otros os despierte curiosidad, y al resto no os producirá nada. A mí sinceramente me parece fascinante, tanto la idea como el resultado.
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