Revista Opinión

37 años después

Publicado el 11 junio 2019 por Manuelsegura @manuelsegura

37 años después

La política debería cincelarse con hombres emblemáticos como el desaparecido Antonio Pérez Crespo, una personalidad de consenso procedente de aquel proyecto que navegó por las procelosas aguas de la Transición, que se llamó Unión de Centro Democrático (UCD) y que capitaneara un patrón llamado Adolfo Suárez

Gentes como Pérez Crespo nos hicieron entender, a cuantos despertábamos a las inquietudes socio-políticas en aquellos días de vino y rosas, que por lo que había que luchar, ante todo, era por llevar a buen puerto una nave que amenazaba con naufragar a cada golpe de mar. Una embarcación que a punto estuvo de zozobrar varias veces por la incomprensión de unos, las prisas de otros o la abulia de quienes no creían en casi nada.

Fue en septiembre de 1978 cuando se dio luz verde al decreto-ley que creaba la figura pre-autonómica para la Región de Murcia. Y en noviembre se constituyó el denominado Consejo Regional como órgano de gobierno. Lo formaban los parlamentarios de las Cortes Generales elegidos por la provincia junto a representantes del territorio, más un representante de la Diputación Provincial. Su primer presidente, elegido en noviembre y por espacio de unos seis meses, sería el propio Antonio Pérez Crespo (UCD), si bien luego le sucedería en mayo de 1979 el socialista Andrés Hernández Ros, quien resultaría elegido tras las elecciones de ese año.

En junio de 1980 el Consejo Regional acordaba iniciar lo que se vino a denominar proceso constituyente. Y fue sólo unos días después, concretamente el 11 de junio de 1980, cuando se creó una comisión redactora del anteproyecto de Estatuto, órgano compuesto por 25 miembros en representación de los partidos sentados en el mencionado Consejo Regional, así como de aquellas fuerzas que, aun no estando presentes en el órgano de gobierno pre-autonómico, se quiso que se incorporaran a la importante tarea en tan trascendental momento.

Tras celebrar varios encuentros, que concluyeron a finales del mes de julio, se editó un documento que se repartió entre la ciudadanía para que se conociera el texto provisional, folleto que además adjuntaba las aportaciones que al articulado de forma alternativa presentaban los partidos allí personados. Tras un período de información pública, el texto se publicó en el Boletín Oficial del Consejo Regional. Corría el mes de octubre de 1980. Meses después –marzo de 1981–, la Asamblea de parlamentarios y diputados provinciales lo enviaba a las Cortes Generales y no sería hasta casi un año después –febrero de 1982– cuando se votaría en el Congreso de los Diputados. Ese anteproyecto obtuvo entonces un total de 266 votos a favor, ninguno en contra y 26 abstenciones. De allí pasó al Senado, donde también se aprobó, en el mes de mayo, si bien hubo de devolverse a la Cámara Baja al haber sido enmendado. El 25 de mayo de 1982 se aprobaba definitivamente en el salón de plenos del palacio de la Carrera de San Jerónimo por 258 votos a favor, 5 en contra y 17 abstenciones. El rey Juan Carlos sancionó el Estatuto el 9 de junio de 1982, por lo que sería esa fecha la elegida para conmemorar desde entonces el Día de la Región de Murcia.

Un murciano ilustrado, como fue Diego Saavedra Fajardo, dejó caer en cierta ocasión que todo el estudio de los políticos se emplea en cubrirle el rostro a la mentira y que esta pareciese verdad, disimulando el engaño. Convendrán que tal aseveración del diplomático de Algezares cobra notoriedad en estos días en los que asistimos a una suerte de feria de las vanidades con, en ocasiones, obtusas negociaciones encaminadas a cimentar pactos no siempre comprensibles a los ojos y entendederas de este ciudadano de a pie y con minúscula.

[eldiario.esMurcia 10-6-2019]


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