Ya sé, así que vaya por delante, que se deben establecer diferencias entre la intervención de Libia y la de Irak, pero quizá sea bueno recordar también algunas cosas.
En enero de 2003, antes por tanto de la invasión de Iraq por Estados Unidos, escribía el profesor C. Taibo: “parece legítimo sostener que la confrontación entre EEUU e Iraq aporta (…) una suerte de choque entre barbaries. Y quien estime que esta aseveración es injusta con la condición de Estados Unidos hará bien en reflexionar sobre la alarmante distancia que existe entre la retórica de la que echan mano los dirigentes norteamericanos (que habla, en todo momento, de democracia, libertad y paz) y una práctica cotidiana asentada a menudo en la defensa de los intereses más obscenos y de los regímenes más abyectos” . Continuaba diciendo Carlos Taibo que “Washington (…) se reserva el derecho a asestar golpes preventivos que se subordinan a dos objetivos: garantizar el vigor de la hegemonía propia y expandir el modelo de capitalismo estadounidense para que alcance el último rincón del planeta”. (C. Taibo, Estados Unidos contra Iraq. La guerra petrolera de Bush en 50 claves, La Esfera de los Libros, 2003, pp. 11-12)
Hace unos años, cuando el sucesor de Bush comenzaba a anunciar la retirada de las tropas estadounidenses de Iraq sólo podíamos asentir con lo que planteaba Carlos Taibo. Todas las razones de la guerra fueron desmontadas por la realidad, quedando de manifiesto con claridad que los intereses de Estados Unidos no se relacionaban con la expansión de la libertad y la democracia, sino con otras cuestiones mucho más “mundanas”, esto es, geoeconómicas y geoestratégicas. Vista en perspectiva, habría que cuestionarse, además, si esa “retirada” significó o significará alguna vez el fin de la guerra. Recordemos que menos de dos meses después de la invasión (20-03-2003, una fecha fácil de recordar), el 1 de mayo de ese mismo año Bush había realizado ya su famoso speech a bordo del portaaviones USS Abraham Lincoln en el que hablaba de la “misión cumplida”.
Hoy, comenzando desde un nuevo 20-03 (2011), ese mismo sucesor de Bush, bien es cierto que desde otra retórica, y eludiendo ser la cabeza visible, parece seguir defendiendo los intereses obscenos frente a uno de los regímenes abyectos, mientras, por cierto, se hace la vista gorda respecto a los crímenes de otros regímenes igualmente despreciables, porque en ellos los intereses son otros. Valga citar Arabia Saudí o Marruecos para no necesitar muchas más explicaciones.
Han cambiado los fondos y las formas, pero ¿hacemos paralelismos?