El PSOE, más parecido a una jaula de locos que a un partido político solvente, se reune hoy en Sevilla, en su 38 Congreso Federal, para apuntalar su decadencia y poner las bases a su inestable e inquietante futuro. Sin embargo, el partido parece desconocer que no puede haber renovación apostando por el pasado, con dos candidatos a secretario general implicados directamente en el "zapaterismo", una de las etapas más sucias, indecentes y dañinas del socialismo español, causante de estragos en la sociedad y promotor del desempleo, la pobreza, la tristeza, el fracaso y la actual angustia de España.
El PSOE tiene que elegir a partir de hoy, en Sevilla, al nuevo líder que sustituya al fracasado Zapatero en el timón del partido, pero, inexplicablemente, ha decidido elegirlo entre Rubalcaba y Chacón, dos cómplices de Zapatero, ministros del peor gobierno que ha tenido España en muchos años.
El que el PSOE inaugura hoy es el congreso de la mentira y de la frustración, un cónclave marcado por lo absurdo y por el surrealismo porque quiere afrontar el futuro apostando por el pasado; pretende recuperar el favor de los españoles sin antes pedirles perdón por los daños causados; quiere regenerarse utilizando piezas caducadas y tiene que optar entre dos modelos antiguos y agotados, el representado por Carme Chacón, que es una reedición del zapaterismo, pero con faldas, y el que representa Rubalcaba, que representa la promoción del mundo oscuro de las cloacas y los secretos del Estado, que incluye una traición táctica a un Zapatero con el que colaboró estrechamente en el gobierno, como vicepresidente y heredero oficial.
Salvo que elijan a un dirigente nuevo y limpio de responsabilidades con el nefasto zapaterismo, el PSOE aparecerá en el congreso como un partido desnortado y perdido que quiere sacar futuro del pasado y limpieza de donde no la hay.
El Congreso socialista, salvo sorpresas, parece un aquelarre enloquecido y preñado de contradicciones y apuestas tan imposibles como inconsistentes ¿Cómo puede buscar la regeneración un congreso presidido por Griñán, dirigente máximo de una comunidad, la andaluza, que se ha ganado el terrible "mérito" de ser la región española más corrupta y políticamente degradada? ¿Cómo pueden plantearse opciones de futuro limpias y decentes cuando se debate en un escenario marcado por escándalos de robo y rapiña tan terribles como los falsos EREs y el uso mafioso del dinero público por parte de la propia Junta de Andalucía, donde los jueces están ya investigando si la implicación en la orgía ha afectado sólo a directores generales o al gobierno en pleno, con dos presidente (Chaves y Griñan) potencial y presuntamente implicados? ¿Cómo puede un partido regenerarse sin haber reconocido antes que está degradado y postrado, sin ni siquiera haber admitido que el pueblo español le ha dado la espalda por sus errores, corrupciones y fechorías?
El congreso socialista de Sevilla es un auténtico fraude a España, que, a pesar de que los partidos políticos son su gran problema, necesita un partido fuerte para que le sirva de contrapeso a una derecha que, con un PSOE débil y hundido, carecerá de contrapesos y podría tornarse demasiado poderosa y arrogante.
El congreso socialista podría haber albergado la esperanza, en lugar de la inquietud, si hubiera emprendido el camino de la regeneración, una ruta que comienza reconociendo los muchos errores cometidos por Zapatero y su gobierno, la mala gestión de la crisis económica, la responsabilidad ante el desempleo masivo, el avance de la pobreza y el desprestigio mundial de España, y una alta dosis de culpa en la actual fortaleza del nacionalismo, el uso de la mentira desde el poder, el despilfarro económico y el amparo de la corrupción, entre otros muchos dramas, para, después, pedir perdón y, finalmente, haber optado por un congreso de verdadera renovación, con candidatos limpios de culpa y portadores de futuro.
Pero la opción ha sido otra, tal vez porque el socialismo, bajo Zapatero, se ha deteriorado al menos tanto como la misma España, y ha decidido elegir entre una catalana con profundos rasgos nacionalistas, que, en la España actual, es prácticamente imposible que sea admitida como líder, y un genuino representante de las cloacas del Estado, un tipo caducado por la edad y por sus implicaciones en los peores y más negativos fracasos políticos del socialismo español, desde el terrorismo de Estado y la corrupción galopante de Felipe González hasta la mentira, la corrupción, la alocada ingeniería social, el despilfarro, el endeudamiento masivo y la corrupción renovada "made in Zapatero".
A la vista de sus muchos errores, déficits, carencias y ceguera política, más bien parece que el PSOE se reune en Sevilla para cavar su fosa.