Todo comenzó en el aeropuerto de Recife donde arribé en vuelo directo desde Miami. La ciudad, se encontraba medio desarmada, y en obras por la próxima llegada del Mundial de Fútbol, del cual la ciudad sería sede. Guga me esperaba para llevarme a casa y mostrarme la ciudad, aprovechando que su beca, le permitía, tomarse unos días libres, Michelle, se nos unía después del trabajo, y después también con un par de días libres.
La casa Borges- Feijo
Mi familia Pernambucana
Estuve 4 días en Recife, ciudad que intento resumir en 6 hitos, más un extra, y después referiré el recorrido por los alrededores. (Olinda y las playas merecen post aparte)1° Centro Histórico:
Apenas llegué a la ciudad nos trasladamos de inmediato al centro histórico, que hace gala de la vasta historia Portuguesa- Española de esta primera capital, que además tiene herencia Holandesa, al haber estado bajo su dominio entre 1630-1654.Iniciamos el recorrido de Recife Antiguo, frente el Marco Zero, lugar de fundación de la ciudad, kilómetro cero, donde inician o llegan todos los caminos, y donde se llevan a cabo recitales y eventos. Está rodeado de edificios bellisimos, como la bolsa de comercio, y el instituto cultural Bendepe.
Situados en el punto central disfrutamos de la vista del Río Branco y del transito hacia el Parque de las Esculturas de Francisco Brennand, que como ya iría descubriendo es marca registrada de la ciudad, y la Columna de Cristal que lo preside con sus 32 metros de altura.
Giramos e ingresamos al Artesanato de Pernambuco, desde donde según Guga, Michelle nunca sale con las manos vacías ... en este galpón enorme se exhibe y vende una de las mejores selecciones de la artesanía del estado, mayormente tallados en madera, cerámicas y unas hamacas de ensueño. .
Caminamos por la porción histórica, acompañado por los más entretenidos datos de mi guía especializado, con quien además entre edificio y edificio, nos poníamos al día de la vida, la familia, y el trabajo, explicándome de a poco los iconos con los que me iría tropezando más tarde en la ciudad.
Atravesamos así partes de la ciudad, más abandonada o en franca reconstrucción, encontrando verdaderas joyas de la época colonial, iglesias, y edificios que no costaba imaginarse su periodo de esplendor.
Avanzamos por la Rua do Bom Jesus, que transcurría coqueta con sus adoquines y casas de colores, transportando a quien la transite a la época del dominio holandés, quienes establecieron como novedad la edificación en dos plantas.
La misma calle también fue conocida como la calle de los Judíos, por ser sede de la Sinagoga más antigua de toda América, que funcionó entre 1636 a 1654, en el marco de la tolerancia religiosa del Conde Nassau- Siegen, conforme reza su placa explicativa.
La sinagoga Kahai Zuri Israel, se puede visitar hoy, como lugar de culto y también como sitio arqueológico, por las excavaciones a la vista y, museo del asentamiento judío en la zona.
Seguimos caminando hacia otro icono de la ciudad, situado frente a una colorida plaza, llena de barcitos y música. Así topamos con la Torre Malakoff, que data de 1855.
La torre originalmente observatorio, hoy monumento histórico sirve de base a un Centro Cultural, donde se realizan exposiciones, intervenciones y clases.
Volvimos a buscar el auto, no sin antes visitar el Paco Alfandega, antiguo edificio de la Aduana, hoy hecho centro comercial, lleno de tiendas bellísimas, donde además aproveché de cambiar Reales.
Y fue ahí donde Guga me explicó otra marca registrada de la ciudad, al lado del memorial de Chico Science, presentándome a este mito, trágicamente fallecido en 2007: músico, fundador y principal exponente del Mangue Beat, fusión de rock, funk y ritmos pernambucanos, como el Maracatú, que tiñó de diversidad, primero la música, y luego la ciudad entera.
Recogimos el auto, no sin antes visitar la orilla del rió Capibaribe que también enmarca esa porción de la ciudad.
Cruzamos el puente para admirar la porción histórica desde el frente, recogiendo más postales de arquitectura colonial y por supuesto del Mague Beat!, invitándome Guga a imaginarme la ciudad y el puente en particular, lleno de gente en época de carnaval, y adornado por los Bonecos gigantes, los personajes más representativos de esta fiesta.
2° Oficina Brennand:
Recorrimos los 14 kilómetros y cruzamos la Mata Atlántica para llegar a este mágico lugar, Atelier y sala de exposiciones y sueños del escultor contemporáneo Francisco Brennand, quien, como había explicado en el punto anterior, también es una marca registrada de la ciudad, y tiene presencia en toda su extensión.
Por lo que me explicó Guga, quien además hizo gala de sus extensos conocimientos de historia y geografía, estos galpones en el pasado fueron sede de la fábrica familiar de carámica y que el escultor dotó de vida, con sus esculturas y prados, con guiños religiosos y mítológicos al mismo tiempo, mezclados en forma fascinante.
Caminamos maravillados por los extensos prados, de los emergían creaturas y hasta visitamos la iglesia, llena de luz y color.
Y nos despedimos de este universo paralelo, surrealista, después obvio de su correspondiente de un café en la coqueta cafetería y de ver la exposición de la vasta obra del artista.
3° Instituto Ricardo Brennand:
Continuamos nuestro recorrido, siguiendo por la ruta de los museos y los Brennand.Esta vez sería el turno de Ricardo, empresario, dedicado a las colecciones de armas y arte de la época colonial Holandesa, que exhibe en este excéntrico palacio estilo medieval.
La muestra permanente alberga varios lienzos de la colección del Conde Joao Mauricio de Nassau, de autoría de Frans Post y Albert Eckhout, además de objetos, mapas y bosquejos de los naturalistas de quien se hacia acompañar, para levantar registro de la naturaleza del nuevo mundo.
Se encuentran además piezas más actuales, como este grupo escultórico hecho en Marfil proveniente de China, impresionante!
Continuamos la visita, recorriendo pasillos y prados, donde nos encontramos con una réplica al David, el mismísimo pensador de Rodan, un Botero original y una mariposa detenida distraída entre tanto arte.
4° Cachacería Carvalheira:
Como no toda la visita a la ciudad iba a ser museo, seguimos con la cultura en el aspecto más secular y nos trasladamos a la Cachacería Carvalheira.
Durante la visita guiada conocimos el proceso de elaboración de este destilado de fama mundial, proveniente del jugo de caña de azúcar fermentado, y luego añejado en barricas.
Y además pudimos degustar de manos de una experta una caipirinha, como se debe, justo en la fuente.
5° Playa, playa, playa:
Como también era mandatorio, visitamos la animada Playa Boa Viagem, la más popular de Recife, de día y de noche, y en ambas jornadas es igual de intensa y de gran movimiento.
La playa se extiende por más de 7 kilómetros y literalmente se ve de todo, menos mucho sol, desafortunadamente, como me contaba Guga, los altos edificios le han quitado sol a la playa, sobre todo después de medio día.
En la costanera, en las orillas de la playa, encontramos el Parque de los Coqueiros, invitando a todos a contar mentiras, y también los típicos kioskos playeros, donde venden agua de coco y la estrella del momento Acai na Tijela, consumido por los muchos deportistas que frecuentan este paseo.
Pero lo principal en esta zona y en ese momento en particular, no es la arena y sol, sino la tan interesante como inquietante alusión a los tiburones, frecuentes habitantes de la barrera de coral que constituye esta playa, y que no es broma, por lo que hay carteles por todos lados, en varios idiomas para los incrédulos.
6° Música, bem vinda al Frevo !
Después de una de nuestras copiosas comidas compartidas con Guga y Michelle, fue el turno de la música y trasladarnos a la sede del Galo Da Madrugada y una de sus muchas actividades para recaudar fondos para el Carnaval.
Una vez pagada nuestra entrada tomamos palco, unas cervezas Skol y nos dispusimos a ver, escuchar y bailar, los distintos ritmos Pernambucanos, comandados por el Frevo, que es la muestra más multitudinaria de Carnaval, además de ser la más colorida y acrobática.
El Passo, la danza adscrita al ritmo, fue declarada Patrimonio inmaterial de la Humanidad por UNESCO, desde 2012, y es impresionante, con toda su energía, acrobacias y simpatía .
También aquí pude reconocer a otro icono Pernambucano, al ritmo de Maracatu, que nos había hecho tanto reír en el viaje de Guga y Michelle a Chile años antes: el Caboclo de Lanza, que jamás pude pronunciar y que me cuesta trabajo hasta escribir.
Este personaje nacido de las más antiguas tradiciones de los campos de Caña de Azúcar, danza ataviado con todos los símbolos, incluida su lanza, la flor en la boca y los colores de sus metálicas cabelleras.
Luego fue el turno de los blocos más tradicionales, que incluían niños y abuelitos que bailaban felices, e invitaban también al publico a participar.
Y luego, los blocos líricos, con vestuario de época colonial.
7° Bonus track:
Para terminar el recorrido por Recife, no puedo no hacer referencia a otros de sus iconos mas queridos, María Bonita y Lampiao, que en los años treinta formaron parte de los Cangaceiros, o grupos que habitaron nordeste de Brasil, al margen de la ley, revolucionarios contra el abuso de los fazendeiros o terratenientes.
Su imagen está presente en toda la ciudad, Olinda y también las playas del estado, como los símbolos de resistencia y justicia social
Terminado el recorrido por Recife, siguió el paseo por más tierras Pernambucanas, para las siguientes entradas, la bella Olinda, Praia Dos Carneiros y el entretenidisímo Porto das Galinhas!