Revista Mundo animal
4 días por la Sierra de Andújar, entre Linces ibéricos, Buitres negros y Águilas imperiales...
Por NosgustaelcampitoHola a todos. Recién llegado de la Sierra de Andújar y aún sin tener los pies en el suelo del todo, os propongo que me acompañéis en este relato por tierras andujareñas que, sin duda, quedará grabado en mi mente durante toda mi vida.
Salimos de Sevilla el Jueves 9 a las 6:30 de la mañana. Durante el camino hacia Andújar pudimos comprobar los estragos ocasionados por las lluvias de estos días: el Genil y el Guadalquivir aparecían desbordados en algunos puntos, y las zonas de cultivos colindantes parecían inmensas parcelas de arroz.
A las 9 ya estábamos desayunando en Andújar. El plan era descargar las maletas en el Complejo Turístico Los Pinos, nuestro cuartel general, y salir al campo lo antes posible.
Así lo hicimos. Nuestra primera zona de campeo sería la zona de Los Escoriales, o La Lancha como también la llaman algunos. Esta zona es la más propicia para observar al Lince y tambíén ofrece oportunidades de observar grandes rapaces.
Tras un camino lleno de agujeros y baches que nos llevó 1 horita, allí estábamos al pie del camino, unos 2 km. antes de llegar a la Presa del Jándula.
Los Conejos Oryctolagus cuniculus y Ciervos Cervus elaphus eran muy abundantes en la zona. Observamos también un grupo de unos 10-12 Muflones Ovis musimon, especie introducida en esta finca con fines cinegéticos.
Al poco de llegar empezamos a disfrutar con los primeros Buitres leonados Gyps fulvus volando bajo. Las emociones fuertes comenzaron a partir de las 12. Bastante lejos se localiza una gran rapaz cicleando, que resulta ser un adulto de Águila imperial ibérica Aquila adalberti.
Después de esta primera observación, la tensión se palpaba entre los asistentes, que no parábamos de barrer el cielo con los prismáticos y de escudriñar cada piedra de la Sierra con los telescopios.
Esta dedicación dio pronto sus frutos y se localiza un subadulto de Águila imperial posado en una roca. Al poco, un reclamo ronco y seco nos hace levantar la vista, a tiempo de observar otro espectacular adulto de Águila imperial que nos pasa a unos 20 metros de altura y como una bala. A mi no me da tiempo ni a seguirla con los prismáticos...quién me iba a decir a mi que iba a poder observar todos los detalles de una Imperial a simple vista alguna vez en mi vida...
Llegó la hora de comer y nosotros lo hicimos allí mismo, en unas rocas que nos ofrecían una buena panorámica de la preciosa sierra (nuestro "comedor campero").
Sobre las 15:00 estábamos otra vez en los telescopios. Se agradecía la sombra de una pequeña encina del borde del camino, ya que la temperatura alcanzaba los 22ºC.
Recién instalados en nuestros puestos, Andrés levanta la mano y dice: "¡Lo tengo! ¡Está ahí! ¡Te lo juro!" Entre la confusión del momento, donde todo el mundo preguntaba la situación exacta de la observación, yo me dirijo al telescopio de Andrés. Al acercarme al ocular tengo una de las observaciones más increíbles que tendré a lo largo de mi vida: un precioso macho de Lince ibérico Lynx pardinus. Andaba tranquilamente entre Jaras pringosas Cistus ladanifer montaña arriba y marcaba territorio con orina en algunas encinas que encontraba a su paso. La observación duró un par de minutos. El animal llegó arriba de la loma, cruzó una alambrada por la "gatera" y desapareció.
A la media hora Raúl tuvo otra observación fugaz a unos 300 metros del lugar anterior, sin poder precisar si se trataba del mismo ejemplar o de otro individuo.
La tarde se fue oscureciendo y sobre las 16:00 decidimos avanzar en coche hasta la presa. Justo antes de irnos nos avisaron de que el "Gran felino ibérico" se veía de nuevo. Estaba tumbado en una piedra, disfrutando del atardecer y aseándose tranquilamente. Allí permaneció unos 10 minutos, antes de perderse ladera abajo.
En la presa nos sorprendió el desembalse debido a las fuertes lluvias de esta semana. La catarata que formaba el agua al caer ladera abajo se describe en este video, mejor que con palabras:
Sobre las 18:00 optamos por concluir la jornada por falta de luz. Al llegar a la casa rural no faltaron cervezas para celebrar las observaciones.
A la mañana siguiente nos pusimos en marcha a las 7:30 h. (un poco tarde, pero es que la celebración se alargó un poquito, jeje...).
Nos dirigimos a la zona del Embalse del Encinarejo. Desde la zona más elevada del trayecto, entre la zona recreativa (por cierto, totalmente inundada por los desembalses de estos días) y la presa, pudimos observar Pito real Picus viridis, Pico picapinos Dendrocopos major, Mitos Aegithalus caudatus, mucho Pinzón común Fringilla coelebs, Agateador común Certhia brachydactyla, bastantes Palomas torcaces Columba palumbus, decenas de Urracas Pica pica, Rabilargos Cyanopica cyanus, etc... También pudimos observar 2 Azores Accipiter gentilis (joven y adulto) y un subadulto de Águila real Aquila chrysaetos. Nuestro objetivo en esta zona, la Nutria, no fue observado. Sobre las 12 pusimos rumbo a la zona de "Los Escoriales".
En el día de hoy fue más productivo el camino que la estancia desde el observatorio. Poco después del desvío hacia el Cortijo de Cabeza Parda vimos varios Buitres leonados Gyps fulvus alimentándose del cadáver de una oveja. estaban tan cerca del camino que salieron volando en cuanto paramos el coche. Entre los muchos buitres que sobrevolaban la zona pudimos ver al menos 4-5 Buitres negros Aegypius monachus. Algunos muy cerca, como evidencian estas fotografías:
En las 5 horas y algo de observación no tuvimos suerte con el "Gato", pero se observaron muchos Buitres leonados, un par de Buitres negros y otro subadulto de Águila imperial. En el camino de vuelta, con oscuridad casi total, observamos 1 Búho real Bubo bubo posado en una pequeña torreta eléctrica a unos 50 metros de nosotros y un grupo de Ciervos muy cerca del camino.
El Sábado teníamos previsto realizar el Sendero Vegueta del Fresno, aprovechando el permiso concedido por la D.P. Medio Ambiente de Córdoba. Este sendero comenzaba en el pueblo de Cardeña (Córdoba). El primer tramo (de 7 km.) que puede realizarse a pie o en coche, conduce hasta la Aldea del Cerezo, hoy en día deshabitada.
A partir de aquí debemos dirigirnos a la parte baja de la aldea, tomando un carril por la parte derecha. Nada más comenzar observamos 2 Gavilanes Accipiter nisus volando juntos a media altura.
El sendero es de una belleza increíble. Transcurre paralelo al Arroyo de Cantareras, que lleva un caudal y una fuerza inusual en estos pequeños arroyos de montaña. La vegetación es Bosque Mediterráneo bien conservado, con Encinas Quercus rotundifolia, algunos Alcornoques Quercus suber, Quejigos Quercus canariensis y algunas zonas de Pino negral Pinus nigra. Vemos también durante todo el recorrido algunas Cornicabras Pistacia terebinthus y bastantes Enebros Juniperus communis.
Sorprendimos a bastantes ciervos ladera arriba que habían bajado a beber. En una zona de arena a la orilla del arroyo encontramos huellas de Jabalí Sus scrofa (foto 1), Ciervos (foto 2) y una pequeña indeterminada (foto 3):
Casi al final del recorrido nos topamos con un pequeño ejemplar adulto de Culebra de escalera Rinechis scalaris, quizá desorientada por la jornada primaveral que disfrutamos en el día de hoy.
Tras 2 horas de descenso y algo más de 3´5 km. llegamos al cauce del Río Yeguas, final del sendero. Allí permanecimos sentados en la "playita" de arena un rato, antes de comenzar el camino de vuelta.
En este camino de regreso toca tirar hacia arriba. La subida es bastante relajada aunque algunos repechos pueden resultar algo duros (de ahí la "Dificultad Media" con la que está catalogada la ruta, algo excesivo bajo mi punto de vista).
Con las cuestas llegó también el espectáculo. Después de una ida un tanto pobre de observaciones, la vuelta iba a depararnos de nuevo momentos inolvidables. Decidimos parar al poco de subir, en una zona con unas vistas espectaculares de la Sierra de Cardeña y Montoro y la Sierra de Andújar.
Además de contemplar ambos Parques Naturales, teníamos una buena panorámica para intentar dar con el felino más amenazado del mundo.
En la lejanía Julio observa un par de rapaces cicleando, que parecen juguetear entre ellas. Hay dudas sobre su identificación por la enorme distancia, pero la suerte se pone de nuestro lado y ambas se dirigen hacia nosotros. Incluso llegan a posarse en una encina y son perfectamente visibles con prismáticos. Resultan ser un adulto y un subadulto de Águila imperial ibérica Aquila adalberti (te saliste con la tuya Julio, jeje). Por primera vez podemos recrearnos viendo esta especie. El adulto luce un plumaje espectacular; las "hombreras" blancas y el sol de cara le da un colorido dificil de superar.
Continuamos subiendo. En un punto del camino el grupo sube una pequeña ladera para observar una trampa (¿para capturar linces?), mientras Jorge y yo permanecemos en el camino. Cerca de nosotros aparecen otras 2 Águilas imperiales adultas (una quizá en su 4º-5º año) volando juntas. Avisamos a los demás que no tardaron ni 5 segundos en llegar a nuestra posición.
Pocos metros más adelante y aún comentando la suerte que estábamos teniendo aparece otra gran rapaz, esta vez un subadulto de Águila real Aquila chrysaetos que "posa" para nosotros durante un par de minutos. Las fotos son sólo testimoniales, pero dan una idea de lo cercano de las observaciones:
Ya casi llegando de nuevo a la Aldea, nos sorprenden un grupo de Buitres alzando el vuelo al otro lado del arroyo. Subimos rápidamente por el camino para tener mejor perspectiva y podemos observar el cadáver de una oveja y multitud de buitres alimentándose de ella. Contamos unos 15 Buitres negros y 20 Buitres leonados, además de una observación fugaz de un joven de 1º año de Águila Imperial.
Entrando en la aldea, mientras le dábamos algunos mendrugos de pan a un simpático burro, apareció en escena de nuevo el joven de Imperial, acosado por un par de Cuervos Corvus corax. Este acoso obliga a esta inexperta Águila a realizar un "aterrizaje de emergencia" en el suelo. Allí espera a que los córvidos se alejen y nos permite observar su plumaje de color marrón canela. Llegamos a la Aldea del cerezo sobre las 16:30 y almorzamos en la orilla del arroyo.
Media hora más tarde decidimos acercarnos al cercano Embalse de Tejoneras. Allí la avifauna se reducía a algunos Zampullines chicos Tachybaptus ruficollis, bastantes Pollas de agua Gallinula chloropus, Ánade real Anas platyrhynchos y algunos Cormoranes grandes Phalacrocorax carbo.
Pero la sorpresa no la dio ningún ave sino un mamífero acuático. Aún con buena luz, Jorge localiza en la orilla opuesta una Nutria Lutra lutra nadando. La perdemos de vista un instante y la volvemos a ver encima de una gran roca. Este ejemplar es de grandes dimensiones y la acompañan otros 2 ó 3 ejemplares. La observación apenas duró 30 segundos, pero para muchos de nosotros ésta siempre será la primera vez que observamos a este esquivo mustélido. ¡La alegría de todos era evidente!
Llegó el domingo, nuestro último día. Algunos de nosotros (Julio, Migue, Araceli y Raúl) probaron suerte (sin tenerla) en la zona del Embalse del Encinarejo a primera hora, mientras Jorge y yo preparamos algo de comida para el almuerzo. Llegamos de nuevo a la zona de Los Escoriales sobre las 12 de la mañana.
Nos pareció raro que todos los observadores que se encontraban en ese momento por allí estuvieran juntos en el mismo lugar. Esto nos hizo presagiar que estaban viendo "algo importante". Migue se adelantó y nos hizo gestos para que acudiéramos rápidamente. Al llegar a los telescopios pudimos observar un precioso ejemplar de Lince ibérico Lynx pardinus dormitando a la sombra de una Jara. El animal se encontraba a unos 200 metros de nuestra posición.
Nuestros amigos salmantinos nos dijeron que llevaba en el mismo sitio desde las 9:30 de la mañana y le habían tirado decenas y decenas de fotos. Yo le tire algunas con mi cámara cutrecilla y, aunque no ganarán ningún concurso, se aprecia perfectamente al "protagonista".
Sobre las 13:30 este gran macho se levantó, se estiró, nos echó una ojeada en la distancia y desapareció en un mar de jaras. Ya no volvería a aparecer.
Después de comer el expectáculo "rapacero" alcanzó su máxima expresión con un grupo de 30 y pico Buitres leonados Gyps fulvus, 3-4 Buitres negros Aegypius monachus y 2 Águilas imperiales Aquila adalberti adultas remontando una térmica justo encima de nosotros.
Observamos un curioso comportamiento en este grupo: las Imperiales mostraban total indiferencia por los Buitres leonados, pero acosaban a los Buitres negros, como queda constancia en esta foto:
Un buitre leonado con una marca alar de color amarillo, que no pudimos leer fue la última observación, antes de poner rumbo a Sevilla.
Nos alejamos de este lugar con muchas ganas de volver pronto, pero con el pensamiento de que será muy dificil repetir lo vivido estos 4 días en las Sierras de Andújar y Cardeña-Montoro...
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