¡Hola amig@s! En el post de hoy quiero hablaros de lo que debéis hacer para dejar de sentiros hinchados/as. Puede que estéis entrenando y comiendo correctamente pero veis que vuestra barriga está como hinchada, tanto que a veces hasta cuesta abrocharse el pantalón. A veces esto es normal si te has cenado una hamburguesa de medio kilo la noche anterior, pero muchas veces son tus hábitos los que hacen que tu tripa parezca un zeppelin.
Vamos a ver qué debes y qué no debes hacer para que tu tripa vuelva a ser la que era.
1. Hidratación antes del ejercicio
Ya sabes que es muy importante estar bien hidratados durante el día, pero sobre todo antes de comenzar a hacer ejercicio. Además esto hará que tu digestión sea mejor facilitando el movimiento de la comida dentro de tu organismo. Pero tomar demasiado agua y sobre todo en un corto periodo de tiempo es lo qué hará que te sientas más hinchad@.
Solución: Para evitar esa sensación debes beber aproximadamente medio litro de agua una o dos horas antes del entrenamiento. Esto dará tiempo suficiente a tu cuerpo para absorber el líquido que necesitas y desechar lo que no. Después, 15 minutos antes puedes tomar 0.250 litros de agua para llenar tus depósitos.
2. Geles y gominolas
Mucha gente decide darse un chute de energía comiendo geles o gominolas. El problema es que ese tipo de suplementos liberan una gran cantidad de hidratos de carbono en forma de fructosa y/o maltodextrina, cosa que a la mayoría de las personas les cuesta digerir. Por esa razón tal vez te sientas más hinchad@ después de consumir estos geles. Y es que el azúcar pasa muy rápido del estómago al intestino y puede provocar molestias o incluso diarrea.
Ojo, que no digo que se deban evitar. De hecho, si tu cuerpo las tolera bien es una de las mejores opciones para tener un plus de energía durante el entrenamiento.
Solución: Comienza tu entrenamiento con media bolsita de gominolas y combínalas con agua para diluir los hidratos y ayudar a tu cuerpo a absorberlos. Si aún así tienes problemas prueba a comerte un plátano o unas rodajas de naranja. Ambas son pobres en fructosa y por eso más fáciles de digerir.
3. Tomas demasiada fibra
Sobre todo las mujeres, cambian radicalmente su alimentación durante la operación bikini o un evento señalado. Si estás acostumbrad@ a una dieta baja en fibra y de pronto te pones a comer fruta, ensaladas y cereales como si no hubiera un mañana, vas a sentir que vas a explotar. Eso es porque tu cuerpo no ha creado las bacterias (en el buen sentido claro) para digerir esa cantidad de fibra.
Nuestro cuerpo tiene trillones de bacterias que ayudan a procesar la comida en el estómago y en el intestino. Cuando la comida poco digerida llega a nuestro colon, las bacterias intentan deshacerlo produciendo gases.
Evítalo: Haz que tu barriga sea amiga de la fibra construyendo una tolerancia progresiva. Debes añadir 5 gramos (o menos) de fibra de las frutas y verduras cada semana hasta que llegues a la cantidad recomendad de 25-30 gramos. Añade esa cantidad de fibra sólo a una comida al día para que te sea más fácil llevar un registro. Con el paso del tiempo tu cuerpo el número de bacterias de tu estómago irá creciendo y tu cuerpo se habrá acostumbrado a tu nueva alimentación rica en fibra.
4. Merendar barritas de proteínas
Este tipo de barras suelen contener concentrado de proteína whey o de de proteína de leche, lo que hace que tu tripa se hinche si tienes intolerancia a la lactosa. Hay otras que están hechas con proteína de soja que también pueden darte gases (no deja de ser una legumbre) y contiene hidratos de carbono que cuestan más digerirlos.
Solución: Busca barritas de proteínas que sean más fáciles de tolerar, como las de nueces o de arroz. Fíjate bien que la proteína no sea de concentrado sino de aislado, que tiene más porcentaje de proteína pura y menos lactosa. Puede que pagues un poco más pero merecerá la pena.