Las costumbres están presentes en muchos aspectos de nuestras vidas: música, baile, comportamiento e inclusive en la comida. Son parte de nuestra cultura, de lo que nos identifica como pertenecientes a una población en específico. Pero, ¿alguna vez nos hemos detenido a pensar si esas costumbres traen algún beneficio o son buenas de alguna manera?
Muchos de los alimentos que consumimos a diario son hábitos adquiridos, y muchos de esos no son nada saludables para nosotros. Por ejemplo, el azúcar, que está añadido en productos de consumo diario (yogures, jugos, galletas) es uno de los más dañinos.
Sin embargo, otros de los productos que tienen muchos perjuicios son los lácteos. La leche, la mantequilla, el queso que todo el mundo adora y que, en algunos países, es consumido tanto en el desayuno como en el almuerzo y la cena. Esta ha sido una costumbre que data de hace muchos años, pero gracias a la ciencia se han descubierto muchos hechos que nos dan razones suficientes para dejar de consumirlos.
1: No contribuyen con calcio para los huesos; los desmineraliza
Desde siempre, nos han vendido (literalmente) la idea de que la leche y sus productos derivados contienen calcio, el cual ayuda a prevenir la osteosporosis. Pues esto es verdad a medias: la leche sí contiene calcio, pero el cuerpo no lo absorbe en su totalidad, sino solo un 30% de su contenido. Esto se debe a que la leche, además de tener gran contenido de calcio, tiene aún más contenido de fósforo, el cual es exponencialmente incrementado por los productores para darle mayor vida útil. Esto crea complejos de fosfato cálcico, los cuales no son bien aprovechados por el cuerpo.
No conforme con eso, debido a que el calcio es un elemento alcalino, el organismo utiliza el calcio existente en los huesos para contrarrestarlo. Por lo cual, claramente, esto contribuye a la descalcificación de los huesos. La leche no es el único alimento que causa esto, sino, en su mayoría, los alimentos procesados (como el azúcar, las harinas refinadas, el café, el tabaco, entre otros).
2: Son causantes de otras afecciones
La leche (específicamente la de vaca) tiene un 80% de caseína, la cual es una fosfoproteína que se encuentra en la leche y en varios derivados de ella (como el queso o el yogurt). Esta sustancia es de difícil absorción para el organismo humano, y parte de ella (la que no se puede digerir) se queda en el intestino, ocasionando diversas afecciones, como la deficiente absorción de otros nutrientes, problemas inmunológicos, irritación e inflamación intestinal, entre otros.
Además de esto, hoy en día hemos acostumbrado a nuestro cuerpo a comer tanta basura y comida chatarra (además del exceso de medicamentos) que en algunos casos esa caseína restante va a la sangre. La consecuencia de esto son enfermedades aún más graves, como asma, diabetes tipo I, problemas cutáneos o artritis reumatoidea.
3: Están estrechamente relacionados con problemas del corazón
Es bien sabido que la leche y sus derivados tienen un alto contenido de grasa saturada. Esta tiene altas probabilidades de formar placas de ateroma, las cuales incrementan el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular. El consumo de la leche entera está desaconsejado por la Sociedad Americana del Corazón.
4: Puede causar cáncer
Con el paso del tiempo, la industria ganadera se ha estado valiendo de unos cuantos trucos algo sucios para multiplicar sus ganancias. Uno de estos es el uso de hormonas. En lo referente a las vacas, específicamente, les inyectan una hormona llamada “factor de crecimiento insulínico” (IGF-1), la cual hace que las vacas produzcan mayor cantidad de leche de lo que lo harían en situación normal.
Esa hormona la transmite la vaca a través de la leche que, sí, nosotros consumimos, y está directamente relacionada con el desarrollo de cáncer como el de ovarios, de mamas y de próstata.
Como vemos, la industria de los productos lácteos se ha encargado de introducir una peligrosa mentira en nuestra sociedad, de las cuales abundan mucho, como bien puedes ver en Nutrición sin más. Ya queda de nuestra parte tomar las medidas necesarias para ir siempre en pro de nuestra salud.