Revista Coaching

4 Nuevos supuestos que favorecen la relación con otros

Por Dlodestro @dlodestro

Aun viviendo en la era de la comunicación debemos reconocer que tenemos mucho que aprender a este respecto. Debido a que los seres humanos nos relacionamos desde juegos lingüísticos, y como en todo juego hay reglas, pero también hay trampas. El lenguaje nos tiende trampas donde caemos una y otra vez. Estas caídas y recaídas se evidencian en peleas, malos entendidos, relaciones desgastadas y hasta rotas.

Una de las trampas del lenguaje es que nos hace creer que cuando dos seres humanos utilizan un conjunto similar de términos dicen lo mismo.

En tanto hablantes los factores más obvios a detectar son la historicidad y la cultura a la hora de comunicarnos. Por ejemplo, si viajamos a un país anglosajón sabemos que vienen de una historia diferente a la nuestra: habitantes de un país latinoamericano y que por ende tenemos culturas diferentes. Sin embargo, los mayores inconvenientes comunicacionales los tenemos con los hablantes de nuestro propio idioma, es más con aquellos con los que más compartimos.

Esto en gran medida se debe a que damos por supuesto factores que necesitan cobrar mas entidad para relacionarnos con el otro desde nuevas formas. La historia persona es el punto de viraje, ya que la misma generada por la crianza y quienes nos criaron, los amigos que tuvimos, los juegos que jugamos, los maestros que nos enseñaron, y todos los detalles ínfimos que podamos recordar de nuestro pasado condicionaron de una u otra manera la forma de emocionar y pensar reflejando esto en el lenguaje hablado. Esto lleva a cuestionarnos si de verdad existe eso que llamamos  comunicación, si cuando hablamos de comunicar remitimos al acto de poner en común desde el lenguaje (como sentido literal), y como acabamos de ver poco hay de común salvo la cultura y la historia.  Quizás hasta sea más exacto hablar sencillamente de conversar. Esto nos invita a revisar y probar otros supuestos o presupuestos a  la hora de mejorar las relaciones con otros eludiendo las trampas del lenguaje.

Lo invito a probar con los siguientes nuevos supuestos

1)   Uno dice lo que dice y el otro escucha lo que escucha.

Este presupuesto nos invita a revisar y achicar la brecha entre lo que decimos y lo que el otro interpretó. Podemos pedirle una reformulación de lo que escuchó con el objetivo de analizar nuestra claridad a la hora de expresarnos. Note que no clarificamos para saber si el entendió sino si nosotros nos expresamos adecuadamente, esto corre el lugar de la responsabilidad del oyente al hablante permitiendo conocer el segundo postulado que nos ayudará a mejorar nuestras relaciones.

2)   El significado de la comunicación es la respuesta que provoca independientemente de la intensión del hablante.

Solemos dar demasiada relevancia a la intención que tenemos sin darnos cuenta que el resultado de lo que decimos es lo que el otro escucho. Este principio también nos responsabiliza a nosotros como hablantes o comunicadores en el logro de relaciones armónicas y llenas de confianza. Cuando nos hacemos cargo de nuestra comunicación ponemos los resultados dentro de nuestro “circulo de influencia” incrementando nuestras capacidades de acción y evitando preocuparnos por posibles malos entendidos.

3)   Toda conducta tiene una intensión o propósito positivo

Este principio es complementario al anterior. Implica que aun cuando el otro diga algo que no nos gusta, podemos saber que está respondiendo a algún propósito positivo: protegerse, cuidarse, marcar un límite etc., solo que no está encontrando la mejor opción para lograrlo. No importa cuál fue la intensión positiva detrás de lo que dijo o hizo, lo importante es que nosotros sepamos y partamos del supuesto de que la hay. Esto nos permite descomprimir emociones disparadas por una respuesta “inadecuada”.

4)   Hable sobre aquello que no puede hablar: La meta-conversación como recurso

En más de una ocasión nos encontraremos con situaciones que por no haber partido de los supuestos anteriores, la relación con la otra persona ya está afectada. Puede que esta situación nos pese y queramos lograr algún acercamiento, la consigna es “hablemos sobre que no nos hablamos”: hablemos sobre lo que nos pasa, las emociones que tenemos, hablemos sobre lo que pensamos de la situación. Este tipo de conversaciones permite allanar el camino para lograr ver la intensión positiva, hacernos cargo del resultado de la comunicación y reconocer que hablamos y escuchamos desde lugares diferentes.

Partir desde estos nuevos supuestos nos permite evitar malos entendidos, generar mejoras en nuestras comunicaciones incrementando los resultados, pero por sobre todo la calidad de nuestras relaciones se verá directamente afectada adoptando el doscientos por ciento de nuestra responsabilidad en el éxito de nuestras relaciones.


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