Somos mamás, no personas desbordadas. Siempre podemos encontrar un equilibrio, el mejor para nosotras y nuestras familias. Está claro que el mío no es el tuyo. Para mí puede funcionar trabajar fuera de casa y para vos no. Cada cual prioriza y define cómo quiere vivir su vida, y por ende, cómo quiere vivir su maternidad.
Creo que cuando te das el tiempo (en tu mente y en tu corazón) para parar y disfrutar de tus hijos la vida cambia. Ahí es cuando podemos priorizar lo importante, hacer foco en aquello que vale la pena y focalizar nuestras acciones para lograr llegar a nuestro propio equilibrio.
Yo tengo mis permitidos, varios. En casa somos seis: los chicos, mi marido y yo. Todos necesitamos espacio, atención, un abrazo y poder relajarnos haciendo lo que nos gusta. Y también todos tenemos que aprender a respetar los tiempos de los otros.
Los 4 permisos que me doy:
- Priorizar actividades y dejar (varias) para mañana: muchas veces nosotras mismas nos llenamos de tareas “urgentes” que pueden esperar. Cada una sabrá qué puede dejar para mañana, quizás saltear un baño, reemplazar una comida que ya sabemos que no les va a gustar por algo que les guste a todos. En mi caso, si estoy agotada, intento no ponerme más presiones. Salen fideos con queso para todos.
- Salir, en pareja y con amigas: sí, siempre se pueden encontrar el lugar, el momento y el presupuesto. Puede ser una cena, un desayuno o un café antes de buscar a los chicos. Encontrarte con adultos (aunque sea para hablar el 90% del tiempo de los chicos, hace bien, muy bien).
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