41ª maac-chorrada - El placer de caminar con una tortilla pegada a la suela

Zapatillas de El Naturalista con su suela de torilla de camarones

Dani Garcia es un prestigioso chef español que fue alumno de Martin Bersategui, recibió el premio al mejor cocinero joven de Europa (Chef l'Avenir) y regenta el restaurante Calima en Marbella, su cocina, según su pagina web, viene definida por la palabra contradición, no he estado en su restaurante pero con la palabreja uno ya se imagina de qué va la cosa, se trata de hacer una cocina elaborada a partir de la cocina tradicional. Pues bien, leo en el periódico, que a este genio y a la firma de zapatos El Naturalista, se les ha ocurrido una idea tan brillante como "útil", han hecho una serie de zapatos que reproducen platos de la cocina de Dani, pero no en en la parte externa del tacón, tampoco en la puntera, ni en los flancos, ni en la parte de arriba de la lengueta , ni en la pala, ni en los ojales de los cordones. ¿Dónde pues? ¡¡¡En la suela!!! Lo llaman fusión de alta cocina y moda (delishoes). Pero no se come, han entendido que no casa mucho la cocina con el olor a pies, salvo en el caso de los quesos, ni parece muy conveniente comerse la suela de unos zapatos que se han pateado las aceras de media ciudad incorporando los regalos como los que van dejando nuestros amigos los perros y sus dueños. No veas la ilusión que nos hace a los consumidores ir paseando por la orilla de la playa o por el campo en un día lluvioso dejando huella de platos como los garbanzos en remojo, la tortilla de camarones  o la gacha-miga de cangrejo de Dani Garcia. Lo que debe ser muy reconfortante si sales del restaurante Calima decepcionado y amargado por la clavada que te han pegado, espero que no ocurra ni lo uno ni lo otro, es comprarse unas zapatillas de El Naturalista, colocárselas e ir pisoteando las elaboraciones gastronómicas de Dani por las calles de Marbella, así que propongo que en un rinconcito del restaurante ponga una vitrina expositora con el calzado a la venta, sería además una idea que todos los grandes restaurates tendrían que incorporar, evitarían que más de un cliente les montara el pollo, es más, incluso creo que con la cuenta deberían regalar un par de zapatillas por si acaso. Pero bueno, que si esto sirve para que unos y otro ganen su dinerito me parece estupendo, el que debería hacérselo mirar es el que compra el producto por el motivo de la suela gastronómica, pero que ya no me extraño de nada después de ver que a nadie le molesta llevar unas gafas con los cristales escritos con letras blancas, sino que al revés, les gusta más y pagan más...
¿Y por qué no complementar esta entrada con música? Imaginemos a Giulio Cesare de cacería con las zapatillas de El Naturalista: