Revista Religión

45 años de Don Antonio Castillo Lastrucci

Por Saetacordobesa
Hoy, 29 de noviembre de 2012, se cumplen 45 años del fallecimiento de una persona que dedicó su vida por y para la Semana Santa, que estuvo siempre al servicio de los cofrades y cuyas manos, destacando por la expresión de la divinidad, relajación, serenidad y dulzura de Cristo, realizaron la suma de 450 imágenes religiosas.
Castillo Lastrucci.jpgAntonio Castillo Lastrucci, escultor imaginero, nació en Sevilla en 1882. Tuvo ocho hijos. Su obra es muy valorada y extensa por toda Andalucía, habiendo también muestras suyas en otros puntos de España. Está considerado uno de los más grandes escultores imagineros del siglo XX. Murió en Sevilla en 1967 a los 85 años de edad.
Inició su aprendizaje como discípulo del escultor Antonio Susillo, cuyo taller se situaba en la misma calle donde vivía. Enseguida mostró una notable soltura en las tareas que le encomendaba. Cuando tuvo la edad adecuada ingresó en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Sevilla.
La gran destreza que demostró en su juventud le hizo ganar varios premios y una beca para estudiar en los museos de París y Roma. Tras trasladarse a París aprovechando ese reconocimiento, retorna a Madrid para seguir creciendo como artista.
En 1922 recibe un encargo. La Hermandad de la Bofetá de Sevilla le encarga la construcción de las imágenes del Misterio de Jesucristo ante Anás. El Martes Santo del año siguiente, las siete figuras salen por primera vez, y lo hacen recibiendo toda clase de halagos.
45 años de Don Antonio Castillo LastrucciAl acabar la Guerra Civil, se vuelca de lleno en la realización de imágenes procesionales, la mayoría para restituir las destruidas durante la Segunda República, para hermandades de Sevilla, Andalucía y otras regiones y ciudades españolas. Hermandades ya asentadas en Sevilla, como la de la Hiniesta (foto), la de los Estudiantes, San Benito o la Macarena rememoran en este día la gran figura de Antonio, pero si hay algo por lo que en Córdoba se le conoce, es por las maravillas que salen a sus calles en la Madrugá del Jueves Santo. 
Desde San Hipólito, el paso del Stmo. Cristo de la Buena Muerte sale en el más absoluto silencio, y una Córdoba callada dirige su humilde mirada al rostro desvanecido del Señor, que fuese tallado en el año 1945, y tras el cual camina lentamente su Madre, también tallada por Lastrucci. Cinco lágrimas se escapan de los ojos de la Reina de los Mártires, que camina con zancada ancha y bajo la luz de la luna, llorando a cada paso la pérdida de su Hijo.
Sin duda, el 29 de noviembre será recordado en el mundo de las cofradías como el día en el que, aquel que con sus obras se acercaba poco a poco a Cristo en vida, tomó la última revirá hacia Él. 
Saeta Cordobesa

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