Hace un par de semanas, la cadena Cinepolis reacondicionó en el centro comercial Plaza Rio Tijuana una de sus 14 salas con la novedosa tecnología 4DX.
Curioso ante la novedad, decido superar el costo del boleto de $129 pesos mexicanos (10 dólares norteamericanos), siendo comparable con la experiencia IMAX , aún ausente con estrenos comerciales por estos rumbos (el CECUT no cuenta) y que hasta existe una página abandonada en Facebook solicitando tal servicio.
Nada mejor que “Misión Imposible: Protocolo Fantasma” para poder disfrutar de los efectos de movimiento, agua, olor, viento, luz y niebla, en la comodidad de tú asiento. Desde antes de entrar a la sala, existen letreros que advierten a las mujeres embarazadas y personas con problemas cardíacos de abstenerse del servicio, aumentando más mi ansiedad por conocer de que se trata todo este asunto.
Una característica interesante, es que puedes reservar la ubicación del asiento y sobre todo que es respetado al ser uno de los empleados que te acompañe en la serie de filas numeradas como si se tratase de un teatro.
Esperando a que inicie la película, no puedo evitar de ver la serie de luces y ventiladores instalados en la orilla de la sala. Los asientos en las orillas y en la parte inferior, aún se ven nuevos y lo suficientemente cómodos para para poder soportar de nuevo las tres horas de Titanic. Todavía no comienza la película y las primeras risas de los novatos se escuchan alrededor de la sala al empezar a elevarse los asientos.
Comienza la película y las primeras sorpresas son una serie de soplidos en la orilla de la cabeza que me hacen sentirme afortunado de que no estaba recargado al respaldo. Luego comienzan los masajes en la espalda simulando golpes de una pelea (no quiero pensar lo que se ha de sentir con “The Warrior”), para terminar con los emocionantes créditos iniciales que simulan un mecha incendiándose y nosotros balanceándonos de un lado a otro siguiendo los movimientos de la cámara.
Después de IMAX, nunca había visto una pantalla de cine con tan excelente imagen. Parecía como si estuviera mirando una televisión en alta definición. De lo único que me arrepiento es de no haber calculado bien la ubicación de los asientos porque me hubiera gustado experimentar la pantalla más cerca.
Con el transcurso de la película, estaba siendo evidente que la novedad se desvanece a los 30 minutos y tanto movimiento me estaba distrayendo de la trama. Uno tranquilo leyendo los subtitulos, cuando de un momento a otro la butaca se balancea de un lado a otro. Me recuerda cuando un individuo quiere pasar a su asiento porque acaba de ir al baño o ido la dulcería para comprar aperitivos. Lo peor es que pagas para ser sacudido y al menos es muy recomendable cuando vas con una persona que se duerme a media película.
Cualquiera que este leyendo hasta este punto, estaría pensando que otra vez estoy lanzando rayos de destrucción a lo que es una “novedosa distracción”. El punto es que si una película es de calidad todos estos trucos salen sobrando. No hay duda que la experiencia es divertida y es muy factible que regrese para experimentar el 3D, pero sería para algo como “Transformers”, que me da igual si los actores hablan o explotan al mismo tiempo.