5 claves sobre la desafección de los jóvenes hacia la política
Por FundaciÓn Novia Salcedo
Ante
el inminente inicio de las distintas
citas electorales de 2015 he decidido redactar este post para exponer los
posibles motivos de la desafección hacia la política de los jóvenes. El primer
síntoma es la renovación a la que estamos asistiendo estos últimos días. El
auge de nuevas fuerzas políticas es verdaderamente notable, hasta el punto que
la opinión pública da por sentado el fin del bipartidismo. Al mismo tiempo, los
partidos presentes en el hemiciclo desde 1977 se afanan en poner en marcha
campañas de renovación y transparencia
y algún que otro cambio de cara. En mi opinión, llega demasiado tarde y al
estar inmersos en plena vorágine electoral, mucha gente tacha estos gestos de
electoralistas.
Pero
esta desafección no es flor de un día,
es producto de una mala gestión prolongada y mantenida en el tiempo. Un periodo
en el que muchas familias han asistido impotentes a la emigración forzosa de
sus hijos e hijas. Si bien es cierto que la situación socio-económica parece que comienza a mejorar, la tesitura sigue siendo acuciante para miles de familias. La pelota
está en ‘el tejado de la política’ y que es lo que los jóvenes y el resto de la
población encontramos: unos parlamentarios que predican constantemente aquello
del “y tú más” o en su defecto “tu peor”. Asistimos a un contexto político en
el que se requiere altura de miras, visión de país. No obstante, parece que los
intereses partidistas aún priman en la política española en detrimento del bien
común. De todo lo expuesto, podríamos señalar 5 claves:
El incumplimiento de promesas acrecienta esa desafección. /Faro.Info
1. Sólo se premia la fidelidad la ‘meritocracia’ ha quedado relegada al
ostracismo. Alfonso Guerra lo ilustro
perfectamente con la frase: “El que se mueve no sale en la foto”.
Muy pocos políticos han alcanzado la cumbre, expresando abiertamente sus
opiniones en vez de seguir a pies juntillas las consignas del partido.
2. La importancia de reconocer que la
realidad es poliédrica. Es vital a la hora de ejercer un cargo público considerar
los distintos puntos de vista, buscar
incansablemente consensos. Esto permite que las medidas tengan mayor
legitimidad y duren en el tiempo. La Ley de Educación es un claro ejemplo del fracaso.
3. Por sorprendente que parezca, la escasa preparación de los mandatarios
en cuanto a los idiomas es otro
factor de desafección. En estos momentos, a los jóvenes se nos empieza a exigir
el conocimiento de 2 o 3 idiomas para acceder a un empleo. Este factor no hace
más que aumentar la apatía hacia la política.
4. Las comparecencias públicas y
los discursos son demasiado artificiales. Parece que no tienen respuesta
natural para tratar las diferentes polémicas o asuntos que vayan surgiendo. Sus
palabras están desprovistas de naturalidad y huyen habitualmente de las
entrevistas cara a cara con los periodistas.
5. Por último: la corrupción. Es un asunto sangrante
que de no ponerle freno puede llevar al país a un progresivo deterioro
democrático. Propusieron un buen paquete de medidas y leyes para frenarla, pero
la corrupción se ha convertido en el mal endémico de nuestro tiempo.