Revista Cultura y Ocio

5 - Contenedores: dinámicas colectivas, procesos individuales

Publicado el 10 septiembre 2014 por Tomascabado

Hasta qué punto la intención de controlar todos los parámetros no es asfixiar el proceso creativo. Hasta qué punto la mera contemplación del desarrollo de un grupo no es dilatar el valor de sus resultados.

Una de las puntas del proceso está donde me encuentro reflexionando sobre tantas cuestiones. Hasta qué punto estas reflexiones no son cristalizar problemáticas y e idealizarlas. Cuando surge esa pregunta, hay que comenzar a hacer, a dirigirse hacia la otra punta.

A veces parece que trabajar en grupo está directamente en un espacio de acción ajeno al de las ideas que uno tiene, aún sobre los mismos puntos que se trabajan. La dinámica del proceso colectivo toma total preponderancia, la dinámica es el proceso. Las individualidades se imbrican, se amontonan, se buscan, se aíslan, se rechazan. Se arman flujos, circula o se traba la energía y uno simplemente no puede no ser parte, es imposible. La problemática del público, de los "observadores". Luego hay un impasse, un fin del micro-ciclo de cada semana, que en suma son un ciclo grande, o relativamente. Y en ese parate se vuelve a las ideas.

Al volver a reflexionar sobre los lineamientos que tracé antes de empezar y que intenté sostener con coherencia durante todo este proceso, me topo con esto. La dinámica del proceso grupal reemplazó toda necesidad de coherencia teórica, de cohesión en el discurso y la práctica. Y luego de esta reflexión me di cuenta de que es obvio, que necesariamente eso es lo que tiene que pasar si se quiere hacer un trabajo sustancioso desde las premisas que yo traje. Si esas premisas siguen siendo lo más importante de este trabajo, significa entonces que fallé -lo cual no me preocupa, salvo apenas ante la hipotética mirada de otro, que de todos modos luego se va a olvidar de lo que vio, estar inmerso en tanta información al menos de eso nos salva un poco y a veces. Pero si esas premisas funcionan ahora como una plaza abandonada, como estructuras que en un futuro se oxidarán y que nosotros ya empezamos a usarlas para otra cosa diferente de su utilidad primitiva, significa entonces que esto sirvió, aunque sea, como una extraña plaza en algún barrio, que parece que está allí de casualidad y por la cual todos pasan pero nadie se detiene, y en la que nosotros decidimos juntarnos.


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