Carolina del Norte es conocida por sus playas dignas de destino y sus equipos dinámicos de baloncesto universitario, entre otras cosas, pero su capital a menudo está eclipsada por locales más llamativos en todo el estado, lo cual es una pena, porque el homónimo de Sir Walter Raleigh tiene mucho que recomendar. Hogar de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, sin mencionar la cocina de clase mundial, las organizaciones artísticas más destacadas y toda la diversión y los juegos que esperarías encontrar en una comunidad universitaria, el punto más oriental del famoso Triángulo del estado merece una mirada más profunda. Aquí hay algunos puntos destacados para golpear cuando estás en la ciudad.
1. Experimenta el arte
La escena artística en Raleigh no acumula los mismos aplausos que, por ejemplo, la de Asheville, pero cuando se trata de actividades creativas, la capital de Carolina del Norte está a la altura. Con una extensa colección permanente que incluye pinturas renacentistas italianas, arte funerario egipcio, objetos ceremoniales judíos, una de las dos exhibiciones permanentes de arte judío en un museo de arte de los Estados Unidos, y piezas modernas de artistas como Ellsworth Kelly y Ursula von Rydingsvard, sin mencionar un jardín de esculturas de Rodin con piezas de diferentes fases de la carrera de historias de artistas, el extenso Museo de Arte de Carolina del Norte es un excelente lugar para comenzar.
También hay museos de historia natural e historia del estado, pero por algo au courant, diríjase al Warehouse District, una antigua área industrial que ahora alberga una gran variedad de galerías, tiendas, restaurantes y bares. También es el hogar de CAM Raleigh, un museo de arte contemporáneo que presenta una serie rotativa de exposiciones originales protagonizadas por artistas de todo el mundo. El aire acondicionado estuvo fuera el fin de semana que visitamos, pero incluso eso no impidió nuestro disfrute: el espacio minimalista (piense: pisos de concreto, techos estilo hangar y paredes blancas) estaba lleno de llamativos, de collages de medios mixtos desde esculturas de cartulina hasta piezas de madera contrachapada cortadas con láser para un pulpo particularmente llamativo, realizado en corchos de vino y arcilla epoxi.
2. Come tu corazón
No sería una experiencia sureña adecuada sin probar las delicias locales, y la altamente decorada Ashley Christensen es quizás el chef más conocido de la ciudad. Vale la pena visitar cualquier restaurante en el mini-imperio del ganador de James Beard: en el centro, Poole's Diner es justificadamente famoso por su comida reconfortante (el rico y pegajoso macarrones con queso merece una mención de honor), mientras que Death & Taxes pone un estilo contemporáneo, Spin a fuego de leña en productos regionales, y Beasley's Chicken + Honey se desliza por los favoritos de la casa como pollo y waffles, galletas y alitas ardientes. (El miembro más nuevo de la familia, una pizzería napolitana llamada Poole'side Pies, acaba de abrir este mes).
Para mariscos estelares con un toque Cajún, diríjase al centro de St. Roch, un bar de ostras inspirado en Nueva Orleans con un menú que no puede fallar. Pruebe los bivalvos, por supuesto, crudos o asados, pero no duerma con las garras de cangrejo, empapadas en ajo negro y chile; los cachorros de hush, tachonados de langosta y bañados en mantequilla de caña criolla para mojar; y los camarones que se pelan y comen, cubiertos con una salsa de barbacoa con coco, cilantro y lima. (Ahorre espacio para los beignets, si puede manejarlo: salidos de la freidora y servidos con caramelo de bourbon al costado, son la manera perfecta de terminar la comida). También en el centro se encuentra Brewery Bhavana, una floristería combinada, librería, tienda de dim sum y cervecería que ha recibido aplausos nacionales desde su apertura en 2017. Pida un cóctel como el chino a la antigua, enriquecido con oolong y cinco especias, o un vaso de sangría de pepino para tener junto a pasteles de nabo adornados con finos cebolletas en rodajas, albóndigas de mariscos en un caldo de champiñones al ajillo, bao relleno de pollo y cerdo y ensalada de pepino Sichuan.
Finalmente, una necesidad para los amantes de los carbohidratos es Boulted Bread. Ubicado al suroeste del centro de la ciudad, en las afueras del vecindario Boylan Heights, es un asunto artesanal que toma la hornada extremadamente en serio, con un molino de piedra en el lugar que procesa los granos de la herencia utilizados en panes de trigo Emmer y centeno nórdico, y también en los pasteles. si están disponibles el quiche de papa y queso cheddar, el jamón de Benton con relleno de jamón o el bollo matutino con canela y azúcar moteado, tome uno de cada uno. El mismo equipo abrió recientemente Benchwarmers Bagels en Transfer Co. Food Hall, y aunque este neoyorquino era muy escéptico, dio en el blanco, especialmente el sándwich de sésamo y bagel con pescado ahumado, papas fritas, tomates verdes en escabeche y huevas de salmón.
3. Diviértete
Después de toda esa comida, necesitarás desahogarse, y Raleigh ofrece muchas formas de aprovechar a tu niño interior. Para la acción de la vieja escuela, busque Boxcar Bar + Arcade, una sala de juegos con más de 200 opciones para jugar, desde gabinetes clásicos de arcade hasta máquinas de pinball y consolas. Cuando nos detuvimos un sábado por la tarde, estaba lleno de juerguistas, así que prepárate para mostrar tu identificación en la puerta y competir por la atención y el tiempo del cantinero frente al juego que elijas. Si los deportes son más rápidos, los Hurricanes de Carolina están en la ciudad de septiembre a abril, jugando partidos de hockey en casa en el mismo estadio que el equipo de baloncesto masculino de la Universidad Estatal de Carolina del Norte. También hay equipos profesionales de fútbol masculino y femenino, y a solo media hora fuera de la ciudad, puedes atrapar a los Carolina Mudcats, un equipo de béisbol de ligas menores con posiblemente el mejor logotipo del juego.
Para el béisbol de ligas menores, dirígete a los 'burbs. Los Carolina Mudcats juegan en el Five County Stadium en Zebulon, Carolina del Norte. (Ted Richardson / visitRaleigh.com)
Para una copa nocturna con alto valor de entretenimiento, Plus Dueling Piano Bar es un puntazo y medio. Bajo las luces intermitentes de neón, dos pianistas y un baterista suben al escenario giratorio, emitiendo pedidos especiales a una casa repleta. Apóyate en el factor del queso y envía una solicitud: "Paradise by the Dashboard Light" de Meatloaf fue un verdadero placer para la multitud el sábado por la noche que visitamos, o siéntate al margen y toma una bebida; De cualquier manera, asegúrese de tener efectivo a mano para dar propina a los músicos y los camareros. (Si se hospeda al otro lado de la calle en el Hampton Inn & Suites, esta es una excursión especialmente conveniente).
Si esa escena parece demasiado difícil de manejar, quizás lo haría una de las guaridas más bajas de la ciudad. El poseedor del récord mundial Guinness para la mayoría de las marcas de cerveza y la mayoría de las variedades de cerveza de barril, el Raleigh Beer Garden es un gigante de tres niveles con mesas en la azotea, un amplio patio y un vertiginoso 369 cervezas de barril. No hay una copia impresa de la lista de tomas, solo una pantalla digital sobre la barra que recorre las opciones, así que hágase un favor y abra el menú en línea para tomar su decisión.
4. Entra en la historia
Establecida como la sede del gobierno estatal en 1792, Raleigh ha visto su parte de acción. Para una visión general extensa en forma manejable, dibuje con lápiz en una visita al Museo de la Ciudad de Raleigh, unas pocas habitaciones en el histórico edificio Briggs Hardware que atiborran un poco de tradición local en un espacio tan pequeño. La exhibición principal detalla las raíces de la ciudad, desde la cultura y el patrimonio hasta la educación y los negocios, y un cronograma, llamativo en su simplicidad, traza la lucha por los derechos civiles al contrastar lo que sucedía en la ciudad con los acontecimientos nacionales. Las exhibiciones actuales incluyen una exhibición dedicada al fallecido dibujante político Dwane Powell, una que cuenta la historia de Dix Hill, una plantación convertida en institución psiquiátrica convertida en parque de la ciudad, y otra que profundiza en la historia de la barbacoa en Carolina del Norte.
El Yates Mill, alrededor de 1756, es el único molino que queda en el condado. (Maya Stanton)
Yates Mill funciona con agua, gracias a un estanque de 24 acres alimentado por un arroyo. (Maya Stanton)
Originalmente sede de la oficina del gobernador y de todo el gobierno estatal, el edificio del Capitolio se completó en 1840 con una suma de $ 532,682.34, más de $ 13.5 millones según los estándares actuales. La construcción se basó en mano de obra esclavizada durante la construcción de siete años, e incluso dado a todos los trabajadores que no fueron remunerados, el proyecto de ley llegó a más de tres veces el ingreso anual del estado en ese momento. Hoy en día, es un Monumento Histórico Nacional y, según la ciudad, "uno de los ejemplos mejor conservados de un edificio cívico en la arquitectura de estilo renacentista griego". El edificio está en proceso de restauración a partir de septiembre de 2019, pero aún está abierto a la público, con tours disponibles de forma limitada.
Una opción menos esperada para los inclinados históricamente es Yates Mill, el último molino en pie en Raleigh y el condado circundante. Situada en un parque de vida silvestre de 174 acres con senderos para caminatas, un arroyo y un estanque de 24 acres que alimenta el molino, esta maravilla del siglo XVIII aún se fortalece. Eche un vistazo al equipo original, vea una demostración de molienda de maíz disfrazado, o recorra el edificio de arriba a abajo: los recorridos están disponibles de marzo a noviembre y cuestan tan solo $ 5 para adultos y $ 3 para niños. Además, puede recoger una bolsa de harina de maíz, molida en piedra en el local, para llevar a casa como recuerdo.
5. Sal afuera
Pullen Park es el quinto parque de atracciones operativo más antiguo del país, con un carrusel original de 1911 que aún funciona. (visitaRaleigh.com)
En promedio, las temperaturas aquí no bajan a menos de 50 grados, y el mercurio solo aumenta durante el verano, así que salga para aprovechar al máximo. El JC Raulston Arboretum comprende 18 jardines de diferentes tamaños y especialidades, incluido un sereno jardín japonés, un jardín de rosas repleto de cultivares viejos y nuevos, y un jardín de mariposas repleto de plantas herbáceas y leñosas que actúan como cebo para los insectos alados. Detrás de los estudios de la estación de televisión, los Jardines Azalea de WRAL son una joya escondida, incluso cuando las flores titulares no están en flor, con senderos boscosos, flores vibrantes (camelias, hortensias y una gran variedad de plantas perennes, arbustos, suculentas y vides). y esculturas alegres en todas partes.
El Arboreto JC Raulston está compuesto por 18 jardines individuales. (Chris Glenn / visitRaleigh.com)
Dentro de los límites de la ciudad hay un puñado de espacios verdes públicos que vale la pena visitar. Al oeste del centro de la ciudad se encuentra Pullen Park, el quinto parque de diversiones en funcionamiento más antiguo del país, establecido en 1887, donde puede dar una vuelta en el carrusel original de 1911, alquilar un bote de remos y tomar el lago, asistir a un concierto o tocar el Canchas de tenis para hacer ejercicio. Más al oeste, de vuelta en NCMA, está el Parque del Museo Ann y Jim Goodnight, el más grande de su tipo en el país, con terrenos de 164 acres que yuxtaponen más de una docena de instalaciones a gran escala con senderos naturales, paisajes sostenibles y jardines contemporáneos. Moore Square reabrió recientemente después de una renovación de $ 12 millones, y el parque de cuatro acres ahora cuenta con una cafetería al aire libre, un espacio de estilo de casa de árbol, una almohadilla para salpicaduras e instalaciones de arte público.
Fuera de la ciudad, encontrará el muy popular Parque Estatal William B. Umstead, un exuberante oasis verde con 22 millas de senderos boscosos, 13 millas de senderos para montar a caballo y en bicicleta de montaña, y tres lagos artificiales con canoa y alquiler de botes de remos. Busque el arte de la motosierra, un roble rojo caído de 25 pies de largo intrincadamente tallado por los artistas Jerry Redi y Randy Boni para revelar garzas reales, búhos esponjosos, ardillas posadas en ramas frondosas y conejos escondidos en sus guaridas. También está el Área Recreativa Estatal de Falls Lake, que cuenta con siete puntos de acceso a través de un embalse de 12,000 acres sin desarrollar, con playas para nadar, paseos en botes y campamentos en abundancia.
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