En muchas ocasiones, cine y literatura se llevan mal. Hemos visto pésimos films basados en excelentes novelas, y malísimas novelas escritas a las apuradas para aprovechar algún éxito de taquilla. Por eso en vez de meternos con las transposiciones libro/pantalla, elegimos hacer un racconto de los escritores que aman el cine, el mundillo, los guiones…y que los vuelven un ingrediente más de su escritura. Son autores que se formaron leyendo, pero también viendo películas. Y nos lo hacen notar a puro talento.
1) Raymond Chandler
¿Hay algún detective literario que sea más cinematográfico que Philip Marlowe? Sin olvidar a Sam Spade (creado por Dashiell Hammett), Marlowe es quizás el primer nombre que asociamos al film noir. Estilo conciso, casi taquigráfico en las descripciones, diálogos de un humor mordaz y un relato vertiginoso. A la literatura de Chandler nunca le sobran minutos.
2) P. G. Wodehouse
Si existiera screwball comedy en los libros, el podio se lo llevaría este señor. Con un exquisito humor inglés, vocación por poner en ridículo a todo lo solemne y una prolífica serie de personajes carismáticos, P.G. Wodehouse es capaz de crear las situaciones más hilarantes en apenas unos párrafos. Gran parte de su obra está ambientada en pomposas mansiones inglesas, clubes de caballeros y bailes de disfraces, e inevitablemente, los únicos héroes son los mayordomos. Admirado por George Orwell, J.K. Rowling, y Julian Fellowes –el creador de Downtow Abbey-, existe una cruzada por reactualizarlo. Durante años estuvo rodeado de silencio en virtud del lobby que hizo el autor de Winnie the Pooh, quien lo acusaba de deslealtad a Inglaterra (en parte por sus continuas mofas a la aristocracia, y en parte por un malentendido respecto a su situación durante la Segunda Guerra Mundial). La rehabilitación de su nombre cobró fuerza cuando se desestimaron los rumores sobre su supuesto colaboracionismo durante la ocupación nazi en Francia. En 1999 se dieron a conocer documentos redactados por el MI5, que tras una concienzuda investigación concluyó que el hombre “era naif y tontorrón en política, pero decididamente no se trataba de un simpatizante nazi y bajo ningún punto de vista un traidor”.
3) Tonino Benaquista
Cinéfilo, guionista y escritor, con vocación por crear historias que entran y salen del cine o las series de televisión. “Saga” es su obra maestra. Una delirante novela sobre cuatro guionistas desempleados que se proponen crear la mejor basura televisiva en forma de tira costumbrista, con citas de Ingmar Bergman, Sylvester Stallone y Borges, en una pulseada con los gerentes de programación y con el trasfondo de París en los ‘90.
4) Manuel Puig
Si de dramas hablamos, el único autor argentino que se codeó con Rita Hayworth y Charles Vidor, con un talento inigualable en los diálogos y una precisión cinematográfica para los personajes, pensamos en él. Tan tangible era su literatura que cuando Boquitas Pintadas fue llevada al cine, fue prohibida en su pueblo natal con la excusa de no herir susceptibilidades.
5) John Connelly
Si te gusta el terror más truculento y sanguinario, si viste todas las películas basadas en cuentos de Stephen King, asesinos seriales y hechos paranormales…deberías leer a John Connolly. No apto para estómagos sensibles, su mezcla de humor negro, ciencia, género policial, gore literario y personajes sobrenaturales es única. Quienes preferimos un terror más light podemos conocerlo con “The Gates” (traducida como Las puertas del infierno están a punto de abrirse). El capítulo en que los demonios entran a un pub es desopilante, y de haber sido cine, se parecería a Shaun of the Dead.
2014-09-02 Pilar Martínez