De todas las etapas de la vida humana, la niñez es sin duda alguna la fase en la que adquirimos ciertos hábitos que luego seguimos toda la vida.
Por eso se dice a menudo que la educación en las edades tempranas es la que más nos afecta y la que hace que nos convirtamos en las personas que somos como adultos.
Una de esas costumbres que vienen de la infancia es el cuidado de la salud. Este hábito se crea en casa y es crucial introducir este tipo de educación desde el principio.
Se puede empezar por la aplicación de pequeñas reglas, que luego se desarrollan en hábitos saludables y sirven como prevención de diferentes enfermedades.
Con el objetivo de crear dichos hábitos, en primer lugar es importante que los niños aprendan a lavarse las manos a menudo, sobre todo antes de comer, después de llegar a casa y después de ir al baño.
Las manos transmiten muchas enfermedades y por eso es fundamental que los niños creen el hábito de lavarlas con frecuencia, un sencillo gesto que puede evitar la aparición de infecciones intestinales y respiratorias.
De igual manera, es sumamente importante que los niños aprendan a cepillarse los dientes tres veces al día. En su caso, es mejor desarrollar este hábito saludable lo más temprano posible, ya que te ese modo los niños pueden crear su propia autonomía. Lavarse los dientes después de cada comida nos proporciona una sonrisa perfecta y una buena salud bucal.
Además de estos hábitos, también es importante que los pequeños aprendan a beber suficiente agua, incluso cuando no tienen sed.
Cabe destacar que el agua ayuda a mejorar la hidratación corporal que, por su parte, mejora la salud. Asimismo, se deberían evitar los refrescos y otras bebidas azucaradas, puesto que estas no tienen los mismos beneficios para el cuerpo como, por ejemplo, el agua, la leche o los zumos naturales.
Aparte de los líquidos buenos para la salud, es también importante que los niños aumenten el consumo de fruta y verdura. En edades tempranas se recomienda que por lo menos la mitad de la comida que consumen los niños sean frutas y verduras porque aportan vitaminas y minerales.
Del mismo modo, es importante que los niños aprendan desde pequeños la importancia de estar activos y de practicar deporte.
En edades tempranas se recomienda realizar actividad física a diario y durante unos sesenta minutos aproximadamente. Esto les ayudará a crecer de manera saludable y desarrollarse adecuadamente.
En conclusión, los padres deberían tener en cuenta estos cinco consejos que no son tan difíciles de aplicar, aunque requieren cierta disciplina.
Sin embargo, la creación de estos hábitos educativos proporciona a sus hijos la oportunidad de crecer de forma sana y mejorar la salud en general.
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¿Qué opinas sobre estos hábitos educativos para mejorar la salud de los niños?
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