La educación autoritaria está por todas partes. Tan solo hace falta observar lo que ocurre a nuestro alrededor para darnos cuenta de la inmensa cantidad de situaciones en las que se da. Ya os conté, hace unos meses, aquella situación que viví en la terraza de un bar, con una abuela y su nieta en la mesa de al lado de la mía. Hoy, de nuevo, he sido testigo de una situación similar, que me ha hecho reflexionar durante largo rato. ¿Por qué, este tipo de educación, sigue estando presente entre tantas y tantas familias si el tiempo (y las investigaciones) están demostrando sus terribles consecuencias? ¿Qué es lo que ocurre en la mente de un padre o una madre que decide aplicar una educación basada en mensajes negativos, gritos, castigos y maltrato?
Mi larga reflexión me está llevando a unas conclusiones. La primera de ellas es la enorme necesidad de concienciar de que otra manera de educar es posible. La educación positiva y respetuosa, esa en la que muchas personas todavía no creen, va asomándose entre tanto grito, castigos y falta de respeto, pero todavía es muy largo el camino a recorrer. Y, para crear atajos, para pasarlo rápido y hacerlo lo más llevadero posible para sus víctimas, es necesario informar, explicar y, sobre todo, conseguir que muchas mentes autoritarias consigan hacer el click definitivo. La segunda de ellas es que he podido comprender que alrededor de este tipo de educación existen unos mitos que las personas que lo aplican creen ciertos; estos mitos son los que impiden que las personas autoritarias opten por llevar a cabo otras formas de educación más respetuosas.
Y, como es necesario formar, informar y desmentir las creencias de la educación autoritaria, aquí va mi granito de arena. Os cuento los 5 mitos que perpetúan este tipo de educación tan negativa, irrespetuosa y cruel.
La educación autoritaria: Un método muy peligroso… y caduco.
La educación autoritaria es un método educativo que emplea el control y el miedo para conseguir moldear las conductas de las personas a las que se dirige, generalmente niños y niñas. Los mecanismos de actuación suelen ser los castigos, gritos, mensajes destructivos e incluso diferentes tipos de maltrato (físico y/o verbal) como consecuencia a conductas disruptivas y/o poco aceptadas. Este método educa a través de la autoridad, en su uso de poder más tóxico.
Este tipo de educación se basa en las características conductuales de los niños y niñas, sin tener en cuenta sus emociones. En muchas ocasiones, las personas que han sido educadas bajo este tipo de educación, escuchando constantemente esas 20 frases que tu hijo/a no debe escuchar, presentan baja autoestima, bajo autocontrol, trastornos mentales y otros problemas del estilo. Han aprendido, además, que este estilo educacional es el más adecuado, por lo que lo reproducen en su ambiente social, especialmente cuando se convierten en padres y madres.
Durante muchos años, el método autoritario ha sido el más reproducido por la mayoría de familias. Coincidía en un periodo en el que el sistema emocional de l@s más pequeñ@s estaba totalmente anulado; los niños y niñas se consideraban agentes que aprendían por causa-efecto, sin tener en cuenta lo que podían llegar a sentir en este proceso. Por suerte, actualmente, y debido a la creciente importancia que se le está dando a la capacidad de sentir de l@s pequeñ@s, están apareciendo otras formas de educación mucho más respetuosas, en las que las maneras de hablar, de actuar y de enseñar son totalmente diferentes, pero igual o más efectivas. Me refiero a la disciplina positiva.
No obstante, todavía existen muchas personas ancladas en formas de educación tradicionales y autoritarias, que apoyan estas maneras de crianza como las únicas válidas y efectivas. Y para ello se apoyan en unos mitos, que las nuevas formas de educación se han encargado de desmentir, apoyados por la evidencia empírica. Son muchos mitos los que hacen perdurar la práctica de estos métodos educativos desfasados. Aquí te dejo los 5 más importantes:
1-Los gritos y castigos son necesarios para que l@s niños y niñas respeten a sus padres.
Totalmente falso.
Lógicamente, si un niño/a recibe gritos y castigos a diario, probablemente se dirija a quien le grita de una manera temerosa. Y muy probablemente intentará evitar enfadar a esa persona. Esto, en muchas ocasiones, puede confundirse con respeto, aunque el/la pequeñ@ no actúa así por respeto, sino por miedo.
El miedo y el respeto no tienen nada que ver.
El respeto es saber comportarse socialmente, entender que existen formas de actuar y de hablar que pueden dañar la autoestima de los demás, y evitar hacer uso de ellas. El respeto es necesario para tener una vida social plena y satisfactoria, y de la misma manera que lo damos, también lo debemos recibir. No obstante, la persona que nos grita, nos castiga, nos menosprecia y nos pega no está mostrando respeto hacia nosotros, y nos está enseñando que esta es la forma más aceptada de actuar, lo cual nos impide ser respetuosos con los demás. Por eso, una persona que grita a los demás está provocando que los otros se dirijan a él con miedo, y no con respeto.
¿Y qué decir del miedo? El miedo es una emoción incapacitante, que nos bloquea, nos impide ser nosotros mismos y que tiene consecuencias en nuestro desarrollo emocional. El miedo nos impide abrirnos a quien nos grita, nos impide confiar en él. Y yo, llegados a este punto, me pregunto: ¿Qué familia es capaz de desear que sus hij@s no confíen en ellos? ¿Qué padre/madre no desea que sus hij@s puedan tener la libertad de contarle cualquier problema que estén sufriendo? Lógicamente, la disciplina autoritaria dinamita la posible confianza entre padres e hijos, dificulta la comunicación e impide que l@s niñ@s confíen en sus padres para poder contarles los problemas que pueden estar sufriendo en su día a día.
2-Muchos hemos sido educados con métodos autoritarios y no hemos tenido problemas
Totalmente falso.
Si nos diéramos una vuelta por cualquier clínica de psicología, psiquiatría o símplemente preguntáramos a nuestro entorno más cercano, nos daríamos cuenta de la enorme cantidad de gente que sufre problemas de ansiedad, depresión y/o baja autoestima. Si, se trata de personas adultas; la gran mayoría, fueron educadas con métodos autoritarios en su niñez.
No todas ellas reciben ayuda psicológica. Desgraciadamente, los centros de salud no cuentan con suficientes profesionales de la salud mental, por lo que, quien quiere terapia psicológica, debe costearla. Esto hace que no todo el mundo tenga acceso a estos tratamientos, y que muchas de estas personas, ante la imposibilidad y/o los prejuicios de acudir al psicólogo, nieguen su estado y digan que no lo necesitan. (Mi experiencia me ha hecho ver que existe gente así a montones).
Pero la realidad está ahí; muchos trastornos psicológicos gestados en la primera infancia, debido a unas formas educacionales que no han favorecido la gestión emocional, y esto, año tras año, ha tenido un poso demasiado perjudicial para la salud.
Así que sí: muchas de las personas criadas con métodos autoritarios han tenido problemas, y siguen teniéndolos aunque no sean conscientes de ellos y/o no los quieran afrontar.
3-Los padres y madres deben ejercer su autoridad, porque es su papel en la crianza
Falso, en parte.
Es verdad que los padres y madres, así como los maestros y maestras, profesores y profesoras, sanitarios y sanitarias, fuerzas de seguridad y un largo etc son figuras de autoridad. Eso es así y hay que respetarlo.
No obstante, en muchas ocasiones creemos que la autoridad valida formas de actuar autoritarias, cuando no es así.
La autoridad no se demuestra gritando, castigando y menospreciando. Así, lo que demostramos es nuestra capacidad de generar miedo en los demás, no autoridad.
La autoridad se demuestra estableciendo límites, y existen muchas maneras de conseguir que l@s más pequeñ@s respeten estos límites, y sobre todo, de enseñárselos. Nosotros somos figuras de autoridad, pero la autoridad no solo se demuestra haciendo daño a los demás. La crianza respetuosa también ofrece autoridad a los padres y madres, lo que ocurre es que se consigue mediante otro camino mucho más positivo y válido. En este camino, también existe una clara relación causa-consecuencia, pero el amor, el afecto y el respeto está presente en cada paso que damos. Unos padres y madres que necesitan castigar, gritar y menospreciar a sus hij@s para conseguir la autoridad que merecen, no están actualizados en las nuevas formas de crianza que están a su alcance actualmente.
4-Las llamadas de atención autoritarias les enseñan a regular sus conductas
Totalmente falso.
Las llamadas de atención autoritarias (gritos, castigos, mensajes destructivos, maltratos) les inculcan miedo, y por tanto los niños y niñas aprenden a no hacer la conducta que ha desencadenado esas consecuencias. Pero esto no es aprender.
Aprender no solo es saber lo que no se debe hacer, sino también lo que sí se debe hacer. Un niño/a que aprende, mediante un grito, que no se puede cruzar una calle cuyo semáforo está en rojo, no aprende cuando debe hacerlo, porque ese mensaje autoritario no le ofrece esa opción. Y, como esta situación, encontramos muchísimas más.
Es necesario centrarnos en lo que sí se puede hacer, en vez de en lo que no se puede hacer, y por supuesto, no tomarnos las conductas indeseadas como oportunidades para realizar juicios negativos y/o mandar mensajes totalmente destructivos (es que eres tonto, es que no sabes hacer nada bien…). Cambiando estas verbalizaciones y juicios por otros muchos más respetuosos, podemos conseguir grandes efectos positivos en nuestr@s pequeñ@s.
Cuando enseñamos a un niño/a lo que sí se debe hacer en cada situación, también estamos enseñándole a regular sus conductas. Mi post “20 frases que mejoran la confianza de tus hijos” puede ayudarte.
5-Los niños y niñas deben aprender lo que está mal para no volverlo a hacer
Estoy de acuerdo en esta afirmación. Si buscamos una definición de la educación de andar por casa, podemos decir que educar es enseñar lo que está bien y lo que está mal (aunque definir qué está bien y qué está mal tampoco es fácil, pero este ya es otro tema).
No estoy de acuerdo en el método que usan las personas autoritarias para hacer saber que una determinada conducta u acción no está bien, o no es correcta. Los gritos, castigos y menosprecios no son la única vía para que una persona aprenda a comportarse (sobre todo si es un niño/a, con una salud emocional en construcción). Una persona puede aprender con buenos modales, modelajes correctos, a partir de la propia experiencia, con sus consecuencias naturales y mediante el razonamiento. Estas son las bases con las que enseña la disciplina positiva y/o crianza respetuosa. Y, sobre todo, es una manera mucho más sana y respetable de educar.
Así que sí, está claro que los niños y niñas deben aprender lo que está mal para no volverlo a hacer, pero también deben aprender lo que está bien (un cachete, un grito y/o un castigo les enseña que algo está mal, pero no les dice qué deben hacer en su lugar para que esté bien) y, sobre todo, no tienen por qué aprenderlo con dolor.
Por todo ello, y más aún a partir de la práctica de otras formas de crianza mucho más respetuosas, la crianza autoritaria ha demostrado no ser la única posible y, mucho menos, la única efectiva. Es necesario comprender la necesidad de cuidar la salud física y emocional de l@s más pequeñ@s para poder cambiar nuestra forma de educar. Espero que el tiempo y la información hagan su efecto, y poco a poco podamos transitar hacia estilos mucho más positivos y respetuosos.
Si quieres leer sobre la educación actual y la crianza respetuosa, te recomiendo leer mi entrada “5 libros imprescindibles sobre maternidad”, donde te recomiendo 5 lecturas que a mi, en su día, me aportaron muchos valores positivos.
Y tú, ¿qué piensas al respecto? ¿Con qué método fuiste educad@? ¿Te dejó secuelas? ¿Qué método usas en tu maternidad? Estoy desenado que me cuentes, ¡te leo en comentarios!