Un partido más de jueves por la noche que no da el mejor espectáculo. En esta ocasión los Dallas Cowboys aguantaron para hilar su onceava victoria consecutiva en la temporada, esta vez como visitantes ante los Minnesota Vikings.
Estas son cinco observaciones sobre el partido.
1. No Zeke, no ofensiva en Dallas.
La afirmación con la que abro puede parecer demasiado determinante, pero ahora que tengo su atención me explico.
Acumular 86 yardas en 20 acarreos no está mal para el corredor Ezekiel Elliot, sin embargo constantemente se topó con pared al intentar correrle a una de las mejores defensivas de la liga.
Cuando digo que no hay ofensiva, me refiero a que esta unidad pierde su identidad cuando el factor Zeke se limita, esa es la razón por la que batallaron tanto para establecer un drive largo y sostenido (convirtieron sólo una de nueve terceras oportunidades). Las jugadas de play action no funcionan igual y por ende el QB Dak Prescott tiene problemas para encontrar un receptor desmarcado, lo que lo llevó a improvisar y a usar sus piernas en varias ocasiones.
Prácticamente cada categoría estadística estuvo en contra de los Cowboys; perdieron la batalla de tiempo de posesión (26:43 – 33:17), que usualmente ganan, perdieron más balones de los que robaron (1-2) y registraron menos yardas netas que su rival (264-318).
Estos registros, sobre todo jugando como visitante, regularmente implican una derrota, sin embargo este equipo encontró la manera de ganar.
2. Castigos en momentos determinantes.
En total la suma llegó a 10 castigos para 78 yardas, ese es el número frío. Lo importante es que por lo menos dos de ellos cambiaron el partido. En el momento en el que ocurrieron.
El primero de ellos del CB Orlando Scandrick cuando el LB Anthony Hitchens había interceptado y habría puesto en buena situación a su ofensiva. El segundo del TE Gavin Escobar cuando Elliott había tenido su única escapada del partido.
Estas son el tipo de situaciones que en un partido determinante, de Playoffs por ejemplo, pueden meter al equipo en una espiral negativa, ya que le dan vida al rival.
3. La defensiva de Vikings recordándonos lo buena que es.
El ataque de los Cowboys era uno de los mejores y más contundentes entrando a la semana 13 (tercero mejor en puntos anotados y yardas totales), sin embargo la defensiva de los Vikings no se intimidó ante ello y nos dio una muestra de porqué deben seguir siendo considerados uno de los mejores cuadros de la liga.
Llegaron al encuentro como los terceros mejores en número de sacks y en esta ocasión sumaron tres unidades más a su causa. Los DEs Danielle Hunter y Brian Robinson hicieron ver su suerte a Doug Free y compañía estando constantemente sobre Prescott.
En el centro del campo, Eric Kendricks se reafirmó como una máquina defensiva capaz de hacer todo lo que un LB requiere; tacklear, cubrir pase y disparar. Cuando la defensiva mostraba doble disparo a ambos costados del centro, Kendricks terminaba afectando la jugada, ya sea disparando o botándose en cobertura.
Por su parte el perímetro hizo un gran trabajo obligando a Prescott a extender las jugadas debido a las buenas coberturas.
Definitivamente una unidad digna de respeto.
4. La defensiva mantuvo a los Cowboys en el partido.
Ya hablamos de la falta de productividad del ataque de Dallas y es por ello que lo hecho por su defensiva cobra tanta relevancia.
Una vez más apegándose al estilo “bend but don break”, le dieron muchas libertades al QB Sam Bradford entre las yardas 20, pero cuando en el momento de la verdad simplemente cerraron la llave y no permitieron ninguna anotación de 6 puntos, además de que evitaron una crucial conversión de 2 puntos al final del encuentro.
Es cierto que esta defensiva rara vez generan sacks y que tiene más de un mes que no se roban un balón (el de este partido vino en equipos especiales), sin embargo cuando se requiere de una jugada importante, hacen la detención.
Cabe mencionar que en el ya mencionado intento de conversión de 2 puntos, hay una no marcación arbitral por un golpe a la cabeza de Bradford que le habría dado una oportunidad más a los Vikings de empatar el partido, sin embargo el resto del partido se comportaron a la altura.
Muy destacable la actuación del CB Anthony Brown, quien se ha convertido en “el novato olvidado” en el equipo, ya que ha visto mucha acción en el campo desde la lesión de Morris Claiborne haciéndolo muy bien. Podemos reprocharle el largo TD de DeSean Jakson la semana pasada, sin embargo su cobertura específicamente en este partido fue muy buena llevando constantemente a los receptores de los Vikings a la orilla del campo y dejando ventanas muy apretadas para encontrar el balón. Es raro ver que un jugador seleccionado en la sexta ronda sea tan relevante en los Cowboys.
5. No hay sensación de peligro ante la ofensiva de Minnesota.
Cuando tu juego terrestre no llega a las 100 yardas y tu ataque aéreo se limita al llamado “dink and donk”, es difícil generar una sensación de peligro en el rival.
Stephon Diggs, el receptor más peligroso del equipo y cuyas habilidades son ideales para estirar el campo, promedió 7.4 yardas en ocho atrapadas. En situaciones de largo yardage, es increíble como Sam Bradford se empeña en lanzar pases que no van más allá de la marca del primero y diez.
A pesar de que orquestó un drive de último minuto, la sensación de un inminente Tiempo Extra nunca existió, por lo menos para mí, aun cuando ya estaban en zona de gol. Se requería que el equipo anotara dos veces (una de 6 y otra de 2) y eso lucía muy difícil dado el desempeño que vimos del ataque a lo largo del partido.